«Metrópolis», una distopía más real que nunca

El pasado 18 de marzo tuvo lugar en el Teatre de Manacor toda una experiencia sonora y visual con la proyección musicada de la película Metrópolis, un clásico de 1927 del director Fritz Lang. Organizada por el Cinemabclub 39 escalons y el Departament de Cultura de l’Ajuntament de Manacor, con la colaboración de Enviu Manacor, la Federació Catalana de Cine Clubs y el Teatre de Manacor, la música en directo corrió a cargo de Jordi Herrera y J.M. Puigserver (Púter).

Se proyectó la versión restaurada en 2010 por la Fundación Friedrich Wilhelm Murnau, que contó con el metraje completo de 150 minutos del día del estreno de 1927, incluidos los 25 minutos perdidos que se descubrieron en Argentina en 2009. Dos horas y media de proyección que para nada se hicieron largas gracias a la continua adaptación de los sonidos envolventes y cautivadores al metraje, que magistralmente Jordi y Púter iban realizando en cada una de las escenas.

Esta incansable pareja, siempre en constante transformación, es uno de los tándems del rock experimental con más personalidad de estas dos últimas décadas a nivel estatal. Y esto lo han demostrado al frente de The Cicely Satellites, proyecto que comparten desde los inicios de la banda y con el que han girado por buena parte de Europa, en sus proyectos individuales, The Marzipan Man (Jordi Herrera) y El prehombre indefinido (J.M. Puigserver), y en innumerables colaboraciones con un montón de bandas como músicos y productores a la vez.

Volviendo a Metrópolis, cabe añadir que no dista mucho de la actualidad que vivimos. La historia transcurre en una megalópolis de un futuro cercano, una ciudad-estado con su sociedad compartimentada en dos clases antagónicas. Por un lado está la clase dirigente, intelectual, dueña de los medios de producción, que vive en la superficie rodeada de lujos en amplios espacios con jardines. Por otro lado tenemos a la clase trabajadora, los obreros, condenados a vivir hacinados bajo la ciudad, en penosas condiciones, trabajando sin cesar para mantener el modo de vida de los de la superficie.

María es una muchacha carismática que defiende la causa de los trabajadores, pero promoviendo una salida pacífica del conflicto. Freder, el hijo del todopoderoso Joh Fredersen, magnate que controla la ciudad, conoce a María y queda prendado de ella. Al seguirla, penetra en el mundo subterráneo de los trabajadores y observa con sus propios ojos sus pésimas condiciones de vida y trabajo, así como el desdén absoluto de los propietarios. Indignado, Freder decide unirse a la causa de María.

Con el lema «Mittler zwischen Hirn und Hand muss das Herz sein» (El corazón debe ser el mediador entre el cerebro y la mano), el argumento del film vendría a proponer la colaboración entre clases en contraposición a la lucha y el enfrentamiento de estas.