Atomic Fest 2022: colegas, cerveza y música. ¿Para qué más?

Hay locales, baretos, pubs, cervecerías o lo que sea, que se hacen querer. Vas allí, te ponen buena música, te dan buen rollo y tienes variedad de cervezas para elegir, ya seas un sibarita o te baste con cualquier cosa para estar a gusto. En esas condiciones es imposible no tenerle cariño al Atomic Garden, que el pasado sábado 29 de octubre celebraba una nueva edición de su festival anual (obviando los dos últimos años por aquello que ya sabemos todos). En esta ocasión lo hacía presentando nada menos que nueve bandas, siete de aquí y dos forasteras, que nos dieron una tarde-noche larga, pero que se hizo corta, cargada de ruido, distorsión, cerveza, sudor y buen rollo.

The Distance

Así, puntuales como un reloj, a las 18 h. y con un ambiente todavía relajado, como si estuviéramos de tardeo en Santa Catalina, arrancaron las hostilidades con The Distance, la propuesta más extrema de la noche, con ese post hardcore que me tiene encandilado desde que se editó su debut Prologue. En directo lo suyo es generar un muro sónico que les separa del resto de los mortales, aunque en el Café Club de Es Gremi sonó bastante nítido. Con Yamil y Óscar a los lados y con Julián liderando con su particular carisma, mientras Alberto marcaba los ritmos, fueron desgranando los temas del mencionado LP, como «Lost Lifetime» o «Nothing», así como algunos aún inéditos como «Flowers», para terminar en alto con una de sus joyas: «Summer».

Son And The Holy Ghosts

Y sí, era una jornada de contrastes, puesto que seguidamente tocaba el rollete a medio camino entre el pop y el rock de Son And The Holy Ghosts, bajo el liderato de Guillem (Son) Mesquida, que aportó el toque diferente al festival. Con una puesta en escena sobria y elegante, sin grandes artificios (un poco la hoja de ruta del día), fueron repasando su respetable discografía con las rockerillas «Another Life» o «Disaster», así como con lo más parecido a una balada que sonó en toda la noche, «Here, She Comes». Ante una buena entrada ya desde el principio y un sonido algo saturado al inicio, pero que fue mejorando a medida que avanzaba el bolo, cerraron con «Crit», su nuevo single y su primer tema cantado en catalán, donde creo que la banda se mostró verdaderamente cómoda.

Nita

A las 19:25 era la hora del que para muchos (o para mí) fue el descubrimiento de la noche, Nita. Una banda realmente joven y con una actitud muy noventera que venían a presentar Santa Paciència, su primer disco de estudio. Su propuesta se encargaba de sorprender, pasando de pasajes acústicos o ligeros al trallón riffero directamente, todo apoyado por unas buenísimas armonías vocales entre Marga, Poli y Natalia, mientras Dani se partía el lomo a la batería aportando la nota de energía al show. Y todo llevado con una naturalidad insultante entre tema y tema. La riffera «Per Ventura», «Cal Fred» o «A Mitjanit» fueron sonando antes de cerrar con «Rianna» y «Es Tiu», dos temas instrumentales que dejaron a más de uno arrastrando la mandíbula por el suelo. Bona feina de Nita.

Octane

Seguimos con los contrastes, la variedad era uno de los puntos fuertes del cartel y el orden dispuesto acentuaba esa circunstancia, ya que ahora nos íbamos al contundente metal de Octane, quienes reventaron el escenario a base de tablas. Ya lo he comentado otras veces, Octane es un proyecto relativamente nuevo pero formado por músicos con el lomo pelado de moverse por esta bendita escena. Eso se nota cuando se plantan en un escenario como el de Es Gremi, con un juego de luces currado y un sonido realmente bueno. Tocaron temas de su primer disco, ese Reliable Storm Makers, dividido en dos partes, así como un par de temas nuevos que encajaron bastante bien con su repertorio. Por lo demás, energía y contundencia entre riffs elaborados y ritmos progresivos, hasta que cerraron con «Master-Darker Plan», su tema más conocido.

La Rage

Y por fin tuve la ocasión de ver a La Rage, una de las propuestas punk que más me han interesado en los últimos tiempos. Un punk anárquico, visceral y directo al grano, a lo burro, a lo guarro. Una bofetada en la cara. Y si te portas bien, te llevas otra. ¿Que hay que sortear una tabla de skate? Pues se sortea. Que le vaya a llegar al ganador es otra historia (le llegó). Fue un buen momento para un concierto así. La gente ya empezaba a disfrutar de los efectos secundarios de la bestial ingesta de cerveza y La Rage se aprovecharon de eso para lograr que la peña cantase varios de sus temas, como «Stardust» o «Solo Rabia». Punk y punto, es lo que hay.

F/E/A (Forces Elèctriques d’Andorra)

Superamos la mitad de la jornada, la cerveza hace estragos, los conciertos no paran y toca dosis instrumental con los muchachos de F/E/A (Forces Elèctriques d’Andorra), que estrenaban formato quinteto y presentaban algunos de los temas que formarán parte de su próximo e inminente álbum. De hecho, todo el bolo, salvo «Corvette», de su anterior disco Vèrtebra, fue a base de material nuevo. Arrancaron con la enorme «Rodellar», ideal para empezar por cómo va ganando intensidad a lo largo de sus nueve minutazos, hasta llegar a un punto de intensidad que ya no nos iba a abandonar en prácticamente todo el concierto. Destacó el corte «Orsini», con una constante e hipnótica línea de bajo conduciendo el tema hasta que se te queda en la mollera. Todo ello con cinco músicos desatados, que dieron la sensación de improvisar durante todo el concierto mientras alternaban pasajes suaves con momentos de pura distorsión salvaje, estructuras ambientales con ataques rítmicos más directos, todo ello acompañado de un juego de luces no apto para epilépticos. De lo mejorcito de la noche para el que aquí escribe.

Serpent

Con Serpent llegó la locura. Volvemos al punk rock de manual con la banda catalana, que pisaba Mallorca por primera vez y alucinaba con las instalaciones de la sala Es Gremi, lo cual, viniendo de donde vienen, tiene mérito. Tenía ganas de verlos, me venían gustando bastante los recientes EPs que han ido editando este año y la verdad es que fue un concierto salvaje, con los miembros de otras bandas haciendo crowdsurfing, la gente del Atomic dejándose la garganta y el público en general montando pogos y derramando cerveza. Sonaron muy potentes, el trabajo de luces fue bastante bueno y algunos de sus temas como «Reverberació», «Drago Vs. Balboa» (con problemas técnicos incluidos), «Llepaculs», «Gel» o «Futur Salvatge» fueron bastante celebradas y coreadas por un Café Club abarrotado.

Biznaga

A las 23 h. saltaban al escenario los cabezas de cartel de la noche, los madrileño-malagueños Biznaga, con una gran expectación y la Sala 1 presentando una imagen bastante digna. La banda se presentaba en Mallorca por cuarta vez, la segunda en medio año tras el Mallorca Live, y se nota que hay aprecio mutuo entre público y músicos, quienes destacaron que no suelen tener metaleros entre el público y que estaban alucinando con los pelazos que gastamos, claro. Coñas aparte, los tíos metieron buena caña, la gente bailoteó de aquella manera y temas como «Espíritu del 92′» o «Contra Mi Generación» fueron bastante coreados, aunque pienso que al sonido le faltó algo de garra. Hubo rotura de guitarra, lo cual llevó a Vicenç de F/E/A a pegarse el currazo de reponerla mientras Pablo Garnelo tocaba con una prestada. Problemas superados, el concierto siguió con esa mezcla de punk y pop que destaca en su reciente álbum Bremen No Existe, protagonista claro del setlist, hasta que «Madrid Nos Pertenece» y «Una Ciudad Cualquiera» cerraron por todo lo alto.

Saïm

Y llegamos al final. Saïm ponía el broche a su etapa Fràgil cerrando la jornada del Atomic Festival en el Café Club, donde bastante gente se quedó a verlos y echar el último buen rato con su punk rock. Actitud, energía y algo de emoción por parte de la banda que cerraba una etapa realmente buena que los ha puesto en el mapa de mucha gente.

No está mal, nueve bandas del tirón, sin parar, entre la Sala 1 y el Café Club. Punk, pop, metal; bandas nuevas, jóvenes, consolidadas; propuestas de aquí y de la península… Al final los parroquianos más o menos habituales del Atomic y compañía celebramos una noche de las que molan, en la que las bandas estuvieron a la altura y la sala también. Hubo de todo y para todos, pero al final se resume en colegas, cerveza y música. Lo que pide un festival y lo que tanto hemos echado de menos. Poco más que decir. ¡Larga vida al Atomic Garden!