É melhor ser alegre que ser triste
Alegria é a melhor coisa que existe
É assim como a luz no coração
Samba de bênção ( Vinicius de Moraes/ Baden Powell)
En otros tiempos los trovadores se valoraban tanto por ser músicos como poetas. Por cierto, ¿de dónde surge el nombre de Tom Trovador?
Hace muchos años, recién llegado a Galicia, me pidieron tocar en la fiesta universitaria de San Teleco (Telecomunicaciones) de Vigo, junto con otros grupos de chavales. La chica que lo organizaba me había visto tocando en la terraza de un chiringuito y me preguntó si ponía «Cantautor» junto a Tom, para definirme un poco. Yo le dije que mejor pusiera «Trovador». Fue la primera vez que canté para unas 8000 personas y me volví loco en el escenario. «¡La liaste parda!», me decían, y me empezaron a llamar Tom Trovador, así que me lo quedé.
¿Cómo es para ti un día perfecto? Un día feliz, a tope.
Puede ser de muchas maneras, lo importante es cómo vives la experiencia. Por supuesto tiene que estar el amor, mis hijas, mi pareja, amigos… La música siempre ayuda. Eso sí, me lo imagino en la naturaleza, playa, bosque, un río… con buen tiempo y con muchas ganas de cantar.
Hablando de otras cosas y no menos importantes, ¿cuál es tu comida favorita? ¿Con quién te gusta disfrutarla? ¿Te gusta cocinar?
Hace un tiempo estudié cocina y sigo disfrutando mucho tanto de cocinar para mi gente como de comer. Me encanta hacer paellas porque a casi todo el mundo le gustan, y en una misma paellera haces comida deliciosa para un montón de gente, que puede ser también vegana, aunque yo como de todo. Me gusta mucho hacer reuniones musicales en casa con paella y pan, que también lo hago yo.
¿Qué otras aficiones tienes? ¿Alguna rareza confesable, simpática, divertida?
Bueno, no es muy raro, pero me encanta recolectar setas y espárragos, cuidar del huerto y jugar al ajedrez.
¿De que tienes muchas ganas?
De poder viajar de nuevo a tocar por esos mundos, hacer giras por la península y otros países de habla hispana. Me encantaría llevar mi música mucho más lejos de lo que ha llegado por ahora, y creo que hay algunas canciones que realmente lo merecen.
El Reggaetón, que es como una especie de droga de diseño, para mí es algo así como el McDonalds de la música.
Por diferentes motivos, a lo largo de tu vida has vivido en diferentes lugares como Madrid, Sevilla, Tenerife, también en Galicia y en Mallorca. ¿Con qué te quedarías de cada sitio? ¿Qué te ha aportado cada uno? ¿Por qué ahora Mallorca?
Siempre me gustó la aventura y viajar por temporadas muy largas. Cuando llevaba muchos años en un lugar ya me tenía que ir a conocer otro. Me pasó en Madrid, en Sevilla y en Tenerife, lugares maravillosos de los que aprendí muchísimo. En Madrid vi que las posibilidades de la vida, de la música y los enfoques de las personas son infinitos. Hay que vivir sin miedo y dedicarse a lo que te gusta. En Sevilla me hice adolescente, descubrí la guitarra y me formé en las calles. La cultura musical callejera de los 90 en Sevilla era inagotable y pasábamos día y noche cantando en plazas, parques, bares, azoteas, salones y locales de ensayo. Tuve muchos grupos en los que tocaba la guitarra eléctrica o el bajo. A Tenerife llegué para trabajar de cocinero, y al año hice un concierto improvisado y casual con un guitarrista que me seguía y fue tan alucinante que supe que viviría de la música el resto de mi vida. Claro que tardó poco en quedárseme pequeña la isla y volví a la península. Tras dos años rumbeando libremente por España y Europa, me instalé en Galicia, donde viví 8 años maravillosos, sin parar de tocar jamás. Conseguí una gran popularidad en todas partes. Llegué a Mallorca persiguiendo a un amor hace 13 años y acabé sin aquel amor, pero enamorado de la isla. Ya fui papá dos veces aquí y tengo muchas razones para creer que, aunque vuelva a viajar, aquí siempre estará mi hogar. Me costó un poco integrarme en Mallorca por el carácter isleño y el recelo que eso implica (también lo viví en Tenerife), pero ahora ya me siento plenamente aceptado y parte del paisaje de Sa Roqueta, así que no pienso irme.
Hablemos un poco de tus inicios. ¿Por qué y cómo la música? ¿Desde cuando la guitarra? ¿Qué nos puedes contar sobre tus influencias, estilos y evolución musical?
Mi mamá siempre cuenta que con 2 años ya ponía sus discos en el tocadiscos y bailaba como loco con los Shadows. Mi primera pasión musical fue el Rocanrol. A los 14 empecé con la guitarra, ya en Sevilla, con clásicos como Eddie Cockran, Gene Vincent, Chuck Berry, Elvis y un sinfin de artistas, así como los rockers españoles de la época: Los Rebeldes, La Frontera, o los americanos Stray Cats, que eran alucinantes.
Luego apareció Guitarras Callejeras de Pata Negra y Échate un Cantecito de Kiko Veneno y se me fue la pinza con aquellos ritmos. Mi mente se fue abriendo, me corté el tupé y empecé a escuchar e interpretar todo lo que me tocase: Sex Pistols, The Ramones, Kortatu, Barricada, La Polla Records, Leño… Luego fui a por El último de La Fila, los Pixies, R.E.M, The Cure, también empecé a escuchar blues gracias a un grupo mítico que hubo en Sevilla: la Caledonia Blues Band. Todos mis amigos tocaban o eran melómanos, y había locales de ensayo por todas partes, aquello era tremendo. Me movía por San Juan de Aznalfarache. Por cierto, que el armonicista de uno de mis grupos, Los Sudakas, era el «angelito» que unos años después se haría famoso como cantante de Los Mojinos Escozíos. Luego estuve tocando con Hébridas, que grabamos con Elefant Records.
Con respecto a la actual industria musical, ¿cuál es tu opinión? ¿Cómo es y cómo crees que debería ser?
Bueno, ¿qué decir que no sea pura evidencia? Es únicamente un negocio. Para mí, todo el tema de las discográficas se fue al garete cuando irrumpió OT. Ahí, las casas de discos echaron a casi todos sus artistas para pescar a estos jóvenes que traían toda la promo hecha gratis por la TV y encima no tenían alma de reivindicadores ni nada que les fuera a traer problemas. Por supuesto, han seguido saliendo algunos artistas que han creado y han amado su música como fue Estopa o Fito. Luego llegó el Reggaeton, que es como una especie de droga de diseño: para mí es algo así como el McDonalds de la música. Alguien vio que dándole eso a los chavales los tendría contentos. Las redes sociales son un refugio para la inmensa mayoría de los artistas actuales, aunque también lo son para otros entes más manipuladores y mucho más hábiles con las herramientas del internet.
Creo que la música es sanadora y como tal los músicos tenemos un poco el compromiso de ayudar a quien más lo necesita. He tocado para todo tipo de causas: para organizaciones solidarias, protectoras de animales, iniciativas culturales…
Tom, ¿qué te evoca y transmite Sunny Afternoon o Kiko Veneno?
Sunny Afternoon es una canción maravillosa de los Kinks, una de mis canciones favoritas que siempre es bienvenida pues en sí ya es una tarde soleada y disfrutona. Y Kiko es para mí el gran maestro con el que además tuve la suerte de compartir escenario y buenas charlas en diferentes ocasiones. Su música es de lo más inspiradora y su búsqueda constante le ha llevado a firmar un último disco que nos ha dejado a todos locos, incorporando la electrónica de un modo genial.
¿Hay algún estilo musical que no te guste?
El Reggaeton.
Tienes muchos amig@s músicos y muchas colaboraciones. ¿No te has planteado formar una banda? Háblame, por favor, de las que has tenido.
Mi época de tener bandas o grupos más evidente fue en Sevilla, con las que ya mencioné de Hébridas y Sudakas. Luego, las bandas que he montado siempre tuvieron que «competir» con mi formato en solitario que siempre demandaban más los locales por ser tan versátil. Muy buena fue la que monté con Tom y los Teenagers con Xavi Fuster (batería), Ricard López (bajo), Miki Rotger (saxo) y Chano Moraes (sonido), que llegamos a grabar un estupendo disco en directo.
Creo también que tu generosidad y compromiso te han empujado a colaborar con varias causas benéficas, háblame de ellas.
¡Vaya que sí! Han sido muchísimas y espero poder seguir haciéndolo por mucho más tiempo. Creo que la música es sanadora y como tal los músicos tenemos un poco el compromiso de ayudar a quien más lo necesita. He tocado para todo tipo de causas: para organizaciones solidarias, protectoras de animales, iniciativas culturales… Lo que más me marcó, poco antes de la pandemia, fue tocar para recaudar dinero para el tratamiento de David Mejía, un joven increíble que luchaba contra el cáncer de una manera ejemplar, con alegría y fuerza. Antes del concierto nos habló a todos y nos enamoró con su actitud y sus palabras. Fue muy duro cuando se fue, al poco tiempo.
He debido de tocar con más de 1000 músicos, eso seguro. Muchos me han marcado y con casi todos he disfrutado, pero hace unos 3 años tuve la suerte de coincidir con Manu Chao una tarde guitarrera en María de La Salut. Estuvimos unas 4 horas totalmente conectados, tocando, cantando y mirándonos a los ojos, rodeados de gente que alucinaba. Algunos otros músicos se fueron sumando. La energía de Manu Chao es infinita.
Un amigo un día me dijo que, aparte de la música en directo, el proyecto de crear un disco es de lo más ilusionante y emocionante. ¿Cómo recuerdas, y en qué momentos surgieron, los tuyos? ¿Qué mensaje querías con cada uno? Háblame de tus discos, en cuanto a los años, el contenido, las colaboraciones, la grabación, el diseño, etc.
Bueno, me centraré en este último, Con Alas de Ratón. Lo primero es la certeza de tener buenas canciones. Cuando la tuve y conseguí el dinero gracias a un crowdfunding y a algunos ahorros, fui al estudio. Un proceso largo del que disfrutas como un niño. Al no ser una banda es más complejo, pues tienes que ir contactando con músicos profesionales. Todo el proceso lo dirigió magistralmente Jordi Tugores, que hizo de productor, y el resultado fue increíble. Cada canción necesita encontrar su camino, y el trabajo de encontrarlo es algo que yo sólo no habría sabido hacer. Es muy importante que haya buena sintonía y comunicación entre el productor y el artista. Las colaboraciones fluyeron de maravilla, pues cada una de ellas fue requerida de verdad por la canción. En cuanto al diseño, fue apasionante. Es un disco muy especial pues está ilustrado por 121 ratones con alas que dibujaron los 121 niños que asistían en ese momento al laboratorio de creación Ennigulart de Manacor. Unidos a unas texturas que pintó Eduardo Hermida desde Galicia y a la maquetación y diseño de Carmen Cuervo, de Madrid, el resultado es sin duda el de una de las maquetaciones más bonitas de la historia de la música, es una gran obra de arte.
A lo largo de tu trayectoria te has cruzado con muchos músicos. ¿Cuáles te han influido más y a quiénes quieres dedicar unas palabras?
He debido de tocar con más de 1000 músicos, eso seguro. Muchos me han marcado y con casi todos he disfrutado. Ya mencioné a Kiko Veneno, aquello fue un sueño cumplido, especialmente en el concierto de Vigo. Pero hubo un músico que me marcó aún más. Hace unos 3 años tuve la suerte de coincidir con Manu Chao una tarde guitarrera en María de La Salut. Estuvimos unas 4 horas totalmente conectados, tocando, cantando y mirándonos a los ojos, rodeados de gente que alucinaba. Algunos otros músicos se fueron sumando. La energía de Manu Chao es infinita. Es increíble cómo es capaz, con solo 3 ó 4 acordes por canción, ir subiendo de intensidad cada vez más y más en cada una de las canciones. Cuando parecía que iba a acabar, aún la subía más. ¡Una pasada! Y hablar con él del valor de la sencillez, de la honestidad… Un auténtico gurú para mí.
Tom, ¿algún concierto que haya sido especial para ti, y por qué motivo?
Ha habido tantos… me quedaré con el último que hice y casi el primer concierto de este año, en el que tenía a muchos amigos entre el público, emocionados todos por volver a vivir un concierto en directo tras tantos meses de pandemia. Hubo muchísima emoción, risas, lágrimas, palmas y abrazos.
Tus letras son muy bonitas, no pierdes la esperanza porque piensas que un mundo mejor es posible, a día de hoy, y saliendo de esta pandemia. ¿Lo sigues pensando? ¿Qué tendría que cambiar y cómo sería tu mundo ideal?
Por supuesto que no pierdo la esperanza. Creo que el mundo ideal lo tenemos que crear a nuestro alrededor. Nace de las pequeñas cosas, en los detalles está la esencia. Cuando éramos los jóvenes pensábamos que íbamos a hacer un mundo mejor que nuestros padres, íbamos a las manifestaciones para defender nuestros derechos, por un mundo más justo. Los que tenemos la suerte de expresarnos a través del arte sacamos por ahí lo que nos remueve dentro. Es nuestra manera. Siempre es el amor. El amor lo es todo.
Para mi, entre otras cosas, Tom Trovador es sinónimo de fuerza, alegría y amistad. ¿Qué mensaje tienes y qué quieres comunicar en un concierto?
Justamente esas son formas de transmitir amor
¿Qué disco y qué canción recomendarías a los lectores de esta revista?
Guitarras Callejeras de Pata Negra y Tierra de Tom Trovador ;).
Muchas gracias Tom, ha sido un enorme placer.
¡A vosotros, un abrazo!
Publicado por:
Director Artístico de los Festivales y Conciertos: Innside Soul weekend Mallorca, Daltonyc Fest y Moscari Black Music.
Creador y conductor desde hace 30 años de diversos programas musicales: Merienda de Negros, Semilla negra y La Isla de las Voces, emitidos en: Radio QK, Radio Marratxí, BN Mallorca Radio, Radio Pra y Radio Calvià.
Agitador cultural, DJ y miembro fundador de la asociación Mallorca Black Music, así como colaborador ocasional del blog Acidjazzhispano y de la revista Enlace Funk.
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