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Publicado el 6 octubre, 2023

Queen Marsa: «Musicalmente encajamos en muchísimos sitios»

Por Conejomanso
Queen Marsa - Mallorca Music Magazine

Con simiente en bandas como Grupo Salvaje, Zombie Cars, Niñosaurio o Extraño, Queen Marsa lanzaron en 2020 su EP debut homónimo merced al sello tarraconense Discos Macarras y al local Runaway Records. Cinco temas grabados y mezclados en Can Puc Produccions por Enric Hernáiz y masterizados por el holandés Hay Zeelen en Mastering Recording. Ya entonces pasó: era imposible no patear el suelo al ritmo de aquella música y, sobre todo, delante de aquel directo.

Grabado y masterizado en los Psychosomatic Recording Studios del infalible Miguel Ángel Riutort ‘Mega’ y con la misma dupla a cargo de la edición, acaba de llegar el primer largo: I am the Land. Manuel Pintos (voz), Jaume Rado (guitarra), Xavi Cárceles (guitarra), Toni Coronado (bajo) y Juan Bonet (batería) han grabado un álbum consanguíneo al EP por su setenterismo y ochenterismo tanto como su fibra sonora del puro hoy. Todo está ahí, en este primer hermano mayor en formato larga duración, que sirve también como recordatorio de algo importante: la gran mayoría de gente que haya visto a este grupo en directo tiene pendiente comprarse nuevas zapatillas y/o botas. Las anteriores quedaron destrozadas de tanto patear el suelo en aquel concierto de Queen Marsa en el que estuvieron.

Fue un placer conversar sobre Queen Marsa y sobre música con Juan, batería de la banda.

Queen Marsa presentan I am the Land este viernes junto a los también locales Devil Next Door, quienes a su vez también estrenan su primer EP Into the fire. Amenizará el interludio entre conciertos MKDB con su disco Zero Killed. Café Club Es Gremi, 21:30h, 10€.

Viernes 6 de octubre a las 21:30 h.

Devil Next Door + Queen Marsa en Es Gremi

Entradas

En prácticamente todas las reseñas del disco se alaba sobremanera el viaje musical años 70-90-actualidad y vuelta-a-empezar que hay en el disco. Muchas hablan de las guitarras, otras de la voz, algunas del bajo. Pues que les jodan a todos: aquí está el batería y vamos a empezar hablando de la batería. ¿Cómo has querido hacer tú ese viaje? ¿Te lo planteaste?

En algunas reseñas me han incluido dentro de lo que llaman «la base rítmica», cosa que no me molesta en absoluto. Pero es verdad que normalmente la batería es un poco la olvidada.

¿Qué hay entonces de setentas, noventas y qué de las baterías de hoy día en lo que has grabado para el disco?

Es que, realmente, ya hice ese ligero viaje cuando entré en la banda porque venía de tocar con Metacorc y con NoLo, un rock digamos mucho más moderno. Por eso, por un lado, no fue necesaria una intención concreta o directa de hacer algo de una u otra manera. Y por otro, sí es cierto que con los aires setenteros de esta banda ya en su momento me quise adaptar un poco, pero no en cuanto a sonido sino a usar algunos de los recursos que se usaban en ese estilo. Fue un poco de trabajo interno que disfruté bastante, porque muchos de los grupos que escucho hoy día evocan a esos tiempos pasados, y porque he escuchado música setentera toda mi vida.

Sobre la cuestión técnica, recuerdo una conversación con el batería de uno de los grupos en los que toqué, en la que descubrí que gran parte del sonido de la batería de John Bonham en Led Zeppelin surgía de que llevaba unos parches muy gruesos.

Cierto, usaban otras capas. En el apartado técnico prácticamente no he modificado nada. He tocado con la configuración habitual de mi batería tanto en la grabación como en los directos. También es que hoy día es difícil que una batería amplificada no suene bien.

Pues si en lo técnico no han sido necesarias grandes decisiones ni modificaciones para cuajar en esta banda, vayamos a lo concreto, material y en general: gran parte del rock de los 70 y 90 se grabó básicamente con bombo, base, un solo aéreo, charles y dos platos. No sé si llegarás a adoptar esa configuración, pero a lo largo de tu recorrido sí has ido quitando elementos de tu batería.

Eso sí que es cierto. De hecho, hace ya tiempo que uso una gama de platos artesanales de Anatolian Cymbals que tienen un toque vintage. Siempre me han gustado los de ese tipo, y con estos obtengo una calidad brutal. Además, tengo la suerte que me patrocinan.

¿Me equivoco si digo que este segundo trabajo es ligeramente menos oscuro y menos blues rock, y que su sonido canónicamente setentero es algo más brillante y más heavymetalero?

Me encanta la pregunta: es cierto, pero no del todo. Cuando sacamos el primer EP no teníamos medios para grabar un disco largo entero. La mitad de este, en realidad, pertenece a ese trabajo anterior. Tal vez esa mitad sí es un poco más blusera, y lo más nuevo algo más heavy. Aunque tampoco ha sido especialmente buscado. Cuando ensayamos o cuando trabajamos los temas nunca buscamos un estilo concreto. Uno trae un riff de guitarra, otro mete algo y lo complementa, y así nacen y crecen. De hecho, si te fijas, nuestras canciones incluso se pueden partir en tres partes. ¡Podríamos hacer tres canciones distintas! Pero en Queen Marsa siempre hemos preferido meter todo lo que sale en un tema solo en ese tema.

Pues esa mezcla de material más antiguo junto al más reciente se nota, y mucho, en algo muy concreto que llama la atención desde la primera escucha: el sonido y la producción general de este disco no cae en el peligro habitual de resultar uniforme hasta la monotonía, sino todo lo contrario. Es un recorrido por diversas densidades de sonido que hace que este álbum suene hábilmente rico e inteligentemente variado.

Estoy de acuerdo, y hay dos grandes trabajos que quiero destacar. Primero el de ‘Mega’ en Psychosomatic. Nos metió una caña brutal. Aunque fuésemos con una idea más o menos clara de lo que queríamos grabar, y aparte de la grabación y mastering, hizo un trabajo de producción enorme. Nos sacó todo el jugo posible. A veces te desespera porque dices «hostia, no llego, no llego…», pero al final siempre te anima para que te des cuenta de que sí llegas. Lo segundo es el orden del disco. Nos costó bastante decidirnos. Por eso en el vinilo no hay Cara A y Cara B. Queríamos el disco tuviera sentido desde el principio hasta el final independientemente de la cara que pusieras primero. Por eso las hemos llamado Cara Q y Cara M. Nos costó mucho, pero creo que en ese orden ambas caras tienen un principio y un final que encajan a la perfección pongas como pongas el disco, tanto como con las dos caras juntas escuches antes una u otra. No hemos respetado normas del tipo «la primera canción es el primer single».

Y al mismo tiempo no puede decirse que sea un disco conceptual. Se intuye que es algo que no encaja con Queen Marsa.

Exacto. Y aunque también sabíamos que esa apuesta se desvirtuaría con la edición cedé y en Spotify, al final ha habido una gran sorpresa. El primer EP lo editamos en cedé, y fue tiempo después que decidimos sacar 400 o 500 vinilos. Y se vendieron todos. A raíz de ir aquello tan bien, ya entonces decidimos que la mayor parte de la próxima tirada sería en vinilo. Pues a día de hoy podemos decir que es lo que se está vendiendo sobre todo. A mí me ha hecho muchísima ilusión porque he grabado varios discos pero nunca había editado en vinilo. Es genial poder guardar un vinilo tuyo junto a los otros que tienes en casa.

¿Cómo trabajáis? ¿Alguien llega con las canciones más o menos cerradas, o sois de los que os basta una idea somera para luego sacarle petróleo con trabajo de local?

Somos un poco altruistas. Nos gusta mucho improvisar, y muchas cosas que salen ahí las grabamos y las guardamos. Entonces un día llega por ejemplo Toni con algo que ha sacado, y vemos que puede pegar con algo de aquello que tenemos grabado. No somos de llegar y hacer un tema desde principio hasta el final. En cuatro años que llevo en la banda no ha ocurrido nunca. Siempre poco a poco.

Trabajo colectivo, nunca individual de componer en casa con la acústica.

Podría ocurrir que alguien llegara con un tema bastante avanzado, pero seguro que pasaría que al ir añadiéndose los demás alguien aportaría algo que nos gustaría más, o que algo nos evocaría a algún trocito de esos que teníamos guardados y querríamos meterlo. Así es como vamos complementando las ideas hasta que tenemos la canción.

Retomando el asunto de la grabación, hay grupos de esencia guitarrera a quienes les descoloca que el productor, o el ingeniero de sonido, les diga con qué amplis tienen que grabar. O grabar la voz con un micro distinto al que suele utilizar quien canta. Sienten como si se desvirtuara su sonido, aunque sea someramente. Ahí también había confianza total en ‘Mega’.

Totalmente. El primer día que vas a su estudio no se graba nada. Solo vas a sacar el sonido para el disco. Obviamente, en función del material que llevas. Lo fundamental es que sería muy injusto grabar un disco que no puedo defender en directo. Por eso lo que buscamos fue potenciar los recursos que sabemos que tenemos, y optimizarlos de cara a lo que queríamos grabar. Aunque, por ejemplo, grabamos con algún previo que Toni no tiene para su bajo, lo que cuenta es que con el material del que disponemos podemos hacer algo prácticamente idéntico. Nadie va a notar diferencia, el sonido es prácticamente el mismo

Precisamente, vuestro directo: su personalidad, su poderío, es una de las piedras angulares en esta banda, tanto en actitud y flow como, igual de importante, en sonido. Por ello, ¿habéis hecho un planteamiento de tocar solo en bolos con un mínimo nivel de producción técnica? ¿Existe la decisión de, si es necesario, rechazar conciertos si no llegan a un nivel de sonido que hayáis baremado?

Tal cual. Y es un problema, porque nos encanta tocar todo lo que podemos. Nos gusta muchísimo. Pero sabemos que no podremos porque es imposible que haya las mismas especificaciones técnicas en todas partes, y no puede ser que el público te vea sonar bien en un sitio y mal en otro. La verdad es que ya hemos tenido que decir que no algunos conciertos, y nos sienta fatal. Tampoco es que precisemos mucha cosa, pero si vemos que no va a haber cierta calidad de sonido, para nosotros no tiene sentido. Es como has dicho: mejor menos conciertos pero siempre con calidad.

Queen Marsa - Mallorca Music Magazine

Otra cosa que reafirma el nuevo disco y que, curioso o no, parece haber sido siempre el sentir general: por canciones, por sonido, por directo, en general por esencia musical, Queen Marsa es una banda muy versátil.

Siempre lo hemos pensado: encajamos en muchísimos sitios. Tal vez la gente está demasiado acostumbrada a encasillar los géneros musicales, a un concierto con tres grupos que tocan el mismo estilo con muy pocas variaciones. A mí me gusta que haya variedad, para empezar porque así atraes a público diferente. Una prueba muy clara: cuando el año pasado tocamos con Samantha Hudson por la Revetla de Sant Sebastià [actuación incluida en el premio por quedar segundos en el Concurso Pop Rock de Palma de 2021], en la Plaça Major había 3.000 personas que pensábamos que se irían cuando saliésemos nosotros tras su concierto. Y fue todo lo contrario: hubo colas entre la gente que vino a vernos porque se ve que no se esperaba que a todas aquellas les fuera a gustar nuestro concierto. Ya hemos coincidido dos veces con ella, se ve que nos trae suerte.

Dicen que desde la barra de un bar y desde la batería, desde detrás del grupo, se ve todo.

Absolutamente todo.

Entonces, por señalar algún episodio que haya acabado siendo significativo: ¿cómo viste a la banda en el último concierto antes de entrar a grabar?

La verdad es que no recuerdo cuál fue. Piensa que grabamos este disco el año pasado para sacarlo a final de verano, pero fichamos por una productora nacional que básicamente nos dijo que o nos lo guardábamos prácticamente un año bajo el brazo, o no nos sacaba.

Pues el primero después de grabar.

De eso sí me acuerdo porque hubo un cambio brutal entre antes y después de grabar. Como decía, ‘Mega’ hizo un trabajo de producción enorme, y ahí es donde te das mucha cuenta de algunos de tus errores. Hubo un pequeño salto no de calidad, porque al final somos los mismos tocando, pero sí digamos de seguridad y complicidad en el escenario. Es una gozada. Es cuando ves que si has podido tocar y grabar con un metrónomo, en directo se te hace mucho más fácil y lo disfrutas mucho más.

Vaya flowazo tiene Manuel en el tema que da título al disco. Me hizo pensar en algo muy concreto, por si quieres unirte al equipo: el de los que nos gustaría oírle en castellano (o catalán). No por patriotismo sino por algo mucho más concreto y valioso. Argumento base: el guitarra de un famoso grupo indie internacional afirmó no entender a los grupos españoles que cantan a los suyos en otro idioma porque, dijo textualmente, no es lo mismo decirles «I’m gonna fuck you» que «te voy a follar». No comunica, no llega igual. Y lo valioso a lo que refería: ante un frontman con esa autoridad escénica, quiero saber qué pasa por su cabeza. Si me lo dice en otro idioma, probablemente no voy a corear sus letras con tanta vehemencia.

Está claro que Manuel es como dices. Pero es que, precisamente, no es muy fan de que sepas de qué va exactamente la canción. Le gusta escribir letras algo etéreas. Con significado, pero siempre algo abiertas. De hecho, nos ha sorprendido mucho que habiéndonos preguntado mucho en entrevistas sobre las letras, en casi todas hayan entendido cosas distintas sobre ellas pero todas, en el fondo, acertadas. Tal vez si Manuel cantara en castellano no conseguiría eso. O tal vez sí. La cuestión es que el inglés le da ese arma de doble filo, ese hacer lo que quiera y al final conseguir un resultado, sea más o menos heterogéneo. El público se identifica con la canción y le saca significados que probablemente no son exactamente lo que pensaba Manuel, pero consigue lo que buscaba, que es transmitir.

Manuel es efervescencia única en la voz y en el escenario, a lo que hay que sumar unos instrumentistas sólidos hasta lo inderrotable. La exuberancia de aquel podría intimidar a estos, como también viceversa. Pero se ve evidente, es fácil detectar que no: Queen Marsa es, sencillamente, extraordinariamente, una banda.

Es una de las características más positivas de este grupo: no hay nadie por encima de nadie. Obviamente de cara al público quien canta, más si es alguien como Manolo, va a tener más protagonismo. No lo voy a tener yo a la batería [ríe].

Me gustan esos grupos que ponen la batería delante, a la misma altura que el resto de músicos.

Estoy muy de acuerdo [ríe]. En Metacorc, como solo somos tres, ponemos la batería delante. La verdad es que me gusta, porque me gusta el escenario.

En el rock la batería no tiene que ser una batería: tiene que ser un avión. Que empuje, empuje, empuje y sostenga a la banda. ¿Cuando fallas tú, falla Queen Marsa?

La cuestión es que ese ir todos como una piña se nota. De hecho, creo que Manolo se viene arriba cuando la banda funciona así, cuando nos notamos a gusto tocando. Me gusta pensarlo. Creo que cuando lo hacemos que te cagas es cuando puede verse a Manolo ahí, subido en el rascacielos.

Me sorprendió leer en una entrevista muy reciente a Gene Simmons, bajista y cantante de Kiss, que está muy preocupado por la Inteligencia Artificial. «Es como practicar deporte sin reglas». ¿Y si se rompen todas las reglas del rock? ¿Y si un día Queen Marsa deciden sustituirte por un robot que clave las baterías, a sabiendas de que no va a fallar el tempo de un solo golpe?

La verdad, me preocupa y me ofende más una batería hecha con un teclado que no ver una Inteligencia Artificial que toca mejor que yo o que cualquier batería. Pero sinceramente, no me da miedo porque creo que la gente escucha música y va a ver a la banda que ha creado ese trabajo porque esa música y ese trabajo le transmite, y quiere ver eso en directo porque busca que la banda se lo transmita en directo. No creo que una Inteligencia Artificial pueda conseguir eso. Aunque otra cosa podría ser interpretar en directo unas baterías escritas por una Inteligencia Artificial.

Más factores esenciales: tocar en directo no es lo mismo que simplemente darle al Play. Y que en directo se suda, y no tiene pinta de que vayan a inventar la Inteligencia Artificial que sude.

Las cosas siempre van cambiando, y siempre hay que adaptarse un poco. La cuestión es que no creo que vaya a dejar de tocar la batería porque haya un ordenador que lo haga mejor que yo. Además lo que intentamos es justamente eso, no hacer dos directos iguales aunque la canción sea la misma.

Volviendo a la humanidad, algo muy setentas es hacer en directo versiones largas o muy largas de temas propios. ¿Está en vuestros planes?

La verdad es que hacemos las dos cosas: alargamos algunas canciones y acortamos otras. A veces te das cuenta después de haber tocado una canción diecisiete veces que un trozo u trozo se te hacen pesados. En el concierto de este viernes sonarán un par de temas que en el disco son más cortos, y no creo que nadie se de cuenta. Como esos trozos tenían poco sentido para nosotros, nos gusta pensar que tampoco lo tendrán para el público. También, efectivamente, haremos lo contrario: la última canción del disco (‘Outlaw on the run’), que nosotros la llamamos «el rock and roll» porque es muy roncanrrolera, dura el doble. Es una canción de 3:29 que hacemos durar cinco minutos y pico. Además, como tiene dos finales, hacemos primero uno, luego otro trozo de la canción, y el otro final. ¿Por qué? No lo sé. Forma parte de la experiencia del directo. Una vez lo tocamos así, nos gustó más que la original, por qué quitarlo.

Ya para acabar, a los integrantes de grupos guitarreros siempre les pregunto qué pasa hoy día con el rock y con las guitarras altas. Pareciera que para tocar en directo, para editar, para tener dimensión, lo tienen más complicado que no otros géneros musicales. La mejor respuesta que me han dado: «Es así, porque le tienen miedo». «¿Miedo?», repregunté. «Sí, a la guitarra, a la distorsión, al rock. Le tienen miedo porque, en el fondo, no lo pueden controlar». ¿De acuerdo?

Tal vez es tirar piedras sobre mi propio tejado, pero lo primero que diría es que nosotros quedamos segundos en el Pop Rock sin ni siquiera haber podido hacer prueba de sonido. Eso es fatal para el músico, no lo he entendido nunca. Si no puedo probar, ¿qué puedo hacer para que nada chirríe? Ponerlo todo flojito y luego ya iremos nivelando. Conste que los técnicos del Concurso eran de Match y son cojonudos. Ya nos han llevado a la banda y nunca hemos tenido ningún problema. Pero si se sube una banda que no conoces, necesita dos canciones para empezar a sonar bien, y solo tienes tiempo para tocar como mucho cinco, porque además es un concurso, eso es lo que me chirría.

Porque por lo menos toda esa parte, organizar las pruebas antes de comenzar a las seis de la tarde, es fácil de organizar. Supongo que fue por ahorrar, por no pagar más horas de trabajo. Fácil de organizar, y también de controlar. De ahí retomo, porque es donde quería ir. Te supongo de acuerdo con la idea, porque es algo que desde siempre ha enganchado al público a vuestro directo: saber que, en el fondo, un concierto de Queen Marsa es algo que no se puede controlar.

Así es en el mejor de los sentidos.

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Publicado por:

Víctor Manuel Conejo Manso - Mallorca Music Magazine

Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.

Comentarios: 2

  • Claudia

    Responder 1 enero, 2024 - 16:14 h.

    Me encantan!!!!

  • Claudia

    Responder 1 enero, 2024 - 16:14 h.

    Me encantan!!!!Son los mejores..:

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