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Publicado el 4 diciembre, 2021

¡No es Bohemian Rhapsody… es Get Back, estúpido!

Por Julio Molina
The Beatles - Get Back - Mallorca Music Magazine

A lo mejor no todos necesitamos un chute de realidad musical, pero algunos sí. En estos tiempos en que los estudios cinematográficos se prestan a ofrecernos biopics musicales emotivos con fórmulas que den resultados rápidos, en los que todo es maravilloso, para dar satisfacción a televidentes de sofá que necesitan estímulos inmediatos, va y aparece el bueno de Peter Jackson y se monta una peli de seis horas en las que cuatro chavales de Liverpool intentan hacer un disco casi sin hablarse. Pobre, a lo mejor no sabe que hace tiempo que entramos en la era Netflix.

Al margen de la gesta a nivel técnico que ha debido suponer la realización del film y todo el tiempo que ha supuesto revisar y digitalizar casi ciento cincuenta horas de material cochambroso que se ha estado pudriendo en un trastero casi cincuenta años, da igual, parece ser que a algunos les resulta «aburrido» ver como la banda más importante de la historia crea en su laboratorio uno de sus álbumes más importantes, en el zenit de su carrera, y en unas circunstancias personales durísimas. Da igual, claro, no hay fantasía, ni el bueno gana al final, porque aquí no hay ni buenos ni malos.

La película es un divorcio en toda regla, es mirarse a la cara sin saber que decir, es la suma de muchos sentimientos encontrados y ver a cuatro amigos caminar hacia ninguna parte.

La película es un divorcio en toda regla, es mirarse a la cara sin saber que decir, es la suma de muchos sentimientos encontrados y ver a cuatro amigos caminar hacia ninguna parte. Es desolador ver como se enfrentan de manera diferente al nuevo contexto en el que se encuentran, y que la fiesta ha terminado, pero esa es solo la parte «Telecinco» del film. Es puro morbo e interés por lo privado que intentamos justificar cómo podemos los que amamos a Paul, John, George y Ringo, pero hay mucho más.

Por primera vez podemos asistir (con su permiso, ya que sabían que se grababa todo o casi todo y lo produce Paul y Ringo), al proceso creativo del grupo y como se dividen los roles en la banda.

Podemos ver a Paul tirando del carro en todo momento, casi hasta la obsesión y a veces algo insoportable, podemos ver a John aportando mucho menos, pero convirtiendo en oro todo lo que toca a pesar de tener a Yoko pegada a él como una lapa. Eso sí, muy silenciosa y haciendo ganchillo.

Podemos ver a un George frustrado, en una banda en la que tiene que coexistir con dos genios que no lo valoran lo suficiente, que abandona al grupo y al que tienen que ir a su casa a buscarlo, y podemos ver también a Ringo haciendo de Ringo, que también está muy bien, así como darnos cuenta del papel de «bisagra» que le tocó jugar al pobre en esa partida.

… cómo es posible que en esas circunstancias y en solo veintidós días, habiendo llegado al estudio con cuatro papeles con anotaciones o bocetos de ideas, fuesen capaces de crear allí mismo obras maestras como Let it Be, I´ve Got a Feeling, The Long and Winding Road y, especialmente, ver nacer desde cero Get Back.

Todo ello bajo la mirada atenta e impotente de un George Martin que sabe que esos chicos que aún no habían entrado en la treintena abordaban ese nuevo y último disco ya convertidos en otras personas muy diferentes a las que conoció siete años antes.

Todo eso está en esas seis horas, pero lo que todavía no alcanzamos a creer, ni siquiera imaginar muchos, es cómo es posible que en esas circunstancias y en solo veintidós días, habiendo llegado al estudio con cuatro papeles con anotaciones o bocetos de ideas, fuesen capaces de crear allí mismo, como si estuviesen montando un mueble de Ikea, obras maestras como Let it Be, I´ve Got a Feeling, The Long and Winding Road y, especialmente, ver nacer desde cero Get Back.

La magia de la música y el amor a la misma por encima de todo, de los egos, de la frustración y del dolor es lo único que puede explicarlo, pero eso es aburrido, claro.

También hay momentos divertidos y delirantes, como las surrealistas propuestas de los productores para hacer el concierto-show televisivo que estaba previsto. Conversaciones llenas de flema británica y mala leche, ese momento en el que entra en el estudio Billy Preston e ilumina con su sonrisa toda la sala, esas miradas de complicidad entre John y Paul cantando juntos, y esos dos pobres policías londinenses a los que les toca ir al estudio (más bien avergonzados) a decirles a los responsables del asunto que tienen que parar el legendario e imprevisto concierto en la azotea, esa actuación en la que los cuatro tocan por última vez y en la que se miran como diciendo «A la mierda todo, y Rock´and´Roll».

Como toda gran obra, esta película mastodóntica tiene (y merece) sus detractores, pero es un regalo solo a la altura de los que lo sepan y puedan valorar. Es porno para «Beatlemaniacos», sí, pero porno del bueno, del que ya no se atreve a hacer nadie.

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Publicado por:

Julio Molina - Mallorca Music Magazine

Músico, cantante y compositor en Urtain. Colaborador musical en Cadena Ser / Radio Mallorca. Redactor en Mallorca Music Magazine.

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