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Publicado el 6 diciembre, 2023

Anna Ferrer y Marco Mezquida: espalda contra espalda, talento junto a talento

Fotografías de José Luis Luna
Crónica de Víctor M. Conejo
Altertanilla Jazz Festival - Anna Ferrer & Marco Mezquida - Mallorca Music Magazine
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Llucmajor, viernes 1 de diciembre de 2023

Alternatilla Jazz Festival 2023

Anna Ferrer y Marco Mezquida arriban desde la vecina Menorca para estrenar la vigente edición del Festival de Jazz Alternatilla

Concierto sin partituras y con todas las inteligencias musicales posibles. Las personalidades artísticas en la voz de Anna Ferrer y en el piano de Marco Mezquida guiaron un recital tan versátil como puede ser cuando sus elementos esenciales con solo dos: desbordado. Capaces del susurro tanto como del estruendo, siempre estentóreos, abordaron un repertorio de cancionero tradicional -«vamos a interpretar canciones que nos han tocado; no todas estas canciones nacieron en Menorca», en palabras de la cantante-, que fueron capaces de convertir en una juerga, en un pitote jolgorioso.

«Toca timbal, toca Pascual, toca Regina»

La esencia del concierto inaugural del Alternatilla fue melódica, claro, más que jazzística. Ferrer domina el registro hasta el cuarto dan, y el pianista, compositor y arreglista ya ha repartido un par de cientos de cátedras al respecto en canciones, discos y recitales, por lo que dicho lenguaje no es tránsito nuevo para él. «Toca timbal» (cancó de Nadal) fue el tema que abrió, resuelta como una suerte de pop a la minué, y ya se notaron los cientos de pares de manos y de oídos frotándose con fruición en visos de lo que aún estaba por llegar. El remate de la pieza, palabra a palabra, sílaba a sílaba, vocal a vocal, y su conclusión extasiada fue excelso. Un jolgorio.

«Gracias por venir a un concierto que tal vez no se vuelva a repetir. Por tanto, gracias Llucmajor y gracias Alternatilla». Juntar a las dos figuras fue iniciativa de Josep Sampol, uno de los cuatro socios de Es Claustre de Maó -«un mallorquín, no un menorquín, fue quien nos juntó por primera vez para hacer un dúo por el aniversario; qué vergüenza», contó Ferrer con sorna. Sucedió el pasado sábado 9 de septiembre, en fecha extra añadida a la original del domingo 10 ante la demanda de entradas. El motivo era celebrar los quince veranos ininterrumpidos programando música en el paradigmático espacio de la isla vecina.

«Sense corda ni poal»

La tercera fue una glosa emocionante, que vino con bullicio: Mezquida se extendió al piano y le metió parranda. La cuarta se contagió, arrancada con despiporre primero a las teclas y después directamente rasgueando las cuerdas del piano. Sorpresas, entrega, riesgo y juego, comandado por dos caras que eran dos relojes. La velada seguía, los hitos proseguían: un fandango gigantesco fue acompañado por Ferrer percutiendo en su propio pecho; a la siguiente Mezquida ennegreció no su semblante ni la música sino su feeling y se puso a blusear. El entorno tornó casi rural y solo faltaron las vías de tren y los campos de algodón.

Habló Mezquida («La carrera de Ferrer no ha parado de crecer, mientras tanto yo hago lo que puedo»); contestó Ferrer («Lo que tiene la música es que seas del color político que seas, todo el mundo puede cerrar los ojos»). Hasta los parlamentos se sublimaron. La cantante: «Cantar con Marco, que fue profe mío, trasciende un nivel más. Vas más allá. Os invito a que le cantéis a alguien a quien queráis porque eso os llevará un poco más allá. Y hasta allí solo puede llegar la música».

«Què són aquestes mirades que me dones»

Se pasó a la épica. Y subió, más, subió aún más. Con Mezquida sucede que siempre parece que te lleva al final de la música para, cuando él decide, volver a llevarte hasta el principio. Le añadió percusión campanillera, con pequeños platillos colgando de una cuerda. Hasta allí arribó la voz de Ferrer, a los mares desplegados por el pianista. Después les dio por jugar: la vocalista aspaventeó como una niña pequeña, de nuevo con ramalazos bluseros en el corsé musical. Llegados a «protocolariamente, la última canción», rebautizó el festival como «Alternatilles».

Anna Ferrer se volvió a sentar junto a Marco Mezquida en la banqueta del piano, y el primer bis fue «Yesterday» de los Beatles. Después, «La balanguera». Para entonces la audiencia ya tenía sus dos conclusiones, las que resumirían las sensaciones máximas que el dúo provocó desde el escenario: una, «Ya que amando te muero, ten compasión»; dos, «Volem vi, volem vi, volem i en beurem, en beurem, en beurem».

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Publicado por:

Fotógrafo de la escena musical española y local desde 2010.
Colaborador de festivales y revistas de ámbito nacional, ha expuesto en diversas ciudades españolas y en el extranjero.
Fotógrafo en Mallorca Music Magazine.

Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.

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