Marc Seguí (Palma, 1998) dice que no es un tsunami. De acuerdo, acotémoslo a «tsunami creativo». Esa idea le gusta más, y la cuestión es que su corta carrera musical ha dado ya para hitos varios: una primera cover que ruló más que el ajo, un primer single más viral que el desamor y puntapala de buenos singles posteriores, un tema y su remix alcanzando dimensión mundial, un primer EP hipernotable y un larga duración poderoso, por encima de prometedor, ambos ya con Warner.
De nuevo con Warner y en coedición con Taste The Floor, disquera navarra donde se les nota mucho lo muchísimo que aman la música, lo último es el sorprendente y sugestivo EP de seis temas AAAAAA, que además llegó en marejada personal. Y hay más: cuatro nuevos singles ya en 2023 que están rulando envidiablemente, que merecen ser mundiales por ser más que hipernotables, poderosos, más que prometedores, etc, etc, etc.
No está mal para no ser un tsunami (creativo). Marc Seguí actúa este sábado en Es Gremi (21:30 h, 22 €), y viene con una banda, dice él, extraordinaria. A mí no me hacía falta que me lo especificara. Es Marc Seguí: como poco, habrá música extraordinaria por todas partes. Etc, etc, etc.
¿Hablo con el tsunami Marc Seguí? [en su último single «Muuurakami» canta: «Mi amor por ti es como un tsunami»]
[ríe] ¿Tsunami?
Tsunami creativo, claro.
Si tú me defines así, supongo que soy yo.
No hay nadie aquí que nos vaya a llevar la contraria.
Pues me doy por aludido.
Sacaste tu último EP en abril de año pasado y ya tienes cuatro singles nuevos. Tu directo también será una evolución constante. Hay que meter los temas nuevos.
Exacto, y es un ejercicio bastante complicado para mí. Comparando la temática del EP mucho más oscura con los nuevos singles, que se parecerían un poco más a lo que hacía antes, me ha llevado por ejemplo a dar una pequeña charla en los conciertos explicando de qué va el EP y por qué un cambio digamos tan repentino. Que viene básicamente de venir de una época más triste y un poco más jodida, para estar ahora en una normalidad, en la alegría que suelo llevar siempre.
Después de gritar con «AAAAAA», ¿a qué le gritas ahora?
Diría que le grito a bastante menos cosas. Estoy bastante más tranquilo. Antes estaba mal conmigo mismo, con mi alrededor, con la música. Y estar mal con la música, que es mi vida y obviamente mi trabajo, era estar mal con algo que supone un 80% de lo que me llena. Hacía canciones que en aquel momento incluso podían no gustarme aunque ahora me encantan. No me llenaban, hasta que me di cuenta de que lo que quería era simplemente contarle a la gente lo que sentía en ese momento. Y de ahí ese «¡aaaaaa!». Para que mi música pudiera ayudar a gente que estuviese pasando por un momento similar.
¿Cuándo y por qué se te metió en la cabeza el concepto banda para tu directo?
Desde el principio. De hecho, cuando más se me metió fue al inicio de esa etapa tan mala. Empecé a asistir a jams, que en Madrid hay muchas. Ver a tantos músicos improvisando en directo fue como descubrir algo nuevo de la música que nunca había tenido delante, y en unos espacios donde no existía el ego. Solo gente disfrutando de la música en un ambiente muy natural. Ahí me enamoré de los instrumentos en directo. Desde entonces llevo casi tres años con banda. Por eso llevo una espectacular, con unos musicazos que en directo siempre se regalan. Siempre hablo maravillas de ellos porque en los directos desde luego música de verdad no va a faltar más allá de los ordenadores.
¿A quién llevas?
Pues es que ahora mismo en la escena en Madrid se están dando a conocer muchísimos músicos. Tocan por todas partes. Llevo a unos cuantos de los que considero sinceramente de los mejores que hay. He rondado mucho por jams y conciertos, y llevo a gente como Cristian Delgado a la batería, que con 22 o 23 años le pega a la batería de una manera muy diferente a cualquiera, o al menos para mí. En las teclas llevo a su padre Sergio, un cubano que toca increíble cualquier género musical. Fernando Fraga a la guitarra toca como los chorros del oro, y el bajista habitual no puede venir, pero traemos a Carlos Martín que también es brutal.
Y haznos spoiler hasta el punto que consideres: ¿a quién invitas este sábado?
Habrá dos artistas. Uno es obviamente Xavibo. El otro me guardo su nombre, solo diré que me parece un músico prodigio. Ahora mismo es el artista que más me gusta de este país, tanto como cantante, productor, músico y proyecto en general. Y acaba de sacar un disco increíble.
Tienes un tema con Pablo Alborán y una colaboración con Pimp Flaco. Me gusta tu cintura.
Total. Es que hoy día no tiene sentido eso de «Alborán es demasiado pop», o «Pimp es muy urbano». Todo eso queda atrás. Admiro cualquier música y cualquier tipo de trabajo que esté bien hecho. Lo que ha hecho Pimp Flaco y lo que está haciendo con Cupido me parece increíble. Y Pablo me parece ya una leyenda. Un tipo súpertalentoso totalmente abierto a colaborar con nuevos talentos. No puso absolutamente ningún tipo de problema sino todo lo contrario. Estuvo muy encima y muy ilusionado con la canción. Además en el videoclip se abrió totalmente a mi mundo, estando plenamente de acuerdo con toda esa fantasía. No miro ni números ni estilo de música sino encontrar un estilo y un mundo en que estemos cómodos.
De hecho con Dani [Daniel Blanco, Pimp Flaco] tienes dos colabos. ¿Más cómodo o más interesado en su modernidad irreverente que no en la digamos más formal de Alborán?
Es casualidad, aunque sí es verdad que con Dani tengo más relación y cercanía. Siempre lo he dicho: es el mejor de España. Es el mejor letrista, con el que más me identifico y de quien más me gusta su música. También me gusta mucho lo que hace su hermano [Kinder Malo, Teodoro Pedraja]. Seguro que vendrán más colaboraciones con Dani, y me gustaría que también con Kinder. Y quizás vengan también con Pablo. Ahora mismo ya estoy trabajando en un nuevo disco, y me encantaría que Dani estuviese. Ojalá esté en todos los que haga.
El mejor letrista. ¿Ya desde «Haters»? [tema de 2015]. Porque vaya zurras pega. Certerísimas, pero vaya zurras.
[ríe] ¡Sí! Al Flaco me lo llevo escuchando desde el principio. He consumido todo tipo de música, y me encantaban los inicios del trap en España. Me los comí con papas. Me comí todas las movidas y todos los beefs [controversia o rivalidad entre artistas, real o simulada, en la que se difaman mutuamente en las letras]. Todo aquello ha madurado muy bien, y Dani ha evolucionado a algo muy innovador, también con Cupido. El otro día los vi en el WiZink y se me saltaban las lágrimas. Un directo increíble.
Ahora soy yo quien te hace spoiler: Pimp Flaco y tú compartís más cosas. Con mi extra como DJ me pasa muchísimo que al pinchar temas vuestros venga gente a preguntarme «¿Este temazo de quién es?».
¡Qué bueno! Coincidimos también en que nos curramos mucho las letras, y en que a nivel sonido nos hemos acercado bastante.
Parece mentira que en la era de la información en la que vivimos a veces cuesta saber las cosas. Dame nombres de con quién colaboras en tus personalísimos y a menudo muy geniales estilismos.
Desde hace año y pico trabajo con Carla Menéndez. Una fuera de serie y una loca. Coge cuatro trapos sucios y te hace una camiseta increíble. Valoro muchísimo que con cobre te hace oro. También con su asistente Carlos Varela. Ahora mismo tengo listo un 80% del nuevo disco, en el que he querido ser muy innovador y estoy muy centrado en ello, pero en cuanto lo acabemos retomaremos ese trabajo conjunto para crear un nuevo mundo visual. Me gusta que las cosas se puedan tocar y ver.
Misma intención para tus videoclips, diría que de lo mejor que se puede ver en este país. Si no me equivoco, todos con Phoskifilms.
Todos los videoclips los hago con ellos. Con Óscar Fernández, otro mallorquín que es amigo mío desde pequeño.
Siempre cantera mallorquina.
¡Siempre! Siempre digo que tiro para mi isla todo lo que puedo. Óscar es mi amigo desde los ocho años. Se puso a grabar videoclips para un rapero del Arenal, y nos decíamos riendo «tal vez algún día hagas alguno para mí». Y aquí estamos los dos en Madrid viviendo de lo que nos gusta.
En estilismo y en lo visual también tienes trabajos con la diseñadora de moda y DJ de moda Aina Losange, otro portento creativo, y desde hace años.
Exactamente. Trabajé con ella en mis primeros años, donde se encargó de todos mis estilismo y ayudándome en todo mi mundo visual. «Pinta y colorea» lo hice todo con ella. Es una diosa como diseñadora y como DJ. Por eso ahora está por todas partes. También disfruté mucho con el trabajo de Sasa Monterde, quien entonces era la asistente de Aina. Lo hacíamos todo entre los tres. Es otra gente con quien seguro que en un futuro haremos más cosas.
Has llegado a declarar: «Me desenamoré del proceso de hacer música»”. Pues solo hay dos tipos de artistas: los que se divierten mucho, mucho, mucho haciendo música, frente a los que aunque al final se lo gocen, para crearla sufren mucho, mucho, mucho. A día de hoy, ¿en qué punto te sitúas?
Ha dependido mucho de la época. Hay momentos en tu carrera en los que puedes disfrutar más y otros menos. Frente a plazos de entrega, prisa detrás y presión que ha habido, este año he hecho un ejercicio de darme un espacio gigante para hacer la música. Y cuando la tenga ya me presionaré para crear el mundo visual y todo lo demás. Quise coger el espacio necesario para hacer un disco en el que no vea ningún skip [ejercicio habitual hoy día de saltar una canción sin escucharla entera, propio del consumo vía streaming], sino solo temas que me parezcan increíbles. Que vea cómo he innovado y que vaya a estar orgulloso toda la vida. Lo estoy de «Pinta y colorea», pero también es un disco hecho con menos experiencia. Era decirme «ya tengo un disco, vamos para adelante». Ahora quiero tener la sensación de que el disco va a envejecer muy bien, como tengo con «AAAAAA».
Se lo pregunté a Xavibo, y te lo pregunto a ti. Solo hay dos tipos de artistas: quienes escriben las canciones para unx mismx y si posteriormente el público conecta bienvenido es, frente a quienes siempre escriben para terceras personas. Su respuesta fue: «Creo que cuento demasiado sobre mí mismo». ¿La tuya?
Fue bastante sincero en su respuesta [ríe]. Yo prefiero reservar un poco más mi intimidad y lo que me está pasando. Obviamente escribo mucho sobre mí mismo, como también sobre terceras personas. O llego contento al estudio y hablo sobre cualquier cosa. Lo cierto es que cuando escribo sobre mí no soy muy explícito. Te enseño hasta donde quiero. Cuento exactamente lo que quiero contar, porque lo importante es que el resultado final sea bueno para mí. Que yo entienda lo que estoy diciendo, para quién y cómo lo cuento. Es un contexto que a la gente le puede venir muy bien para imaginar más historias.
A la gente mallorquina emigrada, Xavibo, Samantha Hudson, tú, hay que preguntárselo: ¿cómo llevas vivir lejos del mar? Porque el mar lo cura todo.
¡Fatal, joder! A veces incluso me escapo un solo día. Se me da muy mal estar lejos del mar, o tener que caminar muy rápido por la calle, o tener que estar a las 7 aquí, a las 8 aquí, a las 9 allí y a las 10 allá. Sé que la tranquilidad de la isla no la voy a poder encontrar en ningún sitio. Tengo muy claro que quiero morir en Mallorca. La música es un proceso y ahora me toca estar aquí por mi carrera, y sé que lo voy a disfrutar siempre. Pero no dejo nunca de echar de menos la isla, y sé que en cuanto me lo pueda permitir, volveré.
¿Cumples con el mito, el cliché y la leyenda? ¿Tienes canciones escritas frente al mar? ¿O al final donde se trabaja es en el estudio y el local?
Las canciones se hacen con un micro delante [ríe]. Que te pille una historia con un micro para grabarlo todo. Pero es verdad que, por ejemplo, este verano estábamos en Galicia, bloqueados en el estudio, y con Carlos Ares, uno de mis productores, cogimos la guitarra y nos fuimos hacia el mar. Y las ideas nacieron. Es un poco mito, pero salir de cuatro paredes blancas y que te dé la brisa del mar es un refresh que sucede.
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Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.
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