Palma, sábado 10 de septiembre de 2022
II Semifinal del Concurso Pop Rock de Palma 2022 en Ses Voltes
Algo está fallando y no son los músicos
Asumida ya la baja asistencia de público por parte de la organización y del Ayuntamiento, el sábado tuvo lugar la segunda semifinal del certamen, confirmándose que algo está fallando. A pesar de la ilusión con la que contaban los responsables del evento y, por supuesto, los artistas participantes, parece que esto no es suficiente como para llamar la atención de los ciudadanos de esta ciudad y conseguir que acudan a un evento musical gratuito, en un marco incomparable, donde pueden disfrutar y seguir la evolución de algunos de los músicos locales más prometedores del momento.
Como suele ser habitual en estos casos, es probable que se deba a una cuestión multifactorial. Por una parte, quizás la fecha, tras la saturación de oferta musical de este verano, haya pillado al respetable algo cansado. Quizás el factor sorpresa del regreso del concurso, que lo impulsó de nuevo hace dos ediciones, se haya deshinchado. O quizás simplemente estemos viendo la realidad una vez desprendido el velo que nos impuso la pandemia: un concurso que interesa mucho a los músicos, pero poco a los ciudadanos.
La falta de presupuesto para poder hacer del concurso algo atractivo de verdad, que vaya más allá de convocar a los amigos de cada artista, y de una publicidad efectiva y orientada al target adecuado, es más que evidente (más allá de las marquesinas colocadas por Palma aleatoriamente y sin sentido). De no ser por la encomiable labor periodística realizada por Mònica Borràs en IB3 durante estos meses, con su estupendo Rec Play, o de algunos modestos medios locales, el concurso habría pasado por delante de las narices de los palmesanos con mayor indiferencia si cabe. Por no hablar también de la poca variedad y representatividad este año de ciertos géneros musicales que simplemente «no están» debido a que el jurado de esta edición es más uniforme en cuanto a gustos, y ha inclinado la balanza hacia el lado del indie (que como todo el mundo sabe son propuestas casi siempre minoritarias, con independencia de su valor artístico).
Esta conjunción de factores, junto a otros que tal vez desconozcamos, ha puesto en evidencia la falta de interés de la ciudad hacia el concurso, especialmente sufrida por las bandas que tuvieron que actuar a las 19 h. bajo el aplastante calor que aún nos azota en estos días. Quizás la final nos traiga alguna sorpresa y se recupere algo de ese público y ese ambiente que, por lo que sea, parece que se va perdiendo poco a poco.
Julio Molina
MAJAVA
Al igual que ocurrió con Model Slaves el día anterior, a Majava le tocó bailar con la más fea, o el más feo en este caso. Saltar al escenario a las 19 h., con el sol aún pegando fuerte, y prácticamente sin público fue una prueba de fuego que la banda de Binissalem solventó con profesionalidad y aplomo. La formación se presentó únicamente con tres de sus miembros: Jana Guiscafré a la voz y la guitarra acústica, Joël Ródenas al bajo y Robert Vanrell a la batería. Faltó la teclista Lola Bortolotti, cuya ausencia lastro inevitablemente su, no obstante, gran actuación.
Majava contiene mucha poesía en sus letras en catalán, arropadas por una música a caballo entre la canción de autor y un pop de raíces. Es una propuesta que suena personal y sincera. La voz de Jana es cálida y cercana, delicada cuando quiere y potente cuando lo necesita, el vehículo perfecto para lo que quiere contar y expresar. La banda sonó fresca en todo momento y muy cohesionada. A nivel instrumental, destaco Joël Ródenas al bajo, intenso y profundo durante toda la sesión. Buenos temas y gran interpretación de los mismos. A nivel musical, la segunda semifinal no podía comenzar mejor.
XAAY
Después le llegó el turno a la propuesta de Xaay, semifinalistas gracias al voto popular. Detrás de este nombre se esconde Pau Buchens, voz y guitarra del grupo, todo un veterano de la escena palmesana tras formar For if the Flies a comienzos de los 2000. Junto a él, Toni Rigo (For if the Flies, La Musicalité) al bajo y Pablo Herrero (Yoko Factor) a la batería. Xaay surgió a finales del año pasado, primero en formato cantautor, más tarde con banda. Pop rock de corte alternativo, con letras en castellano originales, trabajadas y profundas.
Durante su breve actuación, demostraron que a pesar de haberse colado en semifinales gracias al voto del público no tenían nada que envidiar al resto de bandas presentes. Arrancaron con un tema potente e intenso, donde Pau pudo demostrar sus cualidades vocales. No será el mejor cantante de la isla, pero su voz suena honesta y sincera, al igual que sus letras. Buenas líneas de bajo en diversos pasajes, temas intensos, desarrollados de menos a más, y, para finalizar, «Traidor», un señor temazo que además fue defendido con una gran interpretación. Una banda que seguiremos de cerca.
EL CAIRO
Si la gran sorpresa de la primera semifinal fueron Foraster, dejando a un lado a los Black Sea Deluge, en la segunda ese papel fue desempeñado por la banda menorquina El Cairo. Formada en 2018, sus influencias beben de la música independiente de los años 90, pasando por el shoegaze o el powerpop. Melodías sencillas, repletas de efectos y distorsión, atmósferas intensas y una ejecución enérgica y contundente caracterizan su sonido, que arropa unas letras en el idioma de Shakespeare. Migue Gener (voz y guitarra), Josep Gonyalons (guitarra y segunda voz), Sam Fuster (bajo) y Joan Salord (batería) conforman el grupo, todos provenientes de bandas y estilos muy diferentes entre sí. Una diversidad que, lejos de suponerles un problema, han conseguido usar y aprovechar a su favor.
Arrancaron su sesión muy enchufados, con energía, presencia y buen desempeño a nivel vocal y en los platos. Sus segundo tema evocó una atmósfera sugerente, algo post punk, obligándonos a meternos de lleno en la canción a base de convincente insistencia. Mucha garra en la interpretación y buenos juegos vocales entre Migue y Josep. El tercer tema nos confirmó lo que ya sabíamos, que estábamos ante una gran banda con un magnífico repertorio. Ellos seguían en la misma tónica, intensos, con garra, aportando detalles de clase como su juego a dos voces en determinados pasajes. Joan, a la batería, le puso ganas en todo momento, consiguiendo transmitirnos gran parte de su inagotable energía. Para cerrar metieron una marcha más cuando todos pensábamos que ya iban a tope. Aún así consiguieron mantener la intensidad durante todo el tema e incluso incrementarla al final, alcanzando tintes épicos. Sin duda, la revelación de la jornada.
BILO
El cuarto grupo de la jornada fue Bilo, viejos conocidos ya de la escena local y finalistas en la pasada edición del concurso. La banda está formada por talentosos músicos, casi todos multiinstrumentistas, y uno de sus rasgos distintivos es que suelen intercambiar las posiciones según el tema que estén interpretando. Así que no conviene fiarse mucho de la alineación que solemos publicar los medios, con Driss Stadig a la voz y la guitarra, Marc Mas a la batería y la voz, Tomi Solbas a la guitarra, los teclados y la voz, Sebastian Bass al bajo y Víctor Ariza a los teclados. Su estilo es muy personal, difícil de clasificar, así que siempre acaban colocándoles la etiqueta de «pop psicodélico» que alguien les plantó en sus inicios, allá por 2015. Sus letras son casi siempre en inglés.
Como suele ser costumbre en esta peculiar banda, salieron relajados al escenario y comenzaron a tocar a su modo distendido y desenfadado. Arrancaron con «Charlie is New York», de su último y reciente álbum Just a Game, que cantó Marc Mas a la batería en un registro que le sienta muy bien. Todo sonaba muy bien colocado y en su lugar, como corresponde a unos músicos que se conocen de memoria. Después continuaron con la fresca y animada «Catch the Fool», también de su último álbum, ahora con Driss tomando la voz cantante. En el tercer tema, «Time in Between», del mismo disco, comenzaron con sus jugueteos, con Marc y Driss intercambiando sus posiciones. Líneas geniales del bajo y un final diferente, pues saben improvisar y sorprender con giros inesperados. Para el cuarto tema, «We Should Dance Together», Tomi Solbas pasó a la batería, Marc permaneció en la guitarra y Driss retomó la voz, cantando de manera muy distendida, gustándose. Gran presencia del bajo y ritmillos funkys para finalizar otra gran actuación marca de la casa.
IURIPUSKAS
Tras Bilo llegó el turno de Iuripuskas, un grupo indie rock mallorquín con letras en catalán. Su origen se remonta a 2017, pero su debut discográfico ha tenido que esperar hasta hasta junio de este mismo año, cuando publicaron el EP Derroter Núm.3, Tom II (Bubota, 2022). Componen la formación Jordi Guiol a la voz y la guitarra, Miquel Corró a la guitarra, Joab Epifanio al bajo y la voz, Edu Marín al sinte y Erik Jorgensen a la batería.
Iuripuskas comenzaron con fuerza, intensidad y mucho volumen, con las guitarras muy penetrantes, jugando a dos voces y tratando de levantar una densa atmósfera a su alrededor, cosa que consiguieron a medias. Poseen temas atractivos, como «Modes Boomerang» y «Camins de Pedra Seca», los temas que presentaron al concurso, o el más melódico «Particules», pero fue la manera en que trataron de tejer su atmósfera, tal vez abusando del sonido de guitarra, la que no terminó de engancharme del todo. Buenas líneas de bajo en general, melodías con mucho potencial pero que, a mi modo de ver, no terminaban de cuajar sobre el escenario, pues la mezcla de voces e instrumentos no sonaba del todo compacta y atractiva. En cualquier caso defendieron con ganas su propuesta y antes de cerrar se entregaron a fondo.
ANIMALS MARINS
Tras Iuripuskas llegaron Animals Marins, un grupo procedente de Ibiza con algún componente mallorquín. Su origen se remonta a 2015, entonces bajo el nombre de N’Entönio i ses pegellides. Tras varios años de inactividad han vuelto a la carga bajo la denominación actual, recuperando para su repertorio el álbum Les finestres (La CasaCalba Ed., 2015) e incluyendo canciones de nuevo cuño. Sus cinco componentes poseen una dilatada experiencia en el ámbito musical balear: Toni Torres (Fameliars, Oliva Trencada) a la voz y la guitarra, Diego Aires (Albert Oliva, Señor Búho, Oceans Adrift) al bajo, Roge Martín (Hostal Pascual) a la guitarra y sintes, Joan Corda (Sequoia Tree) a la batería y Pep Toni Ferrer (Zulu zulu, Miquel Serra, Oliva trencada) a los samples, sintes y vibráfono. La banda practica una suerte de pop mediterráneo con tintes oníricos.
Desde el comienzo de su actuación ya se evidenció que algo no sonaba del todo bien, por lo que no pudimos apreciar correctamente su propuesta. Salvo en contados compases, sonaba todo sucio, demasiado saturado. Se intuía que el vibráfono aportaba carácter y originalidad al conjunto, pero los momentos en los que el sonido llegó nítido fueron contados. Sobre el escenario el grupo se percibía serio y rígido, nada que ver con Pep Toni a los mandos del vibráfono, que se mostró animado y voluntarioso durante toda la sesión, a pesar de los problemas. Tampoco funcionaron muy bien los juegos vocales cuando lo intentaron, menos aún los sonidos pregrabados. Sin duda fue una actuación poco afortunada, lastrada por problemas técnicos y cierta falta de coordinación.
YOKO FACTOR
Yoko Factor, al igual que Bilo, repetían selección tras haber llegado a la final del 2021. A pesar de no llevar demasiados años en activo (desde 2018), Pablo Herrero (voz y guitarra) y Andrea Trujillo (batería y coros) son bastante conocidos en la escena local gracias a su propuesta eléctrica y rompedora, cantada en inglés, que suele enamorar a los amantes de los sonidos guitarreros más salvajes. En 2021 publicaron su primer LP, el excelente Primilege (Mata la música / Nooirax Producciones) y su talento y determinación les han llevado de nuevo a estar entre los 16 elegidos para ganar el concurso.
Pablo y Andrea arrancaron suaves para meternos pronto en su particular universo enérgico y fronterizo. Andrea hizo gala de su habitual y anárquica manera de aporrear la batería mientras Pablo se lucía a la voz, sonando potentes, aguerridos e incluso misteriosos por momentos. Como siempre, distorsión a tope y a tirar millas. En su segundo tema cambiaron a un estilo más grunge, evidenciado nuevamente la buena compenetración existente entre los primos. En «Dancig Sober» nos animaron a bailar y, dicho y hecho, su nutrido grupo de seguidores se puso manos a la obra. Para el cuarto tema, Andrea seguía atizando a la pobre batería de lo lindo, mientras el público se cimbreaba y lo pasaba en grande. Si hay algo que no se le puede negar a este dúo es su entrega y pundonor. Te puede gustar más o menos su propuesta, pero en ese aspecto no se les puede reprochar nada. En el último tema nos regalaron una coreografía minimalista muy molona, aparte de otra intensa descarga de guitarra y batería. Como podíamos prever, Yoko Factor se recrearon, se gustaron y también lo dieron todo sobre el escenario de Ses Voltes.
JANE YO
Jane Yo es un veterano grupo mallorquín de rock alternativo que inicio su andadura allá por 2014. Poseedores de un estilo propio dotado de gran personalidad, su música se caracteriza por cautivar a sus oyentes a base de construir atmósferas y texturas basadas en estilos como el post punk, el shoegaze o el dream pop. Componen la formación August Cortès a la voz y la guitarra, Jorge Sevilla a la guitarra y los sintes, Jose Troia al bajo y los teclados y Miquel Blai a la batería.
Tras la acelerada actuación de Yoko Factor, Jane Yo llegaron para bajarnos la adrenalina y conseguir meternos en su onda a base de paciencia y constancia. En un ambiente caldeado, como el que dejó el eléctrico dúo tras su paso, no es fácil meter al público en una propuesta tan introspectiva como la que maneja el cuarteto mallorquín, que exige otro tempo, otro ritmo, por lo que tiene su mérito el que lo consiguieran. Ya desde el inicio pudimos apreciar sus atmósferas electrónicas tan bien trabajadas, que nos permitieron bajar las pulsaciones y dejar volar la imaginación. Jane Yo fueron dejando su impronta en cada tema que abordaban, evidenciando personalidad y saber hacer. Su tercer tema fue algo más optimista y luminoso, con el batería acometiendo un ritmo endiablado, pero sin sonar acelerado. ¿Cómo demonios se hace eso? Los músicos se mantenían muy enchufados sobre el escenario, en su onda introspectiva, pero haciéndonos llegar su propuesta con claridad y sin ambigüedades. Para el cuarto y último tema metieron una marcha más, sonando más ruidosos y sucios, pero con absoluto control sobre todo lo que estaban haciendo. Desde el público se percibía un bloque de sonido sólido y sin fisuras, entendiéndose perfectamente las sensaciones que la banda trataba de transmitir. Incluso se permitieron el lujo de introducir cambios de ritmo que nos sacaban por unos instantes de la atmósfera donde previamente nos habían metido, jugueteando un poco con nosotros, a su modo. Finalizaron por todo lo alto su impecable actuación con el batería en primera línea aporreando un bombo que acabó arrastrado por los suelos.
MENTA (artista invitado)
Para finalizar la velada pudimos disfrutar de la actuación del grupo madrileño Menta, una banda que surgió en plena pandemia y que con su primer álbum, publicado en 2020, ya causaron una gran expectación dentro del mundillo de la música independiente. Su seña de identidad son las letras, que toman cuerpo en la voz de Meji, su peculiar cantante. Una intérprete que viene del mundo del flamenco pero cuya voz ruda y sin florituras nos remite a géneros muy alejados de esos registros.
Menta profesa un indie pop fresco y dicharachero, como la personalidad de su cantante, que acometen con actitud y descaro. La formación se compone de la mencionada Meji a la voz, Nico Rubio y Rodrigo Godoy en las guitarras, Lucas Sierra al bajo y Pedro del Pozo a la batería.
Durante su desenfadada actuación tocaron las canciones más conocidas de su repertorio, así como algunas aún sin publicar. Meji mostró en todo momento una gran cercanía con el público, desde donde le lanzaron un peluche que ya no soltó durante el resto del show. En «Ojalá te mueras», uno de sus temas más conocidos, se sentó al pie del escenario y cantó en plena comunión con el público asistente.
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