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Publicado el 20 marzo, 2024

Chambao: crónica + entrevista en Trui Teatre (Festival Paco de Lucía)

Fotografías de José Luis Luna
Crónica y entrevista de Fátima Yráyzoz
Chambao en Trui Teatre (Festival Paco de Lucía) - Mallorca Music Magazine

Palma, domingo 17 de marzo de 2024

Ceremonia, chill y fiesta

 Por Fátima Yráyzoz
 José Luis Luna (ver galería)

Con la vuelta de Chambao a la isla como reclamo, llegó el pasado domingo 17 de marzo al Trui Teatre de Palma la banda andaluza liderada por La Mari, a quien a principios de milenio se le adjudicó la creación de un nuevo género musical denominado «flamenco chill». La cita suponía la clausura de la presente edición del Festival Paco de Lucía.

La gracia y cercanía de la malagueña hizo ganarse nada más salir a un público totalmente entregado, en un directo de más de dos horas en el que a modo de popurrí supieron mezclar con apenas pausas su temas más conocidos con los del nuevo trabajo que venían a presentar: En la cresta del ahora. La cantante estuvo acompañada por músicos de gran altura: Juan Heredia a la percusión, Oliver Sierra al bajo, Álvaro Llanos a la guitarra y Agustín Carrillo a los vientos (saxos y flauta travesera). En la última parte del concierto se sumó Celia Flores a los coros.

Con su particular versión del «Volando voy» de Camarón, apareció en escena La Mari con un largo vestido de adornos dorados estilo marroquí, como el que portaba en uno de sus videoclips. Descalza y con el pelo recogido en una larga trenza. «Estoy descalza porque es como suelo estar en mi casa, y esta la siento como mía. Y el pelo no lo tengo tan largo, esto es un postizo, ¡no se crean!». Fueron los primeros comentarios que con gran desparpajo y naturalidad dirigió a los presentes para crear dicha cercanía, y dejar claro que ante todo iba a imperar el buen rollo.

La primera parte versó especialmente sobre los temas del nuevo álbum, sobre el cual recordó la malagueña que fue grabado íntegramente en Mallorca durante el pasado año, en el estudio del reconocido productor Juan Medina, antes Makandé. «Aquí en Puigpunyent, que no sé si lo habré pronunciado bien», comentaba la cantante logrando las risas de su audiencia.

Entró en la segunda parte con voz más calentada, especialmente emotiva y con compás por verdiales (palo flamenco originario de Málaga), interpretando «En este vaivén del mundo». De ahí a otros más conocidos y versiones de míticos y revolucionarios intérpretes del flamenco que ya no están con nosotros, como «Lo bueno y lo malo» de Ray Heredia o «Rosa María», de nuevo de Camarón.

El buen rollo fue fluyendo y se creó un diálogo tan cercano que La Mari quiso escuchar las peticiones del público. Con el ambiente de fiesta ya creado no dudó en bajar del escenario y bailar mezclándose con la platea. Sonaron «Pokito a poko», «Déjame vivir» (en la que acompañaba a Jarabe de Palo) o la galardonada «Papeles mojados», que el público ya no dudaba en corear. En algunas ocasiones los temas se acompañaron de imágenes de algunos de sus videoclips, como el que da título al último álbum y que interpreta junto al rapero Kase.O.

La lista de temas fue interminable, incluidos los bises fueron más de veintidós. Pero el fin de fiesta por todo lo alto estaba asegurado: la cantante fue anunciando en varias ocasiones que iba a dejar subir a bailar al escenario a cualquiera que lo quisiera.

Todo fueron suaves melodías junto al soniquete fiestero que siempre aportan los compases aflamencados, todo ello impregnado de letras con mensaje de amor a la vida, al renacer, etc. Al más puro estilo hippie, casi de chiringuito de playa del sur, al que el público supo responder dejándose llevar por las indicaciones de la malagueña, quien a modo de gurú consiguió que mayores y pequeños danzaran en el escenario en una ceremonia que quedará para el recuerdo.

Del escenario a los camerinos

Son pocas las ocasiones en la que los artistas conceden entrevistas tras un concierto, por lo que en esta ocasión, y después de dos horas, dudábamos que pasara. Además, saludos de amigos y seguidores suelen dilatar la espera. Pero sí sucedió, y lo primero que sorprendió fue que La Mari no esperó a que la saludaran, sino que ella misma se acercó a cada persona que formábamos la pequeña comitiva a la que se permitió bajar a camerinos, presidida por el alcalde de Palma, Jaime Martínez, junto al concejal de Cultura, Javier Bonet, más sus familias.

Haciendo cuentas, tuve la suerte de conocerla hace 23 años. Corría el año 2001 y fue en una céntrica sala madrileña, lugar elegido para la presentación a los medios de una nueva banda sobre la que el colombiano Henrik Takkenberg, su productor y posteriormente también integrante, aseguraba que llegaba con un nuevo estilo musical: el «flamenco chill». Me encontré con un trío formado por unos primos malagueños, Dani y Eric Casañ, más una vocalista y novia de uno de ellos: María del Mar Rodríguez Carnero, que nos fue presentada como La Mari. Con apenas 26 años y con cara de ser aún más joven. Su aportación al disco recopilatorio Flamenco Chill se convirtió en banda sonora de casi todos los chiringuitos del país. Tras recordar ese momento y reírnos por el tiempo transcurrido, la primera pregunta era casi obligada:

¿Por qué seguimos hablando de Chambao?

Porque Chambao nunca se disolvió. Cuando aparecimos no teníamos más que una maqueta con cinco temas, que gracias a mi amigo Cris, que sigue todavía con nosotros, llegó a los estudios de Sony en Londres, y estos la remitieron a Madrid. [Finalmente la discográfica editó en 2002 un recopilatorio titulado ‘Flamenco Chill’, que incluía veintitrés temas de doce artistas diferentes, entre ellos seis temas propios de la banda malagueña más dos versiones, «Tu frialdad» de Triana y «Como el agua» de Camarón de la Isla]. Por aquel entonces hacíamos música como mero hobby, para compartirla con amigos del barrio y poco más. Por eso cuando nos ficharon para hacer un disco de verdad, y encima gustó, nos pidieron más. Pero en ese momento cada uno tenía su vida y su trabajo. Por eso poco a poco cada cual fue eligiendo su camino. Nuestro productor, artífice del sonido «flamenco chill», nos dejó, y Dani se casó. Solo quedábamos Eric y yo, hasta que en 2005 me diagnosticaron el cáncer.

En 2003 y con vuestro primer álbum de estudio ‘Endorfinas en la mente’ obtuvisteis el Ondas a Mejor Creación Musical, y en 2004, entre otros, el Premio de la Música en la categoría Mejor Álbum de Nuevas Músicas, que otorgaban la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), Fundación Autor y la Sociedad de Artistas de España (AIE). Y «Pokito a poko» (2005) fue disco de platino [otorgado por Productores de Música de España (Promusicae), la asociación que representa a la industria discográfica española; en aquel año la cifra de ventas requerida para su obtención era de 100.000 ejemplares].

Cierto, aunque justamente con ese trabajo apenas hicimos promoción. Mi gira fue la operación y mis bolos los tratamientos de quimio que me metieron [sonríe]. A los tres meses, cuando ya me sentía mejor, le dije al oncólogo que necesitaba volar. Me dio permiso, pero con precaución.

No perdiste el tiempo: escribiste junto a tu hermana Aurora el libro para visibilizar la enfermedad «Enamorá de la vida aunque a veces duela»” (La Esfera de Los Libros, 2006), estribillo de la canción «Volando voy» de Camarón, de la que hicisteis una versión y con la que has abierto hoy el concierto.

Lo que la gente no sabía es que mi relación de diez años con Eric había finalizado y estaba sola. Ahí fue cuando lo pasé realmente mal. No sabía qué hacer con mi vida. Como La Mari no había grabado nada, solo el directo de 2018 en el WiZink Center de Madrid donde me autobauticé y a lo grande, rodeada de amigos y artistas. De ahí salió el álbum en directo de casi tres horas “De Chambao a La Mari: último concierto”. Pero como La Mari nunca he hecho un disco. Tuve una movida personal, no sabía qué hacer, si seguir dedicándome a la música, y luego vino la pandemia. Lo que pasaba es que hacía ocho años que no sacaba disco. El último fue ‘Nuevo ciclo’ en 2016. Por eso el año pasado, con este nuevo disco, seguí llamándolo Chambao. Porque soy Chambao [sonríe ampliamente].

¿Cómo fue grabar con Juan Medina/Makandé?

Yo me sentía con mucha fuerza y él me dijo que encantado. Juan hace muchísimas producciones y muy chulas con diferentes grupos. Me encanta. Era enero del pasado año, y en abril empecé a presentar singles y a tocar sin aún haber sacado el disco a la venta. Lo hice al revés. Hasta septiembre no salió el disco.

Muchas canciones llevan el hilo conductor de lo iniciático, y tras haber tocado fondo como cuentas, toca resurgir. Tal y como cantas en «Florecimiento», que además es un bello canto al agradecimiento.

Por supuesto. Siempre estoy agradecida por el mero hecho de estar viva y por seguir viendo a mis padres y a mis compañeros perrunos Lolo y Jara. Después de superar un cáncer y de las cosas que me han pasado, ahora tengo 49 años. La vida, en realidad. Por eso este disco es un homenaje a estar aquí.

¿Alguna canción muy especial entre las del último álbum?

Como decías, «Florecimiento» es muy especial. Representa mi momento actual. Cada vez que lo interpreto me autoalimento. Si algún momento me veo de bajona lo canto y me da subidón. Es un recordatorio de que estoy aquí.

¿Qué supone haber sido parte del Festival Paco de Lucía?

Ha sido un grandísimo honor. Todo lo que tenga su nombre es para quitarse el sombrero y todo lo que haga falta. Es un maestro, una institución para la música en general, no solo para el flamenco. Ha sido un gran ejemplo y lo sigue siendo. Sus discos se siguen estudiando. Y no hace falta ser guitarrista. A mí, desde luego, me abre los oídos, el corazón y la mente. Fue un avanzado. Además tuve la gran suerte de conocerlo y de oírle hablar. No charlar, porque me quedaba muda. Me pasaba igual con Enrique Morente, otro gran maestro que cada vez que abría la boca, sentenciaba.

Haces una versión de «Alegría de vivir» de Ray Heredia, otro gran maestro que también nos dejó, conocido como «el Prince español».

Como dato curioso, hizo solo un disco. Era otro virtuoso. Sus letras no dan puntada sin hilo. Tenía esa sensibilidad cercana que solo saben expresar los genios.

¿Por dónde irá tu presente y tu futuro más próximo?

Empezamos gira por Latinoamérica. Chile, Argentina y México. Y dependiendo de cómo resulte, a seguir abriendo camino. Como hace tanto tiempo, a ver qué tal.

Última pregunta: ¿algún lugar o momento especial para componer?

La inspiración la atrapo con el móvil. Porque si tengo que pensar y escribirla se me va, te lo aseguro. Grabo desde un mero silbido a una frase completa. Y algún sitio no tengo, pero como me gusta mucho caminar por el campo como los estoicos, que mientras andaban, pensaban, durante mis paseos llevo el móvil en silencio para que, si me llega algo, atraparlo. Aunque muchas veces, cuando vuelvo a oírlo, lo acabo borrando. Casi todo. Pero en ocasiones no, y fue aquí donde me pasó. Cuando Juan sacaba a pasear a sus perros cada mañana, yo cogía otra ruta. En una de estas caminatas salió, justamente, «Florecimiento». Que en principio no iba a estar en el disco. Así que estoy muy agradecida a Mallorca. Ya lo he dicho: me he sentido como en casa.

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Publicado por:

Fotógrafo de la escena musical española y local desde 2010.
Colaborador de festivales y revistas de ámbito nacional, ha expuesto en diversas ciudades españolas y en el extranjero.
Fotógrafo en Mallorca Music Magazine.

Periodista y productora musical. Me formé en Madrid, en el grupo Prisa: Canal Plus, Cadena SER. Siempre atraída por la música, he colaborado en revistas como Neo2 o suplementos como Tentaciones de El País o el del Diario La Provincia en Canarias. De mi pasión por el flamenco, la cual me viene por mi raíz andaluza y del cual me considero una gran aficionada, conservo muy buenos recuerdos, ya que tuve la fortuna de conocer a los más grandes de este arte como cronista para Diario de Cádiz, Diario de Sevilla y la revista especializada La Caña.

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