La publicación del libro El dulce despertar, de Jimmy Oklahoma, y la edición del recopilatorio La música no engaña (Discospolo), ha devuelto a la actualidad mediática a la mejor banda de poprock que han dado estas islas
La Granja copa redes sociales y medios digitales en las últimas semanas. Pero por hechos y motivaciones de las que ellos poco, o nada, tienen que ver de manera activa. Un escritor y reconocido fan plasma en negro sobre blanco la historia del grupo y coetáneamente una veintena de bandas nacionales crean su particular cover sobre ellos. Esta entrevista se pactó antes, bajo el pretexto de haber grabado recientemente un tema tras dieciséis años sin entrar en un estudio. Un villancico, sí, pero que sigue sonando ‘granjero’ y que ha supuesto una pequeña esperanza para unos fans incondicionales ávidos de nuevas canciones y, por qué no, todo un disco como los de antes. Guiem Porcel, vocalista del grupo, explica esta deliciosa «rareza» llamada Navidades con George Michael.
Es una canción diferente en estructura a lo habitual y con temática navideña. Surgió de un proyecto inicial donde artistas de las Islas debían hacer un villancico. Al final ese proyecto colaborativo no se materializó pero nosotros decidimos grabar nuestro tema y sacarlo.
Lo colgaron en youtube y se viralizó a las pocas horas.
Breve resumen de su historia. Ganaron el concurso PopRock de Palma en 1986 y con ello la posibilidad de grabar su primer disco. Luego vinieron más con producciones más potentes, discográficas más importantes y prestigiosos estudios de grabación. Salieron de sa roqueta para girar y fueron creando de manera natural himnos que se corean en cada uno de los selectos conciertos que siguen ofreciendo a lo largo del país. Nadie discute hoy que son un icono del pop español de los ochenta y noventa. Eran unos chicos rebeldes con un futuro prometedor. Y así ha sido. No quizás para las discográficas, que no supieron seducirles ni, cuando lo hicieron, retenerles. Fueron Disco de Oro cuando había que vender muchos miles para conseguirlo. Pero seguir subiéndose al escenario completando aforo treinta y cinco años después, conservar fieles a sus fans de siempre, seguir sonando y transmitiendo la misma energía, el mismo gusto, y la misma fidelidad a un estilo y que nadie se canse de ello, eso es tener éxito. Siguen disfrutando como en sus inicios, transmitiendo esa autenticidad que nunca abandonaron desde que esos compañeros de cole se reunieron para formar un grupo que se presentó, y ganó, al concurso más importante en las islas en la década de los ochenta y que les catapultó al éxito. Gestaron para siempre la banda sonora de una generación de mallorquines, aquellos jóvenes frenéticos de finales de siglo en busca de diversión, conciertos, risas, motos, amores y aventuras cada fin de semana.
Pregunto por el secreto de seguir sonando fresco, actual y reconocible tres décadas después.
No sé si todo el mundo estaría de acuerdo con eso. Yo creo que el sonido es reconocible porque teníamos unas influencias muy marcadas y aún siguen estando ahí. La frescura tal vez venga porque el grupo nació en una época donde el punk estaba muy reciente, cuando lo importante no era la técnica sino la actitud. Con el tiempo uno no puede evitar aprender a tocar y cantar mejor, pero hay líneas rojas que nunca traspasamos: mejor fuerte que flojo, mejor corto que largo. tampoco quisimos renunciar nunca a ese aire de amateurismo de nuestros comienzos.
Ya lo tenían claro desde esos primeros ensayos de colegiales de secundaria cuando les bastaban tres acordes y mucha actitud para atreverse con versiones de Ramones. Esa actitud permanece intacta hoy.
Seguir haciendo directos es también una manera de salir de vez en cuando de nuestras otras realidades. Tocar por ahí siempre es mejor que estar sentado frente al televisor.
Un directo que siempre ha sido su principal activo «porque la gente se lo pasa bien con nosotros. Antes quizás era porque dábamos motivos al personal para moverse, y ahora porque se saben unas canciones que les recuerdan buenos momentos de su vida. Lo que siempre hemos tenido claro es que cuando nos subimos a un escenario hay ofrecer algo diferente al disco. Nada de secuencias pregrabadas, tempos clavados al estudio ni afinaciones impolutas». Muy clarito. «Para sonar igual que en el disco, mejor que se lo compren y lo escuchen en casa».
¿Y hasta cuándo durarán esas ganas?
Nos gusta el directo y pensamos seguir haciéndolo mientras tengamos un público que nos quiera ver. Hemos ido adquiriendo un cierto compromiso autoimpuesto con nuestros fans.
«En cambio, no vemos mucho sentido en estos tiempos encerrarnos en un estudio y grabar un disco como los de antes. Los tiempos han cambiado. Consumimos rápido, demasiado rápido. Podemos grabar un tema a modo de single, como el villancico de estas pasadas navidades, pero un álbum completo como los de antes no le veo mucho sentido. Ahora la gente prefiere ver series que largometrajes, prefiere consumir un fragmento en redes sociales que una canción completa. Eso sí, canciones tenemos y quizás grabemos algo próximamente.»
Tema recurrente. Pero inevitable este último año donde el mundo se paró, también para los músicos, y de manera especialmente severa, drástica y dura. «Nosotros no somos músicos de esos de tocar cada día y vivir enteramente de y para la música, pero tenemos mucho amigos y conocidos que lo están pasando realmente mal, y es muy frustrante. Supongo que la mejor manera de enfocarlo, si hay ganas y energía, es aprovechar este parón de la música en vivo para estudiar, probar y aprender cosas nuevas y mejorar o componer. Pero tampoco es fácil durante este ambiente. En nuestro caso ha influido mucho a la hora de reunirse, ensayar con normalidad, o intentar hacer o programar algún concierto. Pero no nos podemos comparar con esos tantos músicos profesionales que vivían al día de los actuaciones que hacían. Para ellos está siendo muy duro. Salvo seis o siete años que vivimos enteramente de la música, La Granja siempre ha sido un pasatiempo para cada uno de nosotros. Eso sí, un pasatiempo que nos ha dado muchas alegrías».
Nunca han hecho planes a largo plazo y tampoco es ahora el momento de tomar grandes decisiones. Solo proyectos inmediatos y el próximo me lo desvela.
Lo que sí vamos a hacer ahora es reunirnos en La Granja en torno a un chuletón y que nuestro gran Chamán examine los posos de los Ribera que lo rieguen para que nos diga cuál es el camino a seguir. Nada se decide sin pasar por este filtro. Y esto es lo más serio de toda la entrevista.
Sin aclarármelo apuesto que lo prefiere vuelta y vuelta. Sangrante.
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