Palma, domingo 2 de julio de 2023
Concierto Candlelight de Silvana Estrada y Valeria Castro en Trui Teatre
La noche del domingo 2 de julio se creó un ambiente mágico en Trui Teatre gracias a la iluminación de las velas y a dos cantautoras que bien vale la pena escuchar en directo. Silvana Estrada y Valeria Castro, que visitaban por primera vez la isla, llenaron el escenario de música y luz de la mano de Candlelight.
La noche empezó con la mexicana Silvana Estrada al micrófono, acompañada por su banda compuesta por Alejandro Lozano (batería), Roberto Verástegui (teclados), Josep Pascal (percusiones y viento) y Marta Roma (violonchelo).
Su actuación nos transportó a épocas lejanas. Como ella explicó: «hace canciones de ayer y hoy». Y yo añadiré, si se me permite, que canta desde la raíz. Sus raíces, su tierra, sus antepasados.
Leí que a Silvana la apodan «la Chavela milenial». No sé si le hace justicia la palabra milenial, porque su forma de cantar es tan profunda que no casa con un término tan ligero, pero lo que sí sé es que al oírla te recuerda a ella. Y así lo demostró durante el tiempo que duró su concierto.
Mi música está compuesta por canciones de ayer y hoy, está hecha de quién soy.
Cantó canciones no solo de su último disco, sino que sumó al repertorio temas tan conocidos como «Te guardo». O versionó la conocida «Tom’s Diner», de Suzanne Vega.
Dos de los momentos más emotivos de la noche sucedieron cuando presentó su nueva canción «Lila Alhelí»; o cuando versionó en español «Forever», de Chvrches, por primera vez cantándola en directo, y siendo la sorpresa de la noche.
Empezó el concierto cantando ‘Eres de donde nace el sol, por eso es que tu piel tiene el color del viento’, y lo terminó con ‘Tenías que ser tú, para bien o para mal, tenías que ser tú’. Y sí, debía ser la de Veracruz quien abriera la noche y dar más luz, con su voz, al ambiente onírico que se había creado con el escenario repleto de velas.
La segunda mitad de la velada fue para Valeria Castro, que confesaba que hasta el último momento no tuvo la certeza de poder salir a cantar. Entendemos que por problemas de salud, aunque al final no impidieron que diera un espectáculo de calidad.
La canaria brilló junto a su banda, compuesta por Iván Mellén (batería), Laia Alcolea (teclado), Sifo (contrabajo) y Pablo Cáceres (guitarra). Este último merece una mención especial porque verle tocar es un espectáculo increíble, sin desmerecer a sus compañeros.
Con Valeria seguimos por la misma senda de las raíces y de los orígenes y el folclore, al igual que pasa con Silvana. Podemos hablar de una música muy cuidada, letras muy sentidas, con referencias a la familia, al cuidado de los demás y de una misma, indispensables para la cantautora.
Cuando estás lejos de casa a veces es imposible cuidar y que te cuiden, dar y que te den abrazos cuando más lo necesitas. Así que, como siempre le pido a mi abuela que me ponga una velita, vamos a pensar que todas estas velas me las puso mi abuela esta noche.
De esas raíces trata «Dentro», la canción con la que abrió el espectáculo y que habla también de ese cuidado que no debe olvidarse nunca. Con ella empezó un canto a la belleza, a la tierra, a las palabras bonitas y los buenos deseos, pero sobre todo a ella misma y a las suyas. Así terminó el concierto, con «Guerrera», dedicada a su madre, a su abuela y a todas las mujeres guerreras que llenaban el Trui esa noche.
Valeria deslumbró con su voz y con su vestido blanco vaporoso que la elevaba casi a deidad, resplandeciendo entre un juego de contraluces que la abocaban a lo etéreo.
Era la primera vez en Mallorca para las dos artistas y vinieron pisando fuerte. Dos mujeres con garra, con voces excepcionales, con letras que evocan tiempos pasados y épocas antiguas mezcladas con temáticas actuales que llegan a los oídos más delicados.
⬆ El ambiente creado con las velas y las voces de las dos artistas.
⬇ Se pidieron disculpas desde la organización por la gestión de la asignación de asientos, que causó retraso al inicio del concierto y descontento entre los que habían adquirido las entradas más caras y obtuvieron asientos con poca visibilidad.
Aún así, brillaron más las luces que las sombras. La música fue el centro de todo y se pudo disfrutar de un ambiente mágico en un formato que volveremos a ver en la isla.
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