Palma, sábado 7 de enero de 2023
Concierto de Rufus T. Firefly en Es Gremi correspondiente al ciclo Mallorca Live Nights
Los amantes de la buena música nos acercamos el pasado sábado 7 de enero a la sala Es Gremi de Palma para presenciar el concierto de Rufus T. Firefly, quienes venían a presentar su último disco, El largo mañana (Lago Naranja Records, 2021), como parte de la programación de las Mallorca Live Nights.
La formación liderada por Víctor Cabezuelo (guitarra, teclados y voz) y Julia Martín-Maestro (batería) está considerada a día de hoy como una de las agrupaciones más solidas de la música independiente nacional, lugar que se han ganado a base de tesón y talento. No hay muchos grupos que puedan presumir de haber sido finalistas del Premio Ruido con sus tres últimos trabajos. En la actualidad, los de Aranjuez se encuentran inmersos en su gira El anochecer de plata, que continuará a lo largo y ancho del país hasta abril de 2023. Algunos ya los pudieron ver en directo este pasado verano durante la segunda jornada del Mallorca Live Festival. Aquella fue su primera vez en Mallorca. Otros, en cambio, llegábamos vírgenes a la cita.
Con una sobria puesta en escena, con predominio de colores ocres, la banda arrancó suave y en penumbra con los acordes de «Torre de Marfil», tema que da inicio a su último álbum. En él se aprecia una evolución hacia el soul más clásico, el de leyendas como Marvin Gaye e Isaac Hayes, sin abandonar el rock y la psicodelia que impregnan sus anteriores trabajos. Aunque es un cambio notable, no han perdido su esencia en el camino y el resultado es una versión más soul de sí mismos, por lo que el disco ha tenido una gran aceptación entre sus seguidores. También se aprecia una mayor riqueza en cuanto a sonoridad, destacando las dos nuevas incorporaciones a la banda: Juan Feo a la percusión y la glamurosa Manola, que sustituye a Marta Brandariz, a los teclados.
En su último álbum se aprecia una evolución hacia el soul más clásico, el de leyendas como Marvin Gaye e Isaac Hayes, sin abandonar el rock y la psicodelia que impregnan sus anteriores trabajos. Aunque es un cambio notable, no han perdido su esencia en el camino y el resultado es una versión más soul de sí mismos, por lo que el disco ha tenido una gran aceptación entre sus seguidores.
En «Tsukamori», de su álbum Magnolia (2017), cambió la energía y la iluminación se volvió más agresiva para desesperación de los compañeros fotógrafos. El sonido se percibía algo embarullado cuando se entregaban con ardor los 6 músicos al unísono, los cuatro ya mencionados más Carlos Campos a la guitarra y Miguel De Lucas al bajo. Por suerte, con «El largo mañana» volvieron a la elegancia y la suavidad de su álbum homónimo, con la percusión aportando categoría a este tema impregnado del soul más clásico. A destacar también los ritmos funkys de Miguel al bajo y los coloridos acordes de Manola al teclado. El público lo disfrutó enormemente y correspondió con una buena ovación.
A Holden Caufield, el protagonista del El guardián entre el centeno, referencial obra de J. D. Salinger, le angustiaba no saber donde se meten los patos en invierno, cuando se helaban las aguas y desaparecían durante varias semanas. Rufus T. Firefly vienen a tranquilizarnos al respecto en su precioso tema «Sé dónde van los patos cuando se congela el lago», erigiéndose en nuestros ángeles guardianes, en ese tipo de personas con las que siempre podemos contar: «Puedes contar conmigo si el invierno se te hace largo»; aquellos destinados a traer luz a la oscuridad en la que a veces, por dudar de nosotros mismos, nos encerramos. Un tema muy funky y «soulero» que supuso un salto de intensidad en su performance. A la rica maraña de ritmos pergeñados entre la batería y la percusión se sumaron los toques funkys del bajo y unos sintes a lo Tame Impala para terminar en clave psicodélica.
Cualquier fan de la banda sabe que en sus temas las letras tienen una importancia capital. Una letras que gravitan entre lo poético y lo filosófico, incorporando innumerables referencias culturales y populares. Como en «Un breve e insignificante momento en la breve e insignificante historia de la humanidad», donde Víctor canta a esos fugaces y a veces infravalorados momentos de felicidad cotidiana. O como en «Druyan & Sagan», dedicada a las figuras de Ann Druyan y Carl Sagan, dos mentes lúcidas protagonistas de una ejemplar historia de amor. Ambos temas pertenecen a su álbum Loto (2018), una suerte de continuación de Magnolia. Dos temazos que impregnaron Es Gremi de sonidos más cercanos a la psicodelia, estrechando la comunión con el público.
Tras una breve pausa, con agradecimientos al Mallorca Live por traerles a la isla y al público por su apoyo, volvieron a la carga con «Demerol y piedras», de su álbum Nueve (2014). El grupo ha intentado adaptar algunos temas antiguos a su nuevo sonido y los asistentes pudimos comprobar el resultado. Un experimento que no terminó de convencer, diría, pues lo más destacado fue el sonido psicodélico que emanaba del teclado de Manola.
El tema central del álbum es la aceptación… «Selene», el tema que lo cierra, es la liberadora meta de un viaje que concluye con la plena aceptación de uno mismo: «Ahora entiendo que el hogar no era el punto de partida, era el final».
Después, nueva vuelta al soul con cuatro temas de El largo mañana, un álbum cuyo eje central es la aceptación. «Me has conocido en un momento extraño de mi vida», frase extraída de El Club de la lucha, inauguró este set con algunos problemas de sonido, una pena. Víctor se sentó a los teclados en «Polvo de diamantes», uno de los temas más destacados del disco y de la noche, dejándonos por unos minutos huérfanos de frontman. Por suerte volvió a colgarse la guitarra en «Lafayette», que habla de la pérdida de un ser querido, al tiempo que aumentaban la intensidad, con la batería y la percusión sonando a tope. Finalmente, zanjaron este bloque con «Selene», un tema que va de menos a más y que gana enteros en directo. «Selene» es el corte que cierra el álbum y la liberadora meta de este viaje, que concluye con la plena aceptación de uno mismo: «Ahora entiendo que el hogar no era el punto de partida, era el final».
Después de una larga ovación, embocaron el tramo final del concierto desplegando tres de los temas más emblemáticos de la banda, todos de su álbum Magnolia (2017). Primero llegaron las juguetonas pausas y arranques de «Pulp Fiction», salpicadas de sabrosos interludios psicodélicos. El sonido, algo atropellado durante algunos compases del concierto, mejoró notablemente en cuanto se alejaron de su faceta más soul. Con «Nebulosa Jade» llegaron al momento álgido de su actuación, durante el cual Víctor aprovechó para presentar a los músicos mientras el público acompañaba con palmas. Por último, la enérgica y más rockera «Río Wolf» puso el broche de oro a la velada. Riffs agresivos, redobles de batería multiplicándose y el momentazo de Víctor y Júlia frente a frente, transmutando en una suerte de White Stripes con todos los músicos entregándose al máximo y regalándonos un extenso alargue instrumental.
Y ahí terminó todo, hora y media después de saltar al escenario. No hubo bises, pero el público lo sabía, pues no los pidió. En resumen, buen concierto de una de nuestras bandas de referencia que, si bien estuvo lastrado en algunos momentos por ciertos problemas de sonido, supo dejar un gran sabor de boca entre los asistentes. La genialidad siempre sabe sobreponerse a los embates del destino.
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