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Publicado el 27 enero, 2021

Matusalén Rock

Por Carlos Garrido
Johnny Winter - Mallorca Music Magazine
Johnny Winter - Fotografía de José Luis Luna

Cuando tenía quince años, la gente de treinta me parecían «viejos». Con mis compañeros del grupo «Los Cárabos» escuchábamos una y otra vez a los Who cantando aquello de «prefiero estar muerto antes de ser viejo». Y el guitarrista me decía con gesto solemne: «Yo es que me moriré joven…».

El cabrón no cumplió su profecía. Sigue igual. Fumando y bebiendo cervezas a los 70 y pico. Mientras que, para los de mi edad, incluso los octogenarios nos parecen «muchachos».

Creo que la generación que fuimos jóvenes en los 60 hemos vivido una peripecia histórica. Somos probablemente los primeros en llegar a la setentena sin ser ancianos. Y en gran parte gracias a las estrellas de Rock.

Nuestros héroes de adolescencia se han ido haciendo mayores. Algunos quedaron en la eterna juventud al convertirse en hermosos cadáveres. Como Jimi Hendrix, Jim Morrison o Janis Joplin. Incluso John Lennon tuvo una muerte prematuramente épica. Pero casi todo el resto han seguido en primera línea, incluso en cotas de ancianidad.

¿Es un mecanismo impostado para seguir en el show-biz? ¿Se puede hacer Rock and Roll cuando el cuerpo pide otras cosas? ¿Es válida la rebelión del Rock tanto para los veinte como para los setenta?

Algunos siguen instalados en una adolescencia fáustica, como es el caso de Mick Jagger o Paul McCartney. Los hay que viven de su propia leyenda, incluso con cierta sorna, como Keith Richards. Otros evolucionan hacia una madurez casi de músico clásico, como Pete Townsend que sigue bailando y dando saltos mientras suelta riffs atómicos. Los casos más interesantes corresponden a quienes se han ido adaptando a las diferentes estaciones de la edad. Asumiendo la vejez, como Eric Clapton. O invirtiendo en nuevos proyectos, como hizo Ray Davies con el musical «Sunny Afternoon».

Los héroes del Rock no pierden su condición proteica por más viejos que se hagan. Es una evidencia. Y así también sirven de espejo para otras generaciones, que viéndolos piensan: «Bueno, por lo visto hacerse viejo no está tan mal». El Rock, conforme se interna en edades más provectas, puede seguir siendo igual de explosivo. Como ocurre con Neil Young. O ganar incluso en fuerza revolucionaria, caso de Roger Waters.

Más allá de la comercialidad, las modas y el tópico, el Matusalén Rock tal vez gane en emoción, en destreza y en profundidad. Sin perder por ello ese elemento molesto y subversivo que lleva aparejado. Se es rockero hasta el final.

Cuando pienso en este tema recuerdo a Eric Clapton afirmando: «De viejo me conformaría con tocar como John Lee Hooker». Y no encuentro otra imagen de mayor dignidad que la del veterano bluesman, con su sombrero, sus gafas de sol y sus calcetines de topos. Activo hasta su muerte a los 84. Con más «feeling» que nadie.

La música, my friend, está en el corazón, no en el DNI.

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Publicado por:

Carlos Garrido Torres - Mallorca Music Magazine

Carlos Garrido Torres (Barcelona 1950) es periodista y escritor. Ha hecho también carrera en la música, formando parte, entre otros proyectos, de Rock & Press. Es autor del libro "La Guitarra Platónica" (Documenta balear) donde cuenta su adolescencia musical.

Sitio web: carlosgarridotorres.com.

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