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Publicado el 5 mayo, 2023

Urtain: «Este disco ha salido más que bien porque todo el mundo se ha partido la cara»

Por Conejomanso
Fotografías de Luis Sergio Carrera
Urtain - Mallorca Music Magazine

El domingo 19 de junio de 2022 tuvo lugar la grabación del doble directo de Urtain Una noche en el Principal. La nómina de invitados, lujosa como pocas: Montse Santandreu (Los Malditos), Guillem Porcel (La Granja), Mireia Flores (Ombra), Xisco Albéniz (La Búsqueda), Alberto Vizcaíno (Psiconautas), Miquel García (Roulotte), Pep Álvarez (Anegats), el saxo de Toni Rullán y el exbajista de la banda Toni Trobat, el extra de Pep Lluís García a la percusión durante todo el concierto y el célebre Ariel Rot como colofón.

La edición en cedé llegó a finales de año, y la indispensable encarnación en vinilo, en marzo. Y es este sábado 6 de mayo cuando se le rendirán los honores debidos al plástico y a la publicación en sí misma. La presentación oficial será en Es Gremi, acompañados del excelente rock&roll&punk de los barceloneses Side Chick.

Urtain son Julio Molina (voz y guitarra), Iván Tobiass (guitarra), Nando Ros (bajo), Pep Aguiló (teclados) y Gabi Marcos (batería).

Sábado 6 de mayo a las 21:30 h.

Urtain + Side Chick en Es Gremi

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¿Sabéis cómo se titula el último capítulo de Canción triste de Hill Street? [la sintonía de la icónica serie de los años 80 sonó al inicio del concierto en el Principal]

(Molina) Igual ellos sí, yo soy más joven.

«No se acaba hasta que se acabó». Empecemos pues con un ejercicio de concisión: solo dos palabras para definir lo que os pasó por la cabeza al acabar el concierto. Sea tras el último rasgueo de guitarra o golpe de batería, al bajarse el telón, al volver al camerino o al llegar a casa.

(Tobiass) Lo conseguí.

(Molina) Por fin.

(Ros) Emoción máxima.

(Aguiló) Felicidad. Mucha felicidad.

(Marcos) Emoción y al fin.

[Sigue la entrevista ya con Molina y Ros como interlocutores de la banda]

Cuando se hace música es inevitable, o habitual, dirigirse a la misma generación de uno. ¿A Urtain le interesa llegar a cualquier tipo de público y hace algo concreto para conseguirlo? ¿Ha existido en el seno del grupo ese diálogo, esa discusión, o Urtain responde a la máxima «déjalos que digan»?

(Molina) Nunca hemos tenido ese filtro. Nuestra música va hacia quien la quiera recibir. En los conciertos nos encontramos gente de diferentes generaciones. Hay gente que es previsible que esté, y lo que a mí me emociona es cuando veo personas de 25 o 30 años. Algo estaremos haciendo bien por la Humanidad. Es gratificante y también lo sería al revés: pensaría lo mismo si estuviera haciendo música urbana y viera gente de 50 años ahí. Ese tipo de intercambios, de no anclarse uno en la zona de confort musical, me interesa.

(Ros) A veces nos ponemos el listón en sitios que no sabemos si vamos a poder saltar. Fundamentalmente nos gusta la música, y no somos el típico grupo de cierta edad que solo escucha música de su época. De ninguna de las maneras. Estamos en el mundo siempre escuchando música porque la vida tiene banda sonora. Pasa todos los días: pones la radio, sale lo que sale, y de repente te das cuenta de que te está gustando. Y quieres estar ahí, que eso te empape. No sabemos vivir sin música, y todo eso quieras o no te cala. Es emocionante cuando ves gente joven en tus conciertos.

Tras tantos años imbricados con la música de manera esencial, vital, ¿a qué aspecto de esta le diríais «no vales tanto»?

(Molina) A los desarrollos comerciales de los últimos tiempos. A esas nuevas normas que nos han obligado a muchos artistas a cambiar ciertos aspectos. Volviendo a la música urbana, un músico que empieza ahora o hace cinco años, por ejemplo, no conoce la venta de discos físicos sino el impacto en redes sociales, que es por lo que se le valora. Veo con mucho más valor una venta física, llevarte ese producto a casa, algo mucho más directo que toda esa atención que se presta a la visibilidad que tengas. Porque a menudo eso no representa el respeto que se tiene por la marca. Al final lo importante es el material que grabes, que sea digno, te sientas orgulloso y cómo lo retransmitan en directo. De lo que más prescindiría es de esa visibilidad vinculada a las redes sociales.

(Ros) Hay gente que llega al disfraz. Nosotros no pasamos por ahí ni falta que nos hace. Un amigo decía que el rock&roll es como el arte: una segunda religión, y crees o no. Y si haces música, si te la crees, vives con ello, le metes toda la intensidad del mundo y aprendes a vivir con nuevas reglas.

Dicen que la música puede llevarte lejos, muy lejos. ¿Qué habéis llegado a hacer por la música?

(Molina) Seguramente nos hemos arriesgado mucho más de lo que hubiéramos debido. Es verdad que al ser más mayores equilibramos muchísimo, porque esto desgasta una barbaridad. Tenemos una máxima: todo lo que nos da de comer y la familia, están por encima. Pero no hay nada más por encima. Si un miembro de la banda cancela el ensayo porque tiene que jugar al pádel, a lo mejor a lo que se tiene que dedicar es a jugar al pádel. A partir de cierto momento, si has decidido tener determinados objetivos personales, ya no económicos, hay que implicarse mucho y dedicarle mucho, mucho tiempo. No te puedes permitir según qué. Y todo esto, también por mantener una estabilidad emocional y mental.

(Ros) Esta claro: esto nos pilla a los 20 y estamos en la carretera como locos. Nos daría igual todo.

A menudo los músicos han definido las canciones como si fueran habitaciones de hotel: si quieres, te alojas. Como un hotel mundial en el que cabe todo el mundo. O quien quiera entrar. Porque solo hay dos tipos de canciones: la escrita para uno mismo, y si el oyente empatiza, si se quiere alojar en ella, bienvenido es, frente a la que se escribe siempre para terceras personas. Observo el mundo y a las personas, y escribo sobre ello, con punto de vista exterior, como narrador omnisciente. ¿Para quién son las canciones de Urtain?

(Molina) Compongo sobre cosas que me han pasado o que me han contado, pero la parte literal es amplísima. Como no soy periodista de deportes o política no tengo por qué contar la realidad. Lo que debo hacer es contar una buena historia, sea real o no. A veces me preguntan «¿esto te ha pasado a ti?». Pues a lo mejor en un 70 u 80%, sí. Pero quiero tener la licencia artística de, si así lo prefiero, adornar con un 10% de algo que me mola o que le ocurrió a otro. No pinto precisamente la realidad. Cuando a posteriori analizas la canción sí reconoces lugares comunes, ves que sabes de qué estás hablando, al mismo tiempo que gente que ha participado en esa historia se reconoce. Y te dicen «esto no fue exactamente así». Claro, es que no soy un cronista sino autor de canciones. También pasa que gente a quien no referencia una canción se siente identificada, y eso es incluso más maravilloso.

(Ros) Es como pintar un cuadro y que te pidan que lo expliques. Si pudiera explicarlo con palabras no me dedicaría a pintarlo. Escribir canciones tiene que ver con eso: la letra está diciendo algo, y la música otra cosa. Complementa, ayuda, te lleva lejos y te mete en habitaciones en las que a lo mejor no te apetece estar. No siempre hay que estar cómodo.

Se pueden dedicar todos los esfuerzos del mundo a capturar la esencia de un grupo para meterla en un disco pero en música, lo que es a quemarropa, es el directo. Tras todos los años y todos los discos, ¿por qué publicar un directo ahora?

Primero, con toda la humildad del mundo, porque no puedes grabar un directo teniendo solo cinco años de carrera o dos discos. Vino todo muy rodado. Teníamos ya un recorrido bastante coherente y era un punto de «ahora o nunca». También porque vino acompañado de la posibilidad de hacerlo en el Teatre Principal. Un sitio espectacular que reunía todas las condiciones para ello. Quizá incluso era más de lo que esperábamos. Es el tipo de proyecto que cuando te dicen que puedes hacerlo, te preguntas «vale pero, ¿por dónde empiezo?». Teníamos la infraestructura como grupo pero no para un evento tan grande. Al final, a base de participación de muchísima gente salió adelante. Es que era el momento. El miedo no era a cubrir artísticamente, sino a la logística. Al principio nos venía un poco grande pero salió más que bien porque todo el mundo se partió la cara.

(Ros) Nos han dicho muchas veces si esto significaba un cambio de realidad, fin de ciclo o nueva etapa. No, solo era un momento. Un gran momento que no podías dejar de aprovechar. Había mucha energía, la pandemia acaba de pasar, estábamos otra vez en las calles viéndonos las caras, la posibilidad de que la gente estuviera junta, cantando, sin mascarillas… Fue maravilloso. No aprovecharlo habría sido un auténtico pecado. ¿Un ciclo? No lo sé. Sí sé que desde entonces estamos mucho más contentos y con mucha más necesidad de estar cerca del público.

Es inevitable que los directos funcionen como máquinas del tiempo para los propios músicos. ¿Cómo veis vuestra música más lejana en el tiempo? Hay quien la ve no como poco representativa de la propia actualidad musical, pero sí como una especie de hermanas pequeñas, porque las hermanas mayores con las canciones que escribió anteayer, o en el año vigente.

(Molina) O las que vas a escribir mañana. Yo veo aquellas canciones casi como algo no mío. Tengo el defecto de que cuando termino una canción y se publica, no la vuelvo a escuchar nunca más en mi vida. A no ser que sea obligado. Porque es una cosa hecha a la que no le puedo aportar nada, y eso me frustra. Entonces, me centro en lo que tenga que venir. Lo anterior ya ni siquiera es mío. Para mí el secreto está en cuando no todavía no lo he compartido. Sé que es un poco egoísta, pero cuando se publica me desentiendo. Se liberan y la gente las reinterpreta. Pero puede suceder otra cosa: cuando Mireia [cantante de Ombra] eligió para cantar «No sería yo», una canción del primer disco que yo no tocaba desde hacía diez o doce años, la retomé como «no mía» porque me había alejado de ella. Tanto… que la encaré con muchas ganas porque lo hice como si fuera una versión. Necesito ese espacio.

(Ros) Yo soy la otra parte. Como he llegado hace relativamente poco al grupo, todas esas canciones son para mí las grandes sorpresas. Conozco lo último, de repente me aparece una canción del primer disco, y flipo. Veo frescura, descaro, mucho más riesgo y arrojo, algo más directo. Me encantan los primeros discos. Cuando uno va creciendo, inevitablemente se sofistica. A veces, incluso, limpiarse es sofisticarse. Volver atrás y saber quitar capas requiere madurez.

(Molina) A menudo nos decimos que hay que intentar quitar, y los ensayos consisten en un «señores, toquen menos».

Una de las facetas que más me conectan y me enchufan a Urtain son esas letras, esas historias que hablan de cosas tristes, duras o muy duras, de las oscuridades que se llevan dentro, pero siempre en lenguaje de rock&roll. Con decibelio. Con mala hostia. En el mejor de los sentidos: siempre me ha parecido que una de las esencias de Urtain es la mala hostia.

(Molina) Hay bastante mala baba porque yo, aunque no lo parezca, soy bastante pudoroso. Y es un recurso para no darle un contexto ñoño ni demasiado baboso a lo que quiero contar. A veces las personas tímidas tienen respuestas desproporcionadas por simple timidez. Me cuesta mucho exhibirme y por eso siempre intento que haya un contrapunto en lo que escribo porque hay mucha mierda mía, y tampoco es para volverse loco. Intento quitarle dramatismo. Me preocupa entrar en exceso en el dramatismo y la melancolía.

(Ros) Hay cosas que inevitablemente te ponen de mala leche y hay que decirlas. Venir con barnices es una estupidez.

(Molina) Exacto. No pasa si dejas la madera un poco sin pulir.

Urtain & Ariel Rot - La Playa del Mago (Una noche en el Principal)

Si las canciones no publicadas fueran cadáveres en el armario, ¿cuántos cadáveres hay en el armario de Urtain? Porque solo hay dos tipos de músicos: los que para un disco de diez canciones escriben cuarenta, y los que escriben doce.

(Molina) Somos de los de cuarenta. Somos un grupo democrático aunque no lo parezca. A menudo me preguntan si a nivel artístico lo hago todo yo, pero es que es la fórmula que mejor nos ha funcionado: llevo las canciones al local, creyendo que son maravillosas y que van a flipar, y la primera criba son ellos cuando me dicen «esto es una mierda». Otro día llego con una mierda y me dicen «cuidado con esto que aquí hay algo importante». Y la trabajamos. Ese primer filtro, ese punto de confianza, es la banda. Lo que se va para atrás se queda atrás, y lo que sigue hacia adelante, sigue. Luego vas a producción, donde otro señor, de fuera, te dice «esto, no» aunque nosotros pensáramos que sí. Y al final, el último paso es el público. Esa es la magia: que no hay una matemática. Hay canciones que cuando las grabas crees que van a funcionar, y luego en directo la gente presta atención a una cara B. Como «La playa del mago» o «En la cocina».

Siempre lo pregunto a músicos con recorrido: ¿cuántas veces habéis dicho «habrá que hacer de tripas corazón y seguir adelante»? ¿Cuántas veces habéis abandonado?

(Molina) Ninguna. Porque todo esto me lo he planteado como una necesidad vital. Hay quien hace deporte como necesidad, y yo necesito coger la guitarra y componer, independientemente de los resultados. Hay momentos peores, como en toda disciplina artística, pero desde que enchufé una guitarra con catorce años nunca me he planteado dejarlo. Tampoco la pregunta: es la primera vez que lo pienso.

(Ros) No puedes estar siempre lejos de las sombras. Puedes preguntarte varias veces al día si tirar por aquí o por allá. Buscar caminos sí porque has metido toda la leña y no sale nada. Y entonces te preguntas dónde apretar. Pero siempre hay ilusión. Esto es un tren al que hay que echarle siempre leña.

(Molina) Cuando hablas con artistas mucho más grandes que envidias porque les va bien, es cuando ves que a todo el mundo le va mal. Si hablas con el de Love of Lesbian te dice «vaya mierda; en México, solo dos mil». Y el que mete dos mil en México te dice «vaya mierda porque no llego a California». Y el que está en Palma, «vaya mierda porque no voy a Barcelona». Es muy natural vivir con la frustración. El artista no es conformista, siempre quiere más. Llegar a más gente y gustar más. Nadie se subiría a un escenario si no fuera así. Quieres que te vean, enseñar lo mejor de ti y gustar a la mayor cantidad de gente. Si no, no eres artista, eres otra cosa. El planteamiento indie “me da igual lo que la gente piense” es un escaparate.

Otro lugar habitual en la música y en un grupo de recorrido: las canciones que no entran, la música que no encaja. Cuando uno escribe una canción que sabe que no puede llevarla al local porque, si Urtain fuera una persona física e individual, diría: «Si tocara esa canción no sería yo». ¿Cuánta música hay al margen de Urtain? ¿Han existido intenciones pasadas o existen proyectos futuros?

(Molina) A veces hago cosas en casa que sé que no van a pasar la criba del grupo. A veces incluso te dices «cómo mola esta canción, pero no para mí». Lo ves. Hay algunas guardadas, y quizá en un futuro, en otro contexto, en un formato paralelo… Urtain es bastante heterogéneo en su sonido, pero hay cosas que no entran aunque me gusten. No me las creería en Urtain ni sería honesto.

(Ros) Yo confieso que si me las creo, suelo pensar que solo dándole una pequeña vuelta de tuerca acabaría encajando. Creo que esta banda tiene una cultura de la música suficientemente amplia y un disfrute de ella lo suficientemente ancho como para que encajen muchas cosas, siempre y cuando no pierdas el estilo que te define. Sin disfraz, como decíamos antes. Porque a veces te sorprendes.

El viento del norte se suele asimilar a la tormenta, a la furia arrasadora, a lo árido no por caluroso sino por destructor. Al vacío que impone durante su presencia o que deja tras su paso. Me hace pensar en la pandemia. Diría que a casi todos su paso nos parece que fue hace una eternidad, pero recordémoslo por un instante: ¿dónde estuvo la música durante la pandemia? ¿Consoló, salvó, o desapareció esperando tiempos y vientos mejores?

(Molina) Para nosotros fue mucho más importante que otras muchas cosas. Porque al final, la música está en tu casa con una guitarra. Partiendo de eso, lo tienes todo. Puedo aguantar mucho tiempo en casa solo con una guitarra. Creo que ese bypass alimentó sinergias en muchas bandas, posibilitó y empujó una serie de ideas artísticas al estar tanto tiempo en casa. Han surgido muchísimas obras importantes. Hay canciones nuestras que surgieron en pandemia, sin ser importantes. Las reconozco como parte de aquello y tal vez no las hubiera hecho fuera de ello.

Urtain - Mallorca Music Magazine

¿Qué cojones pregunto que tenga que ver con un calamar? (*)

(*) Aquí es cuando ya es necesaria la explicación: excepto las dos primeras, las preguntas de esta entrevista están sacadas o inspiradas en los títulos de las canciones incluidas en el disco, y respetando el orden en el que vienen.

(Ros) Pues es perfecto, es la hora del aperitivo.

Es curiosa la letra, esa diatriba contra la obsesión por el dinero. Pobres idiotas los que se subyugan y lo hipotecan todo por él. ¿De eso va la canción?

(Molina) Esa canción la hice con mi hermano. Trata de un chaval a quien su mujer le dejó porque él era infértil. De ahí lo de «calamar sin tinta en el tintero», porque el tipo tampoco acababa de entender por qué le dejaban. Con mucha ironía y también mucho cariño, ahí vi la canción. Solo te piden que seas fértil, y ni eso. Yo he visto al chaval en cuestión en nuestros conciertos cantando la canción.

Este directo está lleno de maestras y maestros del vudú. De magas y magos. La lista de colaboraciones es muy lujosa. Pero es de suponer hubo quien se quedó fuera. ¿Cuántos nombres faltan?

(Molina) ¿Y si te digo que ninguno? Todo lo que se planteó, vino. Como es comprensible, lo más complicado era que lo de Ariel, y no por un tema de voluntad suya sino de agenda.

(Ros) Todo el mundo dijo «sí», y después ya solo fue una cuestión de encaje.

Están muy bien las cuestiones y reflexiones generales, pero las muy concretas a menudo también revelan aspectos sustanciales de un grupo. Concretamente: me fascina «La playa del mago». ¿Qué cuenta y, sobre todo, cuándo, dónde y por qué surgió esa canción?

(Molina) Fue una especie de combustión espontánea. Ya tenía idealizado el sitio y al personaje, pero no tenía ni pies ni cabeza. Era una canción menor, y no me parecía que contase nada trascendental. Pero como decía antes Nando, la música tiene una energía brutal. Nuestros textos tienen sentido con la música. Se igualan y los textos ganan un potencial enorme aunque sean digamos superficiales. Aquí encajó todo y se convirtió en un tema importante.

Es un cliché en mi profesión: no son los actores quienes más mienten, o embellecen, en las entrevistas, sino los músicos. ¿Cuántos Judas ha habido en esta entrevista? ¿Cuánto habéis mentido?

(Molina) Muchísimo. Todo lo que he podido.

(Ros) Sobre dos, entre uno y dos.

Sábado 6 de mayo a las 21:30 h.

Urtain + Side Chick en Es Gremi

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Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.

Director de Mallorca Music Magazine, ejerciendo de fotógrafo, editor y redactor.
Apasionado de la buena música y las artes escénicas.
Fotógrafo especializado en fotografía musical y de conciertos.

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