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Publicado el 1 junio, 2021

Pablo und Destruktion: «Puestos a desear, prefiero ser santo que no genio»

Por Víctor Manuel Conejo Manso

Sea renovador o neoclásico, creativamente irreverente o hábil tramposo, genio o simplemente ilusionista, la figura de Pablo García, Pablo und Destruktion, no deja ni puede dejar indiferente. De hecho, los parámetros exactos deberían ser: o te interesa, o te fascina.

Ya son seis discos perfilando un universo sonoro y sobre todo una visión del mundo a través de sus textos de un nivel autoral incontestable. Luego ya decide uno si hay más genio o más artificio, pero sin olvidar que ante el discurso fieramente individual este país sigue teniendo la costumbre más o menos explícita de condenar. A Pablo García, Pablo und Destruktion, se le ha querido condenar desde ciertos sectores naftalinescos, y eso ya es una pista. Ser artista, posicionarse y escorarse hacia la izquierda y el progresismo, atreverse a reflexionar y hacerlo en voz alta, parece mentira pero aún hay quien te lo quiere hacer pagar. ¡País! ¡Jodido país!

Es jodido hacer una entrevista sabiendo de antemano que estás hipotecado, que hay un tope que uno no superará jamás: te entrevistó Anthony Bourdain [institución en el mundo de la restauración y posteriormente afamado presentador de varios programas televisivos de viajes por el mundo con la gastronomía como leitmotiv; su libro de memorias Confesiones de un chef levantó una enorme polvareda al revelar numerosas prácticas oscuras de su gremio].

Sí, y fue la última que hizo antes de morir [se suicidó en 2018 en un hotel en Francia]. Fue una entrevista muy chula, con muy buen ambiente entre todo el equipo. Nos llevaron a tocar a La Cuevona, en Ribadesella. La verdad, se le notaba «tocado» por algo.

El mítico cocinero rebelde. Un genio de los fogones y también de la gestión en restauración y del entretenimiento televisivo. ¿Tú quieres ser un genio? Se comenta que llevas buen camino.

No. Si quieres ser un genio es que no lo eres. No desees nada y lo tendrás todo. Pero puestos a desear, que ya está mal, prefiero ser un santo que no un genio.

Leí no sé dónde que pagan menos autónomo. Cosas del capitalismo.

Ojalá. Aunque pagar autónomo es cosa de capitalismo, comunismo, de todos. Que yo sepa, todos los ismos pagan autónomo.

La entrevista de Bourdain me ha servido para sacar una pregunta me parece que interesante: ¿eres mal cristiano? [en la entrevista García le comenta el dicho «Asturiano: loco, borracho y mal cristiano»].

Lo bueno del cristianismo es que solo conoces los designios del Señor por medio del pecado y a base de la confesión. Para ser buen cristiano uno tiene que ser en cierta medida mal cristiano, lo cual lo hace interesante. En eso se diferencia de otras religiones próximas, judaísmo, Islam, por la figura concreta del pecado. Por eso creo que sí, que soy mal cristiano.

Y ya volviendo a la ortodoxia en la entrevista, pensé «La religión». ¿Está, condiciona la obra de Pablo und Destruktion? Diría que no. A pesar de lo mucho que te interesan filosofía, política y ética. Sociedad y capitalismo. No te interesa ni para músicas ni para textos, a pesar de la portada de Predación (su anterior álbum de 2017 luce el rostro de la escultura El éxtasis de Santa Teresa, obra de Bernini).

Hay alguna referencia directa, como en Preludio corintio [canción que abre Predación], pero lo que hay es mucha mención indirecta al estar la religión tan presente en poesía, música popular, filosofía, ética, etc. El hecho religioso está mucho más allá de las iglesias y las sotanas, o de los burkas y las mezquitas. Sí que me interesan las distintas opciones, por eso por ejemplo he llegado a utilizar pasajes de textos islámicos. Pero al final siempre prima hablar de mi vida, de las cosas que me pasan y de cómo las interpreto, tratando siempre que no haya excesivo peso ni de religión ni de ninguna política o partido concreto, incluso aunque sea el tema de la canción.

Por eso abres Futuros valores con El cortejo, que es la poetización del reguetón. Con mucho de lo que los asturianos llamáis «retranca».

Exactamente. Habla del cortejo en el que estuve con una muchacha, que fue muy largo y muy interesante. Éramos muy distintos: a la vista está que no soy de ir por ahí perreando, pero precisamente esas diferencias generaban esa atracción. Soy hetero radical: cuanto más distinta es la otra persona más puede atraerme. Está muy bien tener afinidades, pero esas diferencias generan ese punto de atracción irracional, extraña, erótica. De ahí los tres tipos de amor: erótico, fraterno y ágape, el espiritual. Yo noto el erótico con personas muy diferentes, y de eso trata la canción, de esos bailes extraños y de los perreos existenciales del cortejo.

Esa primera canción del disco hace pensar en que se valoran siempre, tal vez demasiado, tus referencias políticas, tus críticas sociales lúcidas y sobre todo contundentes, exigentes. ¿Querrías que se valorasen más las crónicas que haces en tus textos, también muy habitualmente, sobre lo que te pasó ayer cuando bajaste al bar?

Trato siempre de mezclar todos esos registros. Pero el tono cotidiano no genera clics, no es periodístico.

Pero es igualmente real y trascendente.

Sí, pero estableces otro tipo de comunicación. Y de cara a las notas de prensa, a lo que llega a los periodistas y por tanto luego se vuelca en las redes, no resulta llamativo. Aunque para mí sea lo más bonito y lo más valioso. El culto a los pequeños momentos de grandeza dentro de lo cotidiano, que todas las personas tienen en mayor o menor medida. Es lo que me gusta: observar el heroísmo en una aldeana friendo un huevo o el misticismo de un paisano con una borrachera llorona.

Un matiz curioso: a pesar de tu conocida y reconocida vehemencia, siempre sólidamente argumentada y versada, no pones títulos excesivamente categóricos, tipo Puta de Zahara.

Porque da un margen de error que no me interesa. Futuros valores me pareció muy adecuado primero por la conexión evidente con los tiempos actuales. Compuse el disco después de publicar esa especie de novela que es La Bestia Colmena, donde hablo del día después, y describo una suerte de apocalipsis cómico que rima bastante con el tiempo que estamos viviendo. Traté de ver lo que habría a toro pasado, intentando vincular todos los discos con la novela. Pero sí, puede que sea menos clickbait.

Todo ese enfoque lleva a pensar en Albert Pla, cuando dijo que escribía novelas porque si escribes en Twitter «Quiero matar al presidente del Gobierno» puedes acabar en un vía crucis judicial, pero si lo metes en la trama de una novela puedes apalizarlo, violarlo, descuartizarlo y darlo a comer a zombies, que no te pasará nada.

Totalmente de acuerdo. La Bestia Colmena es eso, pero no con el presidente sino con los que realmente tienen poder. He intentado dar toda la caña del mundo en asuntos que curiosamente ahora se han visto relacionadas con cazas de brujas, polarizaciones, transhumanismos, delirios colectivos y también sanitarios. Se publicó en 2018, y muchas de las cosas que entonces no se podían decir, hoy día afortunadamente sí se puede. Pero hay que seguir picando piedra para que se pueda hablar de esos temas.

Esa curiosa época ¿pasada? en la que solo se podía opinar en libros o canciones, pero no en prensa. Yo he oído en una redacción a muy buenos periodistas, cuyos textos de Opinión les han convertido en referentes de la profesión, afirmar tajantemente: «La reflexión no está permitida». Pues menos mal que Pablo und Destruktion opina tanto, porque además opinas bien.

Realmente trato de reflejar distintas visiones sobre una cuestión. Serían más reflexiones que no opiniones concretas. En algunos momentos sí puedo tener una visión más parcial, pero precisamente para visiones más parciales ya están periodistas, políticos y otros estamentos. En el musical, o poético, que es el que yo quiero para mis letras, uno se puede permitir estar más polarizado en una de las vistas, pero precisamente a mí lo que me interesa es incluir una pequeña visión más amplia y que sea el oyente quien lo desentrañe. Y la viva.

Para mí lo más fascinante de la música popular en general, donde hay unas construcciones muy raras, es que puedes entender una cosa distinta en la canción o poema en función de lo que tú seas como persona, y de tu grado de desarrollo, por supuesto. Me ha pasado muchas veces que una canción popular de niño la entendía de una forma, de adolescente de otra, en la primera juventud de otra, ahora de otra… Eso es lo que busco en mis canciones. Porque además es una buena manera de transmitir según qué reflexiones que no parecen tener cabida en este mundo moderno de economía de la atención, rapidez, distracciones de todo tipo, de echar leña al fuego, de polarización, de ser claramente de un grupo o de otro. Lo que más me revuelve las tripas es el gregarismo, aunque parece que afortunadamente se está disolviendo.

El problema de todo ello es que a menudo da la impresión de que la gente de a pie, la inmensa mayoría, escucha antes a un cantante que no a un político. ¿No te apetece ser más pancartero?

No, por favor. Ya hay suficientes pancartas. He tratado tooooda mi vida [recalca el adjetivo indefinido] de hablar de esos temas, políticos, filosóficos, pero sin pancarta. Es por respeto a mi audiencia, que considero muy inteligente, muy sensible y con mucho bagaje como para que yo le tenga que dar las cosas masticadas.

Entonces alineado con Fernando Alfaro de Surfin’ Bichos cuando sentenció: «La dificultad es la cortesía del autor con sus seguidores».

Sí, sí. O «la elegancia es una forma de generosidad». Intento ser relativamente elegante con los textos además de, por supuesto, plantear cierta dificultad.

Vinculado a medios, gregarismo, etc., que mencionábamos antes: leo por todas partes que escribías una columna en prensa generalista. Como hoy día todos los medios generalistas, y los especializados en su mayoría, no se preocupan de crear contenidos propios de calidad y se limitan a copiarse los unos a los otros, sobre todo si se trata de cultura, se ve que el primer medio de esa cadena no mencionaba en qué periódico escribías porque no he podido encontrar ese dato.

En La Nueva España, el periódico regional asturiano por antonomasia. La columna me gusta porque es un formato cortito, cercano a la canción. Pero sucedió que con todo el tema digital, con los últimos años de polarización, de automáticamente tener que ser de unos o de otros cuando desde pequeño me he negado a ser claramente de uno o de otro, se complicó todo demasiado. También por eso preferí volcarlo todo en el libro y en las canciones, en vez de en las columnas en prensa. Se sumó que una columna concreta que escribí no sentó muy bien incluso dentro del mismo diario, cosa que puede llevar a que se te agrie el carácter, y yo trato de ser lo más afable posible.

Yo hace pocos meses dejé Diario de Mallorca tras 18 años, periódico que pertenece a EPI, Editorial Prensa Ibérica. Conozco y calibro perfectamente a La Nueva, que es el diario insignia del grupo, y ortodoxia pura en forma y fondo. No soy capaz de visualizar allí a Pablo García.

Me invitó a participar un colega, Chus Neira, que tiene una sección en Cultura. En general estuve muy bien y muy a gusto. No hubo ningún gran problema ni escándalo, simplemente que algunas columnas que enviaba no se acababan publicando, bien por desidia bien porque no gustaban o no entraban bien, y yo tenía demasiadas cosas que hacer con mis giras, mis canciones, etc. Acabé pasando un poco del tema. Con el tiempo casi lo agradezco, porque ser periodista es incompatible con ser trovador. Para cuestiones puntuales está bien, pero el periodista está más pegado a la tierra que el trovador. Prefiero estar un poco más chiflado y un poco más lejos de los grupos de los que hablaba antes, que son los que te bajan demasiado a la tierra.

Entonces la prensa española debe seguir buscando al nuevo José Luis Alvite [columnista extraordinario, único en su manejo del lenguaje, en su momento fue puesto a la altura de Francisco Umbral]. ¿De qué escribías en tus columnas?

De anécdotas vitales varias. Un poco lo que hago ahora en la sección «Ya no hay locos», en el «Hoy empieza todo» de Marta Echeverría, en Radio3. Hablo de vidas de locos míticos, locos de pueblos, de santos extraños, ocultistas, herejes, etc. Antes salía cada semana, pero pedí hacerlo cada quince días porque hacer una canción me cuesta estar dos meses dándole vueltas a una movida, para luego de repente hacerla y cerrarla. Y si me tengo que salir de esa dinámica y concentrarme en otras cosas, sobre todo exponiéndome como pasa en un medio, a veces perdía el hilo de la canción. Por eso siempre digo que me resultan labores un poco incompatibles.

En información generalista, sea política o cultural, alguien lanza un cliché y el resto suele limitarse a repetirlo en vez de crear sus propias piezas. Cliché: «Pablo García ha sacado su disco calmado después de Predación». ¿De acuerdo?

Si calma es compresión en las guitarras, más o menos. Pero no en las letras. Este disco incluye alguna de las más beligerantes, como puede ser Gijón, la versión del Amsterdam de Jacques Brel que he hecho. De hecho últimamente está siendo bastante polémica. En el disco hay más letras en ese tono, pero como ya tengo totalmente interiorizado este tipo de combates me lo tomo con mucha más… sí, digamos calma. Ese tipo de serenidad lo tiene, lo que no quiere decir que no tenga guerra. También la tiene.

Que por cierto, ¿Cómo es que has tardado seis discos en escribirle una canción a tu ciudad?

Pues no lo sé. Sí he ido metiendo referencias directas e indirectas en canciones anteriores. Gijón va mucho más allá de la ciudad y realmente está proponiendo una crítica a la idea de progreso, llevándolo de lo filosófico-político a lo cotidiano. Habla de cómo a cambiado la vida en un barrio concreto de mi ciudad, Cimadevilla, lo que sería el casco antiguo, en el centro. Como el Raval de Barcelona o la Malasaña antigua de Madrid. Los asturianistas lo llaman «Cimavilla», que evidentemente es una contracción de «Cimadevilla». Ahí ya tuve mi primera guerrilla. Luego vinieron otras porque a una serie de gente no le parecía bien eso del mito del progreso que expresa la canción. De ahí acabó derivando incluso en considerarla falangista. Es una canción que está creando mucha polémica, por tanto está bien hecha.

Francisco Nixon [también cantante y principal compositor en Australian Blonde y La Costa Brava] fue mucho más conciso: escribió una canción titulada “Adoro las pijas de mi ciudad” [con LCB]. Es un tema que también he buscado en tus letras, y creo que tampoco tiene presencia temática

No tengo demasiada experiencia con las pijas de mi ciudad. De hecho, estoy empezando ahora a abrirme al mundo del pijerío. Cuando era pequeño sí tenía contacto con los pijos como con quinquis porque a esa edad te relaciones con todo el mundo y aún no te has partido en ningún nicho. Ya de adolescente me metí en el ambiente punk, y por tanto me llevaba fatal con los pijos, incluso con grescas cada cierto tiempo. Pero últimamente, que procuro llevarme bien con todo el mundo, valoro especialmente de pijos y pijas el encanto que tiene la alta burguesía y desde luego el que tiene la aristocracia. Me resulta muy seductor. Poquitín a poco puede que en el futuro llegue a tener alguna historia que me lleve a hacer una canción sobre una pija. Ojalá sea así.

Siempre he considerado una virtud ser capaz de hablar con igual propiedad el idioma de los pijos y el de los quillos.

Muy cierto. Porque en los dos se dicen estupideces y también cosas geniales. Ese prejuicio fundamental, muy propio de determinadas posiciones, me lo estoy quitando a base de vivir, experimentar y conocer gente de lo más dispar.

Y mi mejor amigo en la época del colegio, porque es algo que a esas edades no eliges, era del Opus.

También conocí gente así. Tengo un amigo que se mueve en movimientos sociales, del 15-M, okupas, etc., que era del Opus. Al final no importa de quién seas sino lo que seas, cosa que no te da ningún carnet de partido, hinchada o religión. Por eso es tan difícil jugar, porque hay muchos factores.

Brel también estaba fascinado tanto con la aristocracia como con las clases populares.

Pero no con la burguesía, porque el problema del dinero es desearlo y que ese deseo te corrompa por dentro. Una persona que tiene muchísimo dinero no lo desea porque ya lo tiene. Tampoco quien no lo tiene y sabe que no lo va a tener, y se adapta a un modo de vida marginal. Pero el discreto encanto d ella burguesía consiste en eso: es una cuestión aspiracional, una pescadilla que se muerde la cola. Toda esa cultura trepa es la que más me toca los huevos. Con el propio crecimiento de las clases medias durante una temporada germinó esa cultura burguesa, y por eso es el estamento que menos me seduce. Brel siente fascinación por lo popular y un tipo de aristocracia de la virtud que ni siquiera tiene que ver con un estamento social hereditario, sino con una forma de estar en el mundo sin aguantar que te toque los huevos cualquier mindundi. Es una postura muy necesaria que soluciona muchos problemas a largo plazo.

Y la última cuestión: ¿Qué está pasando en Asturias, que los interpretadores, los actualizadores más acerados y genuinos de la tradición cultural y musical de aquella zona, sois dos personajes tan sui generis como Rodrigo Cuevas y tú?

Gran trabajo el de Rodrigo, que es vecino mío en el Concejo de Piloña [en la zona oriental del Principado]. Su visión de la cultura tradicional es la antítesis de la mía, pero por supuesto la respeto muchísimo y creo que es necesaria. Tenemos acercamientos muy distintos, en algunas cuestiones incluso opuestos, pero eso no hace más que redundar en debates muy interesantes sobre cómo se organiza lo popular. Por ejemplo en la oficialidad del asturiano. Amo al asturiano con locura, pero creo que se mantiene vivo manteniendo vivos los pueblos, y que todo ello está relacionado principalmente con el trabajo, no generando unas instituciones enormes con una elite académica que lo mantenga y lo preserve. Respeto esa opinión pero creo que no es acertada y la historia lo está demostrando. Creo que se tienen que encontrar otras alternativas para que exista esa diversidad cultural que va mucho más allá de la lengua. Todo eso se plasma luego en las canciones, y en ese debate estamos: a Rodrigo le está yendo muy bien últimamente, cosa de lo que me alegro mucho, y estamos viendo cómo eso le obliga a plantear una respuesta a su hipótesis artística, a lo que plantea y pone sobre la mesa, con resultados muy necesarios.

El modelo de modernidad y vanguardia, musical, cultural, artística, está en Asturias. Quién lo iba a decir.

Siempre fuimos muy modernos. Tuvimos a Tino Casal, tenemos a Jorge Ilegal, Nacho Vegas, Víctor Manuel, etc. En Asturias siempre hubo mucho moderneo. También hay gente mucho más joven muy interesante como Tarik Rahim, de padres brasileños con raíces libanesas, Samuel Fonseca o César Maltrago, todos menores de 27 años.

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Publicado por:

Víctor Manuel Conejo Manso - Mallorca Music Magazine

Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.

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