Palma, viernes 27 de agosto de 2021
Actuación de F/E/A (Forces Elèctriques d’Andorra) en Es Gremi como teloneros de El Altar del Holocausto
Algo más de un año y medio después de su último concierto, tras aplazamientos, cambios de formación y en plena preparación de su nuevo material, F/E/A (Forces Elèctriques d’Andorra) volvían a los escenarios de la sala Es Gremi de Palma. La parte instrumental de la microescena que forman junto a Marasme, Deadwood-Tree o los recientemente desaparecidos Dead Eye Wolves, con los que comparten miembros, iba a ser la responsable de abrir una poderosa velada en la que los encargados de transmitir mensajes y hacer viajar al público iban a ser, por una vez, los instrumentos por encima de las voces.
Así, sobre las 21:30 h., de forma pausada y sin hacer muchos alardes, los músicos de F/E/A fueron saliendo a escena, cada uno aportando su parte a la atmósfera, a modo de intro, mientras las tablas y la sala se iban llenando. A los diez minutos, más o menos, reventó el sonido y por fin, tras más de un año y medio sin pisar un escenario, se estrenó la nueva formación de la banda, contando ahora con tres guitarristas.
Abrieron con Rodellar, uno de los dos temas inéditos que cayeron en el concierto y que verán la luz en el próximo trabajo de la banda, siguiendo con dos más de cada uno de sus anteriores LPs, Vèrtebra y Congo, para un total de seis piezas en alrededor de tres cuartos de hora de bolo. Unos F/E/A que se dedicaron a enlazar un tema tras otro sin darse un respiro, bajo el humilde liderazgo de Tomeu Canyelles.
La inclusión de un nuevo guitarrista, con nuevos recursos e ideas, supone un gran plus al sonido de la banda, caracterizado más por la experimentación que cualquier otra cosa, sin buscar un sonido concreto ni cerrándose a ningún estilo, simplemente haciendo lo que se les pasa por la cabecita. Con ello, logran generar una atmósfera dura y opresiva, que incita al oyente a cerrar los ojos y dejarse llevar por sus constantes vaivenes sónicos.
El final del show llegó con Nº4, el segundo tema que estrenaban en directo y en el que me hipnotizó la línea de bajo de Vicenç Bibiloni, conduciendo el tema en base a la repetición mientras sus compañeros se desmadraban del todo en el éxtasis musical definitivo que cerró su parte de la noche.
Al final, regreso a la misma atmósfera con la que se inició el concierto, un «gracies» a grito pelao (para qué gastar en micros, ¿verdad?) y punto final a un señor concierto antes de dar paso a El Altar del Holocausto. Una actuación que marca el comienzo de la nueva etapa del grupo, con formación renovada e inminente disco cocinándose en el horno. La verdad es que, con el conglomerado de musicazos que conforman estas Forces Elèctriques d’Andorra, es imposible que la cosa salga mal. Nunca fallan.
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