Palma, sábado 16 de septiembre de 2023
I Semifinal del Concurso Pop Rock de Palma 2023 en el Velòdrom Illes Balears
Víctor M. Conejo y Kiko Frechoso describen, cada uno con su particular estilo, la jornada del sábado
Qué mejor que la sabiduría de la hemeroteca y también del presente vaya dando entrada al futuro: la periodista Mònica Borràs presentó la vigente edición del Concurso Pop Rock de Palma y fue dando introducción a cada propuesta participante. Uno hizo lo que había que hacer: apuntar cada coma con la que la plumilla de referencia describía origen, contexto y perfil de cada competidor. Sus relatos ya se han convertido, precisamente, en hemeroteca de consulta obligada.
El público bien, gracias. La intriga de si juntar Concurso y Fira del Disc beneficiaría a uno, a otra, o a los dos, se solventó con una buena afluencia, que optó por la previsible actitud caminante entre un ambiente y otro. ¿A quién le sentó mejor la coincidencia? A la escena local.
La organización, chapó. A falta de autoridades con membrete, los currelas del Concurs lo clavaron en cuanto a tiempos y soluciones técnicas. Lo cual no supone novedad porque es de sobras conocida no su solvencia, sino su cintura y flow. Mención y jaleo especial al apartado sónico: excepto circunstancias puntuales rápidamente resueltas, se proporcionó a cada participante no de un buen sonido, sino de un sonidaco.
MISS LOOPITA
Estrenó Miss Loopita, de directo siempre vibrante y siempre musicalmente mundialista. Como es habitual en esta última encarnación de su proyecto, actuó solo. Y como es habitual, lo hizo con sus mil manos, mil y un pies, más mil y dos talentos. Ejecución impecable y actitud saludablemente volcánica para un repertorio que sabe sonar tanto a selva como a urbanita. Debería haber pasado a la final. (V.M.C.)
SILVESTRECATAPULTA
Tras los ritmos multiculturales de Miss Loopita, había cierta expectación por ver una de las propuestas más singulares de entre todas las clasificadas para semifinales. El mallorquín Miquel Aguiló Arbona es el creador de Silvestrecatapulta, un proyecto muy personal que despliega un pop algo desdibujado y difuso, aunque no exento de ironía. La pianista Èlia Lucas y el percusionista Joan Torné ‘Meleclave’, reputados músicos de la escena barcelonesa, le acompañaron sobre el escenario.
Su actuación acabó un tanto deslucida por varios problemas técnicos en el primer tema, circunstancia que sobrellevó con humor instando al público a disfrutar de los acoples, «que també estan molt guapos». Un tema que arrancó en modo intimista y que justo cuando parecía que iba a despegar, terminó.
Silvestre y su banda desplegaron su pop «alternativo» con matices folk en el segundo tema, por el que navegaron sin tantos contratiempos. En el tercero, «Gelat», pudieron brillar y desarrollar más en profundidad una propuesta que esconde una gran personalidad, o esa es la impresión que uno puede sacar en poco más de 15 minutos de actuación. Qué pena no verle en la final para despejar dudas y terminar de sacar conclusiones. (K.F.)
DANÏO
Con Danïo es sí a todo: sí a su punk rock inspiradísimo, sí a su cantante más carismático que el desamor violento, incluso sí al sonido más grasiento de las semifinales. El punk es verdad y las verdades del punk son intransferibles a otros géneros, y es por ello que se le quiere hasta en el infierno. Las canciones de esta banda y su directo no llevaron al infierno ni a todo lo contrario, y para constatarlo bastaba girar la cabeza: todas las cabezas estaban volando. Merecían figurar en la final. (V.M.C.)
THE RIPPLES
Bastaron unos pocos acordes de esta recién creada formación para que todas las miradas girasen hacia ellos con los ojos abiertos como platos. The Ripples irrumpieron en el certamen galopando sobre un brioso corcel del que ya no se apearían durante toda su actuación.
Nacho Andreu y Toni Sbert capitanean a una experimentada tropa compuesta por Juan Andreu (hermano de Nacho) a la guitarra, Berto Meana al bajo y Jordi Rullán a la batería, todos ellos curtidos en mil batallas. Juntos conforman un proyecto que irradia calidad y experiencia con apenas un año de rodaje. Los ves, los oyes y parece que llevan media vida tocando juntos.
Su country rock no aporta nada revolucionario al panorama musical actual, pero es evidente que ese no es su objetivo. Su principal virtud es brillar con un género tan lejano en el tiempo y el espacio que debería sonarnos extraño, ajeno, pero que en sus manos adquiere una dimensión tan cercana y atemporal que nos alcanza como si viviéramos en Nashville y lleváramos toda la vida escuchando esta mandanga.
Cinco músicos perfectamente sincronizados en todo momento, vocal e instrumentalmente. Sonido orgánico, auténtico, y a la vez todo bien pulido y engrasado. Nada fuera de lugar. Busco en mi cabeza algún detalle negativo y abandono tras varios minutos sin encontrar ni un pero. Según mi colega Víctor, todos deberían pasar a la final. The Ripples sin duda, pero yo los pondría los primeros en la lista. (K.F.)
LLVNA
Los atascos técnicos en la actuación de Llvna importaron bien poco: su música tiene tanta categoría que nadie protestaría si pasase directamente a la final sin el requisito previo de una semifinal. Comprobado in situ por este que escribe: preguntada todas y cada una de las personas asistentes si les gustaría haber escrito esas canciones, todas y cada una sentenciaron: «Rotundamente sí». En formato versátil con guitarrista, coro y DJ, su actuación va a tener que recordarse y se va a recordar como perfecta, porque sus canciones en clave de pop urbano son interpretaciones de la actualidad perfectas. Si una final pretende ser perfecta, él debería estar ahí. (V.M.C.)
ULTRAVIOLET
Ultraviolet llegaron en el momento oportuno, cuando la noche comenzaba a caer sobre el velódromo y las luces hacían acto de presencia, contribuyendo a potenciar la ambientación de su propuesta. Sobre el escenario RVNTH (Rubén) a la guitarra, Peter al bajo, Germán a los teclados y la programación, Facu a la batería y Darcy Violet, con su estética retrofuturista, a la voz y teclados.
Arrancaron con ritmazo y muy pronto nos tuvieron metidos en el bolsillo con su pop electrónico plagado de ramalazos post punk, dream pop y nosecuantas etiquetas más. Desplegaron energía y actitud en raciones generosas, con el batería marcando un ritmo frenético mientras el teclista tejía sugestivas y misteriosas atmósferas.
Su música es muy animada e incita a bailar. Los dos primeros temas pasaron volando, mientras el público disfrutaba y no paraba de moverse al ritmo que marcaba la banda. Traían su repertorio muy bien preparado, pues encadenaron el tercero sin pausa, manteniendo al público en lo alto de la ola. Si el despliegue instrumental fue francamente bueno, la exhibición vocal de Darcy fue impecable, ganándose la mayoría de los aplausos al finalizar el tema.
Acabaron su actuación más arriba si cabe, cosechando la ovación de la jornada (hasta ese momento). Sólidos, intensos, sugerentes… merecidísimos finalistas. (K.F.)
MARIA ANTÒNIA
La actuación de Maria Antònia fue un rodillo de emoción. Es lo que tiene la ortodoxia del pequeño pop universal: sabe que no es necesario encabritarse para incendiar tímpanos. Su directo reconfirmó que sus canciones son capaces de acariciar para hablar del dolor, y de morder para tratar del cariño. Actuó con maneras firmemente tiernas y pasión robustamente voluble. Verla y escucharla en un escenario es como irse hasta Australia para descubrir que todo el mundo llora y odia por los mismos motivos. Es necesario, hace falta que vaya a la final para que nos lo siga contando. (V.M.C.)
APOTROPAICO
Los de Ibiza fueron los encargados de poner la guinda de una magnífica primera semifinal del Pop Rock, tanto por la calidad de los grupos seleccionados como por la buena afluencia de público y el gran ambiente reinante al calor de la Fira del Disc.
Pablo Kiaro a la voz, Iván Tamarit a la guitarra, Matteo Mochen al bajo y Manuel Guerra a la batería subieron al escenario con la intención de llevar al límite los equipos de sonido, y vaya si lo consiguieron, con la parroquía heavy ocupando religiosamente las primeras filas.
Aún así, el trash metal con influencias hardcore de Apotropaico tardó un poco en entrar en calor. Comenzaron con Manuel Guerra marcando el ritmo de manera frenética. Sonaba todo muy bien, pero se echaba en falta algo más de pegada. Aquí llegó el primer gran solo de Iván Tamarit, con el público totalmente entregado.
El segundo tema sonó mejor, más contundente y profundo. Ya se veía que la cosa iba de menos a más, aunque si tuviera que poner un pero sería a los coros, tal vez lo menos trabajado del set. Otro buen solo de guitarra de Iván para clausurar el tema.
El tercero ya fue una autopista hacia el cielo, con Pablo Kiaro ganándose las birras de después con un despliegue vocal y físico impresionante. La banda, mientras tanto, muy compacta y potente, con todos los músicos en llamas. Magníficos agudos para acabar en todo lo alto del velódromo (tuvieron que bajarlos con grúa, palabrita del niño yisus). El metal y Apotropaico merecían no un puesto, sino un trono en la final. (K.F.)
Xisca
1 octubre, 2023 - 01:31 h.No entiendo que las dos solistas finalistas no tuvieran ningun reconocimiento, ¿ para que sirve llegar ha finalista,? Si los reconocimientos son para semifinalistas , esta muy bien que semifinalistas tengan algun reconocimiento pero dejar dos finalistas sin nada… y ganadores 4 recinocimientos , es algo que no entiendo