Cabrón desplegaron su carisma, descaro y desparpajo en el concierto ofrecido en Es Gremi el pasado domingo 23 de mayo, donde abrieron para sus amigos de Nolo
Son curiosos los caminos que toma la expresión artística para abrirse camino, y a veces donde se cierra una puerta se abre una ventana en el lugar más insospechado. De las cenizas de El Mono de Jade, banda que realizaba un rock urbano áspero y aguerrido, nació Cabrón, un grupo que practica un mestizaje difícil de clasificar, bohemio, canalla, sentimental, con un irónico sentido del humor y mucho swing. Un «mil leches», según la propia definición de la banda, aunque conservando la garra y las ganas de transgredir de El Mono.
El artífice de este transformismo musical es Javi Saga, líder del grupo (también lo era de El Mono), un joven soñador e inquieto, aunque ya veterano en esto de parir música, con una fértil creatividad y un don natural para las letras. Cierto es que lo de El Mono no estuvo mal, pero es que lo de Cabrón está a otro nivel. Si aún no los has escuchado no sé a qué estás esperando, te aseguro que no lo vas a lamentar.
Con menos de un año de vida ya han conseguido reunir un puñado de excelentes canciones que han juntado con el ocurrente título de Expropiación Cultural. Letras ingeniosas, sobresalientes, envueltas en una música arrebatadora. Letras que huyen del «buenismo» o la superioridad moral y le cantan a las penas y las vergüenzas que todos escondemos con naturalidad, descaro y desparpajo. La música que las envuelve, tan rítmica y bailable, ayuda a quitarle hierro al asunto y le aporta ese toque irónico, emocional y canalla que lo hace tan irresistible.
Pero vayamos con la actuación. Cabrón acudieron a Es Gremi invitados por sus amigos de Nolo, banda de rock que tocó a continuación. Salieron a escena con una formación muy ambiciosa, nada menos que seis músicos sobre las tablas. A su núcleo formacional de guitarra, bajo y batería, sumaron teclados, saxo y trompeta para modelar un combo muy potente que hizo las delicias del público que llenaba la sala (lleno de pandemia, entiéndeme).
Este combo se mantuvo a un altísimo nivel durante todo el espectáculo. Ya en los primeros compases se notó la potencia arrolladora de la sección de vientos, que fue una de las protagonistas de la velada, con detalles tan deliciosos como el fantástico diálogo entre saxo y la trompeta en «Putas canciones de amor», o el solo de trompeta en «Las Musas Siguen Conmigo». Son estos detalles de las canciones los que más enamoran al escucharlas en directo. Tampoco estuvo nada mal la nueva canción que presentaron, un tema con una preciosa melodía realzada por un magnífico sólo a los teclados, o el destacado solo de batería, a ritmo de salsa, también de «Putas canciones de amor».
Se notó mucho que se habían preparado la actuación a conciencia, especialmente por las numerosas sorpresas que fueron intercalando entre los temas. Así pues, en determinados momentos sonaron conocidos fragmentos de C. Tangana y Rosalía, y también sólos y partes instrumentales de salsa y otros ritmos latinos. Todo muy bien pensado y orquestado, aunque a mi juicio se excedieron un poco. Y es que el material que tienen es tan bueno que no necesita de tantos aderezos, que en lugar de realzar el conjunto pueden llegar a espesarlo. Eso sí, quedó demostradísimo que tienen ganas de hacer cosas y poseen una gran versatilidad.
Y eso fue todo, solo ocho temas, ¡pero qué temas! No pudimos escuchar más porque de momento no hay más. Habrá que tener paciencia. Un último detalle no menos importante: como colofón, un imponente macho cabrío con una hermosa cornamenta apareció de golpe para cruzar raudo y veloz el escenario. No se me ocurre mejor forma de culminar un concierto.
Cabrón
Javi Saga (voz y guitarra)
Miki Martínez (bajo)
Pep Vanrell (batería)
Víctor Rodríguez (teclados)
Biel Capellà (saxo)
Dialen Niang Ka (trompeta)

No hay comentarios