Hoy, día de San Valentín, quisiera reivindicar un disco publicado a finales del pasado año, concretamente el 21/12/2021 (observese la nada casual sincronicidad numérica) por el sello granadino Sweet Mary Records, que vale muchísimo la pena resaltar. Se trata del debut en solitario del británico Darren Joseph Anderson con Songs for Mystic Lovers. Su voz y su guitarra están arropadas por Tony Molina (guitarra), Alberto Ávila (teclados), Aroa Sánchez (coros), Javier Cantudo (batería) y Javi Rodríguez (bajo).
Cabe destacar que este disco está promocionado por varios prestigiosos sellos independientes como Sweet Mary Récords, Lucinda Records, KOTJ Records y Hurrah! Música. Esta joya ha llegado a mis oídos hace tan solo un par de semanas y creo que es un disco muy especial, tanto por su calidad musical como por su belleza estética. El extraordinario artwork de la portada es obra de la ilustradora Victoria Rodríguez, que ha creado todo un imaginario, con reminiscencias renacentistas y arquetipos inspirados en las cartas del Tarot, que harán de este Songs For Mystic Lovers un objeto de deseo para coleccionistas fetichistas.
Darren Joseph Anderson es un músico multiinstrumentista, cantante y compositor británico nacido en 1969 en un humilde barrio de Sheffield. Graduado en literatura inglesa, empezó a tocar la guitarra con 17 años escuchando discos de The Smiths y The Velvet Underground. Con 20 años ingresó en una banda de british folk al estilo Fairport Convention. Después de una etapa de dudas existenciales, decidió marcharse a la India con su maestro espiritual y posteriormente se trasladó a España, iniciando su andadura en Cuenca y Valencia, decidiendo instalarse en Granada en 2003.
Su música por aquellos entonces era espiritual, siendo todos sus viajes fundamentales para su evolución personal y artística, lo que fraguó su autenticidad. En 2017 Darren dio muestras de su talento como líder de Sunset Riders, un proyecto tan breve e intenso como inolvidable. De aquel momento profesional llegamos a heredar un impecable álbum homónimo que ha terminado por adquirir estatus de culto con los años. Su individualismo y devoción, que entraña cierto carácter eremita evidenciando su poco interés en el negocio, le convierten en una «rara avis» en el panorama musical actual.
Este mago del jangle pop, en el que confluyen todas sus capacidades tanto artísticas como alquímicas, tiene un talento especial para aleaciones musicales que van desde los pantanos de Lousiana en los 50 a la California de los 60, pasando por la Nueva York de la Factory de los 70, el Manchester de los 80 o la Granada de los 90. Darren crea una amalgama melódica sin prejuicios ni límites estilísticos, dedicada al servicio de cada canción, sin importar si esta adopta forma de balada folk, blues gótico o mantra.
Es este un trabajo de preciosismo acústico y lírico que estremece por su pureza, dando forma a una obra que sorprende por su aparente sencillez, pero que a medida que te sumerges en ella resulta ser de una inquietante y abisal profundidad, tan atemporal que pareciera poder reencarnarse en otra vida.
El álbum en vinilo consta de trece magistrales cortes y el CD añade además cinco bonus tracks. En él podemos encontrar temas como «Black Alhambra Night», un vigoroso blues rock con contrapunto vocal a cargo de Aroa Sánchez Huertas, aleación imposible de la oscuridad caleidoscópica de Echo & the Bunnymen impregnada de Velvet Underground y la contundencia de Iggy Pop. O como «Beatrice», el folk más primigenio y purista de Paul Giovanni en su banda sonora original The Wicker Man (1973), con letras de una profundidad ascética en busca de «conexiones álmicas».
También tenemos temas como «Landlocked & Drowning», inspirada en el confinamiento, que le afectó personalmente a pesar de su carácter ermitaño. O como «Sparrows», tema con evocadoras reminiscencias a The Blues Project. O como «To Break a Promise», desengaños amorosos con bases «smithsianas» al más puro estilo Morrissey. O «Death», un mantra que glorifica la trascendencia del espíritu sobre la materia, oda a la reencarnación.
Es este un trabajo de preciosismo acústico y lírico que estremece por su pureza, dando forma a una obra que sorprende por su aparente sencillez, pero que a medida que te sumerges en ella resulta ser de una inquietante y abisal profundidad, tan atemporal que pareciera poder reencarnarse en otra vida.
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Psycho Dj. Perdida en un laberinto sonoro del que no quiero salir...
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