Auditori d’Alcúdia, sábado 6 de febrero.
Joan Miquel Oliver y Jaume Manresa
Repaso en formato power duo de la trilogía Pegasus (2015), Atlantis (2017) y Elektra (2018).
VOZ
A los conciertos de artistas como Joan Miquel Oliver me gusta ir cada equis años. La agenda de Mallorca es inabarcable (lo era y lo volverá a ser cuando, en breve, vuelva nuestra anterior normalidad-anormal), y no puedes estar en todo lo culturalmente interesante. En concreto, no necesito comprobar lo que hace en cada gira por una cuestión muy sencilla: Oliver va a estar ahí siempre. Ya es imposible que no sea así. Se lo argumentaba el otro día a Jordi Maranges: existe una tipología de artistas cuya voz, cuyo repertorio es ya eterno, o perenne, o inmortal. Ahí se sitúa el cancionero de Oliver o de Maranges, por lo que si no les ves en directo en una ocasión, ya será en otra. Su categoría artística les da pasaporte a la omnipresencia musical, y a nuestros tímpanos al goce sin posibilidad de devolución al remitente.
Y además, dicha dinámica temporal puede -suele- generar aún más satisfacción: eterno no es sinónimo de inmóvil en gente como los mencionados, cuyo grupo sanguíneo es el C de creatividad, curiosidad o clarividencia. En el caso de Oliver el sábado pasado, la novedad, o simplemente el hecho cualitativo que distinguió aquel concierto, fue su voz. Si siempre se ha dicho que sus discos contienen canciones aparentemente muy sencillas que con cada escucha se enriquecen hasta revelar su talento y su genio evidentes, su manera de cantar parece haber seguido un camino similar. No es el nuevo Farinelli ni cantará nunca ópera en el Metropolitan de Nueva York, y ni falta que le importa, pero la comunicatividad de su voz ha ganado unos ápices de flow buenrrollista, unos matices de expresividad, diría que hasta de belleza que, otra vez, enriquecen esas canciones. Y ya van 1.537 veces que uno descubre nuevas riquezas en el universo, en los universos de Oliver.
ANTÒNIA CANAVES
11 marzo, 2021 - 09:56 h.Molt bona feina Mallorca Music Magazine!!! ????