
El cliché periodístico dice «¡Paren rotativas!», y hay que pararlas cada vez que Miquel Serra publica disco. Eivissenc de 1975, técnico agrícola, cultiva fresas en su terreno y cultiva canciones en su sensibilidad, a saber el qué con mayor afán y dedicación. Lo importante es que siga queriendo grabar y tocar en directo sus canciones, normalmente febril en lo primero y menos en lo segundo. Tal vez ni una cosa ni otra sean lo fundamental para él, habida cuenta de que a menudo reparte sus fresas en sus conciertos.
Serra es un observador sencillo que, como los mejores traductores, detecta en ello significados inagotables. Y así los va derivando en canciones y textos, que suelen necesitar de cien escuchas hasta darse cuenta de que hablan de cientoyuna verdades primordiales. Acaba de publicar nueve sencillos universos bajo el título Las Hayas Arce en la casa barcelonesa Foehn Records. Manufacturado entre él y el técnico de sonido Sergio García Pérez, incluye samplers de Miquel Perelló y Jorra Santiago.

Leo que Las Hayas Arce es resultado de las sesiones de Una casa és pànic (Foehn Records, 2022). Lo primero pienso y quiero saber es, siendo tus universos en absoluto pequeños y para nada unidireccionales, qué has metido en este nuevo mundo de nueve canciones que no cabía o no quisiste meter en los mundos de Miquel Serra que contienen las nueve canciones anteriores.
La concepción que puedes tener tú o cualquiera que escuche ambos discos con un poco de atención es propia de cada uno. Para mí, las canciones de uno podían haber entrado en el otro. El único motivo por el que no fue así es porque estas canciones [de Las Hayas Arce] me permiten defenderlas yo solo, ponerles una ambientación que no es la de banda, etc. Cada canción en sí es intercambiable, lo que las agrupa en un disco o en otro es el trabajo posterior, de producción, la manera cómo yo las enfoco. Este disco tiene una temática, no sé si es algo que me querías preguntar, que en Una casa és pànic es más ecléctica en cuanto a variedad de sonidos, por mor de la banda, ya que abrimos mucho el abanico. En este último está más reducido y tiene una dirección digamos única.
Entonces, ¿cómo de independiente es Las Hayas Arce respecto de Una casa és pànic?
Tanto como tú lo escuches, o yo lo escuche. Y es independiente en cuanto a que el formato que le quise dar era muy diferente. Bastó con decidir que la banda no intervenía y por tanto me tenía que arreglar yo solo con Sergio. Estaba seguro de que íbamos a llegar a un lugar y un tono diferente.
¿Paraíso o infierno estar trabajando en un disco y tener ya en la cabeza las canciones y el concepto del siguiente?
El hecho de tener canciones en reserva para cuando, al acabar todo el proceso de Una casa és pànic ponerme a hacer otro disco, es de hecho un alivio porque me digo que si uno no sale bien ya tengo un nuevo recurso el otro disco. Que de todas formas, cuando digo que ya tenía las canciones me refiero a que tenía las melodías, pero no las letras. Cuando acabé Una casa és pànic tenía las nueve canciones y dos más que no entraron. Pero ninguna de este. Soy lento con las letras, y ya me fue justo tener las del anterior al ir a grabarlas. Cuando acabé me puse con las de este.
Precisamente, una duda que he tenido siempre: solo hay dos tipos de músicos, los que escriben canciones y desarrollan el oficio, la profesionalidad o incluso el talento de escribir letras, y al revés. ¿Tú?
Soy escritor de canciones, indudablemente. Es lo que me sale más fácilmente y con lo que disfruto más. Las letras son un mal necesario que no tengo más remedio que atravesar, algo con lo que de una manera u otra he acabado sintiéndome más o menos seguro. Pero me cuesta encontrar el momento para hacer una letra con la que me sienta bien. En cambio, con la música, son muchos los momentos en los que me puedo poner a sacar canciones.
Eso lo dice alguien que tiene dos libros editados [Formigues vermelles, poemas y miscelánea, Edicions del despropòsit, 2015; Pendents que arribin els conqueridors, relatos, Empúries/ Grup62, 2021].
Sí, pero es muy diferente escribir una letra y escribir textos.

Desde el autoeditado Opilions de 2009 han sido una decena larga de álbumes. Se podría decir que eres un autor prolífico. Si uno se mete cuatro, cinco, seis horas seguidas escuchando tu música, como he hecho unas cuantas veces, por decirlo de alguna manera te llega una sensación nítida de estar aprovechando la vida. ¿Y a ti? ¿Qué sensación mayoritaria te llega cuando escuchas tus discos de hace años?
Cuando revisito un disco antiguo intento ir con la confianza de que entre aquellas ocho, nueve o diez canciones haya esas tres o cuatro que se conserven bien. Que no me diga a mí mismo «casi todo es un desastre y no regrabaría ninguna canción». Pero también está el cómo enfocamos las canciones en aquel momento. Sea por ejemplo con Pep [Pep Toni Ferrer, quien en 2019 participó como músico en L’elegància dorm además de grabar el disco en Estudis Favela junto a Michael Mesquida], o con la banda, por ejemplo cuando no nos conocíamos tanto. Sí que a veces me digo «esta canción está bien pero ahora la grabaría de otra manera».
Mantra habitual: «Nadie escribe como Miquel Serra sobre la soledad y la pérdida». ¿Te gusta o te parece reduccionista?
No había oído nunca esa definición.
Yo mucho, junto con ese dictamen clásico de «dice lo que pienso y siento pero no soy capaz de expresar». Por eso dudo si es, digamos, justo respecto a todos los universos que escucho y leo en tus canciones.
Estaría bastante de acuerdo si se me tuviera que definir en pocas palabras.
¿Demasiadas pocas?
Es que cuando pienso sobre las pérdidas afectivas, vitales, siempre tengo recursos para hablar de ello. Lo tengo muy presente, o interiorizado, no sé… Me salen unas letras con más capacidad de provocar o crear empatía. Todos pasamos por momentos de pérdida, y yo lo expreso como cualquiera, invirtiendo horas poniéndolo sobre papel. Pero cuando no escribo sobre pérdidas, cuando estoy en un momento optimista en la vida, escribo letras más poéticas, que no tienen la misma densidad o carga emocional. Tal vez por eso pasan más desapercibidas.
Ese ejercicio lo he hecho: decirle a la gente «un momento, te voy a poner un montón de canciones optimistas y vitalistas de Miquel Serra».
U observador, o contemplativo.
¡Incluso a veces frívolo!
Sí, es cierto, es cierto… Pero me cuesta más. Para ser frívolo hay que tener humor, y me cuesta mucho aplicar el humor a la música.
Precisamente: siempre me ha parecido que tu sentido del humor es muy certero y muy eficaz. Detona al instante.
Me sale más en los textos, como en los libros que he escrito, que no en canciones. En las letras no acabo de encontrar el cómo.
La Naturaleza es omnipresente en tu visión del mundo y su transposición a canciones, vinculado mucho también a tu profesión. Pero me pregunto si las ciudades también te inspiran más o menos al mismo nivel, aunque finalmente el número de canciones sean las menos. ¿Existe un Miquel Serra urbanita?
Sí, es cierto. Porque lo enfoco de la misma manera que el campo exterior, el fora vila, la Naturaleza, el mar, el paisaje… No lo hago desde un punto de vista pintoresco, descriptivo, sino como alguien que está allá situado, como en un entorno natural. Porque un entorno urbano también es un entorno natural: es donde vivimos y donde siempre hemos vivido. Y cuando busco la proximidad con la persona que me escuchará me gusta darle la misma importancia a un pedazo de algo verde que de algo asfaltado. No querría que se me identificase como un traductor de la Naturaleza porque no me siento como tal. Solo utilizo recursos de allí para vestir lo que quiero decir. Pero me pueden servir tanto cosas de un lugar como de otro.

Lo has apuntado antes, y suele ser así: solo existen dos tipos de músicos, los que al acabar un disco ya tienen proyectado en gran medida el siguiente, y los que no. Por tanto, tu siguiente disco ya está llamando a tu puerta.
Sí, ya lo tengo prácticamente a punto. De hecho, quería grabarlo este verano.
¿Un spoiler? ¿Hacia dónde irá?
Será… no sé cómo decirlo… Será aún más cerrado, más intimista. No iré a Barcelona a grabarlo sino que será aquí, con Jorra y un cuatro pistas. Será de pocos instrumentos, una cosa lo-fi. Ya veremos… Será como una grabación de casete.
Pues tus discos «intimistas» suelen ser bastante universales. Porque solo hay dos tipos de personas: las que lo dividen todo en dos grupos y las que no. Y dentro de eso, las que cuando acaban de escuchar un disco, inmediatamente, lo ponen otra vez. Eso pasa, si cabe más que con tus discos «amplios» o «expandidos», con los intimistas.
[ríe] Siempre me sorprende cuando alguien me habla de lo que le parecen mis discos. Y me halaga mucho.
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Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.
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