Marratxí, sábado 11 de diciembre de 2021
Concierto de Marlango en Sa Deixalleria de Marratxí
Con gran expectación, el Ajuntament de Marratxí estrenaba el pasado sábado 11 de diciembre su amplio programa de actividades navideñas con el directo de la formación madrileña Marlango. No se trataba de un concierto ordinario, la primera actuación en el municipio del popular dúo venía motivada, de manera altruista, por un concierto benéfico cuya recaudación íntegra estaba destinada a los damnificados por la erupción del volcán de la isla canaria de La Palma.
El lugar elegido, Sa Deixalleria, contaba con una buena acústica, aunque la falta de arrope del recinto junto a las bajas temperaturas de la gélida noche de este atípico otoño en Mallorca consiguió que el nutrido público asistente, que llenaba prácticamente el aforo, no pudiera quitarse los abrigos en toda la velada.
Al escenario, ocupado por un piano de cola y un micrófono, subieron la pareja formada por la cantante y actriz Leonor Watling y su fiel músico, compositor y productor Alejandro Pelayo. Con este íntimo y depurado formato, sin duda el alma máter de Marlango, prometían un directo del nivel que tienen acostumbrado a sus seguidores.
Con el tema Dame la razón, Marlango dio comienzo a un directo de más de 90 minutos, bises incluidos, siguiendo su fórmula de intercalar temas en español e inglés, idioma que la cantante domina a la perfección. Elegante siempre la voz de Watling y con mucho swing el piano de Pelayo, especialmente en la versión de When Im sixty four de los Beatles.
El pianista cántabro, quizás para ayudar a crear un ambiente más cercano al café teatro, apartó en contadas ocasiones sus manos del teclado para ofrecer momentos distendidos, gracias a su peculiar forma de relatar anécdotas y hacer agudos gags, con un humor con alguna que otra pincelada ácida, pero siempre de una manera inteligente que el público supo reconocer con risas y aplausos.
A pesar del buen hacer de los músicos, y pese al pequeño calefactor colocado a sus pies, el frío seguía haciendo mella principalmente en Leonor. Finalmente no tuvo más remedio que pedir disculpas a los presentes, abrigarse con un polar y ocultar su vestimenta, un elegante abrigo de terciopelo. A modo de disculpa, comentó con una amplia sonrisa:
Yo me he vestido por ustedes, pero claro, cuando te dicen Mallorca uno solo piensa en bañador y ensaimada.
Watling y Pelayo, o lo que es lo mismo, piano y voz, lograron transmitir su complicidad y aunarse en tándem perfecto en cada una de las interpretaciones de su lista de variados temas. Estamos hablando de una banda poseedora de un amplísimo repertorio, formada en Madrid nada menos que a finales de 1998. Más de dos décadas de trayectoria musical que se han traducido en el reconocimiento de un Disco de Oro, además de llevar sus canciones a países tan lejanos como Japón.
Siguieron temas conocidos de la banda como: Lo que sueñas vuela, Bad Gay, Un momento perfecto, Hold me tonight, Pequeño vals o La cruda, entre otros. Cabe mencionar que el nombre de Marlango lo rescataron de un tema de Tom Waits, de ahí sus referentes a la música americana, y como el intérprete, a los géneros de jazz, blues y góspel. Prueba de ello es el dominio y sus particulares giros tonales en la voz, a veces incluso oscura, de Leonor, que le han dado su seña de identidad y, que no cabe duda, delatan sus años de formación como soprano y miembro de un coro góspel. Por su parte, el virtuosismo al piano de Alejandro no es tampoco casual, sino fruto de una dilatada carrera musical que inició muy de niño, trasladándose a Madrid, y que años más tarde completaría en la prestigiosa escuela neoyorquina The Juilliard School.
Espectaculares cada una de las versiones que ofrecieron. Casi al compás de un tango, la copla de Pena Penita Pena de León y Quiroga. Solemne incluso Semilla Negra, el maravilloso tema de Santiago Auserón, y momentos divertidos al versionar en español Money, la canción del musical Cabaret, donde Watling a un ritmo trepidante proclamaba: «Dinero, dinero, dinero».
Quizás solo para los que somos amantes y fieles seguidores de esta formación, se echó en falta en algunos de los temas el acompañamiento de viento, saxo y trompeta que impregnan el sonido elegante y refinado de la banda. Algo que reconoció y comentó en escena la propia cantante.
Finalmente Pelayo y Watling agradecieron y se despidieron de su público aprovechando las letras de la mexicana Chavela Vargas. Alzando sus copas a modo de brindis, juntos repitieron, como reza la ranchera, «En el último trago nos vamos«.
No hay comentarios