El gallego Alejandro Guillán (Catoira, Pontevedra, 1990) es Baiuca. Y Baiuca no es solo tradición ni es solo modernidad, sino un trabajo ejemplar y fascinante de aleación. Y por encima de todo es creación de nueva sabiduría a partir de saberes antiguos. El primer álbum, Solpor (Raso Estudio, 2018), consiguió exactamente lo dicho: fascinar. El segundo, Embruxo (Raso Estudio, 2021) afianzó y expandió el embeleso.
Nombre habitual y destacado en numerosos festivales nacionales de referencia, lo es cada vez más en citas dedicadas a las músicas del mundo, tanto europeas como globales. Tras protagonizar una de las actuaciones del reciente Mallorca Live Festival más valoradas por público y entendidos, este sábado monopolizará el escenario de Es Gremi (24’20€, 22h) en un nuevo capítulo de las Live Nights organizadas desde el certamen.
Comprar entradasEs de suponer que ya estés acostumbrado a oír siempre las mismas definiciones sobre Baiuca: «Sí hombre, aquel que fue teclista de directo con Novedades Carminha», o «claro, el que sacó un gran disco de synthpop hedonista como Alex Casanova». ¿Por qué nació Baiuca y por qué no acabaste haciendo garage o pop-disco-dance?
Durante mucho tiempo quería arrancar varias cosas. No me gusta quedarme con un solo género musical. Ya desde que tenía 20 años. Y a veces es difícil mezclar varios proyectos en uno mismo. Al principio iba a ser algo paralelo, una exploración de un nuevo mundo. De hecho, ya estaba trabajando en el segundo disco como Alex Casanova.
Si cogemos como parámetros fundacionales, por un lado, todo tu trabajo con la tradición, su música y sus instrumentos, y por el otro tus conocimientos de producción y las herramientas de la electrónica, ¿qué te hacía sentir más confiado, más seguro de qué sabías lo que querías crear?
La verdad es que me sentía verde en ambos aspectos. Todo era prácticamente nuevo.
Ni enciclopedia de saberes populares ni productor con experiencia suficiente.
Exacto. ¿Cómo conseguir que suene con la misma fuerza un pandero junto a un bombo y un bajo? O mezclar una caja de ritmos con los ritmos ternarios de la música gallega. Todo era una exploración constante.
Dice un músico local cuya de gran sabiduría que Solpor es el disco de un recién llegado más que prometedor, y que Embruxo el de un sabio.
¡Qué gran halago! El primero lo vendí como un disco que me había llevado a nuevos caminos musicales. Cada canción era una puerta. El segundo es más conceptual, con los sonidos más claros, por ejemplo no con tantos samplers encontrados en tantos discos de tantos lugares y épocas.
Dave Holland, antes de -como él mismo ha declarado- «atreverse» a grabar Hands con Pepe Habichuela, pasó dos años estudiando y tocando flamenco. Ry Cooder reconoció haber tardado años en saber con seguridad cómo quería tocar y producir en Talking Timbuktu junto a Ali Farka Touré. ¿Tú ya eres el Baiuca que querías ser?
Afortunadamente, aún estoy descubriendo y descubriéndome a mí mismo. Si no lo sintiera así la energía que siento haciendo toda esta música bajaría o desaparecería.
Rodrigo Cuevas [con quien Guillán ha trabajado]: «Asturias y Galicia son lo más sexy que uno puede echarse a la cara. Música tradicional y arte popular llegan a cotas de perfección tan altas porque sirven para eso: para gustar, cortejar. Tanto baile como canción. Generación tras generación cincelando aspectos para llevar a alguien al huerto». ¿De acuerdo?
Si lo dice él, desde luego [ríe]. Es muy cierto. En la música y los temas tradicionales hay varios mundos conceptuales omnipresentes. Aunque lo interesante también es que depende mucho de quién y cómo los cante. En esencia ya pasaba por ejemplo con Mecano, que tenían canciones cuyo punto de vista era el de un hombre pero los cantaba Ana Torroja, una mujer.
¿Buscas que la música de Baiuca sea sexy?
Más bien elegante. Y después, de bailar. Y si se puede conseguir ser elegante, hacer bailar, y además al final ser sexy, mejor.
Dice tu colega Carlangas [quien fuera cantante de Novedades Carminha] que la verbena es puro espacio político, «un prado donde suena una cumbia y todos bailan. Jóvenes y mayores, gente humilde y peña con pasta. Hay pocos espacios donde eso ocurra». Tu música desde luego verbenera no es, pero sí me ha parecido siempre optimista. Puede haber morriña o saudade, pero no la melancolía que a menudo impregna densamente la música popular del norte de España.
Mayormente es así, aunque depende de en qué momento la crease. La clave es que estamos en el siglo XXI, y aunque utilice o me inspire en melodías incluso del siglo XIX, quiero que suenen actuales. Y cada vez quiero escapar más para estar en el día de hoy y sentir que hago música de hoy. No creo que me consuma el pasado.
¿Dónde resides?
En Barcelona.
¡Ah! Ya no vives en Madrid, la gran capital de la que dicen que todo es verdad y sobre todo que posee una «energía» única que no solo recarga sino que inspira.
Es cierto y lo he vivido en los años que pasé allí estudiando y viviendo.
Los mallorquines conectamos de manera singular con la Ciudad Condal y con Catalunya por cuestiones evidentes de lengua y cultura, y también por la luz del mar. Pero es otro modelo de gran urbe. ¿Te inspira?
Siempre me inspirará Galicia, pero claro que allá donde decides vivir te inspira y te imbuye. De todas formas, Barcelona para lo que me ha servido es para sentirme europeo por encima de todo. De hecho, cada vez tengo menos ganas de sentirme, digamos, «latinoamericano».
Supongo que te ha llevado a ello el cosmopolitismo tan genuino de la capital catalana.
Es lo que iba buscando y hacia donde sentía que quería evolucionar.
Me llaman mucho la atención tus portadas, tanto de singles, EPs como álbumes. O son con fotografía antigua tratada, o con artes plásticas casi puras, maquetado de textos aparte. Curiosamente, menos en tu último single, Diamante (su último lanzamiento del pasado noviembre, junto a Alba Reche). Se intuye una voluntad muy consciente.
Sí, tanto en portadas como en videoclips. La parte visual siempre ha sido fundamental, al mismo nivel que la musical. Casi todo es de Adrián Canoura, también la de Diamante, y el objetivo es el mismo: buscar nuevos simbolismos, nuevas formas, incluso nuevos colores más allá del negro y gris de unas fotos antiguas.
Cuando alguien que produce electrónica lanza un reworks, un disco de remezclas, está dejando más que nunca que otros -productores- invadan directamente su terreno y su trabajo. A grosso modo, ¿qué buscabas? ¿Una cierta continuidad con el «sonido Baiuca» o propuestas casi rompedoras?
Lógicamente llamas mayoritariamente a quien conoces, pero sobre todo a quien te gusta y con quien quieres trabajar. No quería acabar directamente en el club, pero sí acercarme más, que la música sonase más pinchable.
Es decir, menos Matías Aguayo cuando afirma «siempre me atrajo la idea de música electrónica que no sea solo para el club», y más del palo bass y post-dubstep de GAZZI.
Sí, aunque obviamente das libertad total para hacer lo que quieran porque sabes que te va a gustar. Tanto si suena más cercano a la estructura clásica de pop o más al club.
Una curiosidad puntual: ¿y Portugal? No asoma mucho por tu música. Lo portugués digamos estricto, o lo que iría desde Amália Rodrigues hasta el Cabo Verde de Cesária Évora.
Cierto, aunque algunas incursiones sí hay. Pero por supuesto que me interesa, principalmente la de más al norte, la más cercana a mi tierra o también a León.
Ya que hablábamos de remezclas y revisiones: ¿crees que te apetecerá un Baiuca sinfónico, o estrictamente acústico, o rockero y guitarrero?
Puede ser en el futuro. Alguna vez se me ha pasado por la cabeza, pero ahora mismo mi cabeza está centrada en la creación.
Realmente me intrigaba si iba a haber futuras colaboraciones con gente como Heredeiros da Crus, Os Resentidos o Triángulo de Amor Bizarro.
[ríe] Ahora mismo mi parte rockera está durmiente.
O, no sé, el vasco Kepa Junkera, otro gran innovador a partir de la tradición.
Sí tengo en agenda alguna colaboración con alguna gran figura, pero de momento no te lo quiero contar.
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Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.
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