Palma, miércoles 9 de marzo de 2022
Festival Paco de Lucía Palma Flamenca, jornada inaugural
Concierto de Kiki y Soleá Morente en el Teatre Principal de Palma
En homenaje al internacional maestro de la guitarra Paco de Lucía, quien confesó en una ocasión haber encontrado la felicidad en la isla de Mallorca, se inauguró la primera edición del festival que lleva su nombre con un cartel muy atractivo de jóvenes artistas del cante, toque y baile. Todos ellos representantes de las vanguardias que predominan hoy en este género. Durante cinco jornadas, del 9 al 13 de marzo, repartidas en dos teatros, Principal y Xesc Forteza, Palma se convierte en la capital del Flamenco. Para la gala inaugural, los hermanos Kiki y Soleá Morente prometían una afluencia de público que logró casi completar el aforo del recinto.
A semejanza de los conciertos del patriarca Enrique Morente, su progenitor, Kiki apareció en medio del escenario, bajo una luz cenital, acompañado de la instrumentación de guitarra, teclados, batería y percusión. Arrancó así su primer cante, con gran solemnidad y elegancia a la hora de interpretar que ya hacían vislumbrar, desde sus primeros quejíos, una potente y madura voz. Destacar que el joven de la saga granaína lleva un bagaje de carrera en solitario desde el año 2010. Por lo que en estos años de trayectoria profesional ha dejado en evidencia que no solo ha heredado un linaje de raza, sino una jondura en el cante, además de un indudable talento, que le permiten componer e interpretar para atreverse a llevar el flamenco hasta otras fronteras. Eso sí, siempre respetando las raíces más ortodoxas del género.
Aunque en ningún momento se pone en duda que su estilo emana de la fuente «morentiana»: subidas y bajadas de tonos y teclados con samplers entre otras pinceladas musicales. Sin embargo, a diferencia del maestro, quién destacaba por unos tonos más agudos de voz, en Kiki su eco resalta con más gravedad. De ahí quizás surge una de las señas de su estilo más personal.
Acorde con el título Aquí tenéis mi voz, bajo esta premisa de darlo todo, se movió Kiki con soltura y dominio entre los palos más rigurosos de este arte. Muy sentido en la interpretación por tientos, e igualmente en la Soleá del Coloso, Si tú me quisieras. Aunque en ningún momento se pone en duda que su estilo emana de la fuente «morentiana»: subidas y bajadas de tonos y teclados con samplers entre otras pinceladas musicales. Sin embargo, a diferencia del maestro, quién destacaba por unos tonos más agudos de voz, en Kiki su eco resalta con más gravedad. De ahí quizás surge una de las señas de su estilo más personal.
El joven de los Morente, a pesar de que apenas se dirigió al respetable alegando ser un hombre de pocas palabras, resultó cercano gracias a mostrar en todo momento una bonita y sincera sonrisa. Con una indumentaria similar también al maestro, estilo rockero en detalles como las botas, bajo un riguroso traje de chaqueta oscuro lucía una brillante camiseta impresa con el nombre «Omega», en referencia al exitoso disco de su padre.
Llegaron los temas más festeros, algunos clásicos del maestro Morente, como los tangos de La fuente o las alegrías de La rosa. Sin olvidar un homenaje a su tierra, al interpretar una bien sentida granaína. Al igual que suele ocurrir con los grandes intérpretes, Kiki demostró, en todo momento, llevar la batuta en la dirección del cuadro flamenco que le acompañaba. De ellos cabe destacar el toque de guitarra flamenca de Rubén Campos, los teclados de Juan Arance, la percusión de Papo Gabarre, la batería de Juanma Padilla y los coros de Ruth Barroso. Antes de retirarse para dar paso a su hermana Soleá, guitarra en mano deleitó al presente con un mix de conocidas canciones pop, entre ellas el tan coreado Corazón Partío de Alejandro Sanz.
Lo que no cabe duda es que Soleá sabe sacar partido de su raza gitana a la hora de lucirse en el baile, desde las manos al contoneo de su bella figura y larga melena. E igualmente demostró un dominio en el compás por palmas, logrando sacar algunos momentos de jondura flamenca.
Tras la ovación de los oyentes subió al escenario la hoy televisiva Soleá, quien a pesar de mostrarse cómoda en el escenario no terminó de mostrar un estilo o sello particular. Casi como en un juego, la joven Morente iniciaba cada uno de sus temas con una voz casi en susurro, al más puro estilo «Lolita». Por momentos, me hizo recordar a la intérprete francesa Cathy Claret, quién ya dio que hablar en el mundo flamenco, o la famosa cantante española Jeanette. Lo que no cabe duda es que Soleá sabe sacar partido de su raza gitana a la hora de lucirse en el baile, desde las manos al contoneo de su bella figura y larga melena. E igualmente demostró un dominio en el compás por palmas, logrando sacar algunos momentos de jondura flamenca. De esta manera y en honor a su nombre, interpretó el palo de la soleá con un potente y desgarrador quejío gitano. Sin embargo, en otros de los temas, no se vislumbraba apenas personalidad, sino solo el arte que casi todos los gitanos dominan de manera innata.
Consciente de la valía de su hermano, Soleá no dudó en reclamarle para subir de nuevo a las tablas. En esta ocasión, Kiki se dejó llevar más por el espectáculo de su hermana, quién con comodidad recorría de un lado al otro el escenario, y por momentos quiso mostrar su cercanía con el auditorio. Bellas fueron las ocasiones en las que la joven de la saga supo dar un paso atrás para ceder el protagonismo a su hermano, quién de nuevo volvió a destacar por su talentosa voz. Mientras tanto ella, colocada a su lado, formaba la bella estampa tan flamenca de acompañar al cantaor con los movimientos del baile. Aunque realmente, donde parecieron sentirse más cómodos los hermanos fue a la hora de interpretar a dúo varios temas de pop. Sin embargo, algunos de ellos, en mi modesta opinión, con el acompañamiento de los teclados resultaban, en ocasiones, de poca originalidad. Más próximos al soniquete típico de una verbena popular.
Tras la interpretación de varios bises, y como en toda fiesta flamenca donde la gracia no falta, los Morente lograron levantar y hacer contonearse al heterogéneo público del Principal, quienes salieron satisfechos de un espectáculo apto tanto para los amantes del flamenco como para los menos conocedores de este arte universal.
No hay comentarios