Rap Rural
En busca de un estilo
Son Amar, viernes 28 de mayo de 2021
Rap Rural tenían la difícil papeleta de tocar antes que ZOO. Los chicos le pusieron ganas, y su actuación no fue mala, pero la realidad es que el público allí había venido a otra cosa y no les prodigó demasiada atención.
El grupo practica una mezcla de rap y funky con mucho groove, mientras que las letras suelen hablar de temas típicos del ambiente rural de Mallorca. Era la primera vez que les veía en directo, y no me disgustaron. Creo que tienen potencial, son buenos músicos. Me sorprendió especialmente Marc Grimalt al bajo, con muchísima presencia durante el todo el concierto. También me gustó mucho, en determinados momentos, el contrapunto vocal de Júlia Obrador en los coros. Rafel Sastre tiene una manera de rapear que a los que no estamos acostumbrados nos puede resultar monótona, por lo que el contrapunto de Júlia le sienta muy bien a su estilo.
Todos los músicos aportaron detalles interesantes en algún tema. Mi percepción fue que cuanto más dominaba el rap más plana y aburrida se volvía la música, mejorando cuando viraban de manera radical hacia el funky, o en algún arranque aislado que mostraron a lo Rage Against The Machine.
Otro de los inconvenientes con que cuentan es la falta de un repertorio actual y amplio. Sólo tocaron 10 temas, casi todos de su primer y único álbum hasta la fecha, Així Va Això, de 2013. Su último single, «Ara», data de 2020. Tienen alguno más, pero de fechas anteriores.
Así pues, de su viejo álbum sonaron «Festassa», «Coses Nostres», «Així Va Aixó» o «Tradicions», tema que cantaban con Valtonyic. También sonó «Ara», donde Júlia demostró un gran nivel haciendo los coros.
En definitiva, un grupo que necesita sacar nuevo material, en la línea de «Ara», y darle una vuelta de tuerca a su estilo, quizás reinventarse. De esa manera podrían hacerse un hueco en la escena balear. La buena noticia es que tienen potencial de sobra para lograrlo.
ZOO
Un concierto como los de antes
Son Amar, viernes 28 de mayo de 2021
Por fin llegó el día y vivimos un concierto como los de antes de la pandemia, un concierto que nos hizo vibrar y olvidar, por un rato, las limitaciones que hemos venido soportando hasta ahora. Los valencianos ZOO fueron los responsables de poner la Sala Magna de Son Amar patas arriba durante el espectáculo que ofrecieron el pasado viernes 28 de mayo en el Festival Géiser.
Para quienes aún no conozcan a ZOO, aquí van unas pequeñas pinceladas. Son un grupo que practica una amalgama de estilos donde mezclan el rap con bases electrónicas, rock, ska, actitud punk, música latina e incluso reggaeton. Sus temas destacan también por la presencia y potencia de los metales (trombón y saxofón), que conectan a ZOO con esa rica tradición cultural valenciana de las bandas de música. Sus letras tienen un fuerte carácter reivindicativo y de defensa de la cultura y las tradiciones de su tierra, aunque no suelen abusar de las consignas y saben equilibrar la balanza entre la fiesta y la protesta, buscando divertir más que cabrear.
Hay que reconocer que, antes de empezar, la expectación ya era altísima, y los numerosos fans que abarrotaban la sala combatían su nerviosismo dando palmas. Gente joven en su mayoría, aunque no únicamente. Salieron ZOO al escenario, a la hora señalada, sin hacerse rogar demasiado, y de buenas a primeras encadenaron tres de los temas más potentes de su último álbum Llepolies: «Avant», «Tir al Ninot» y «La del Futbol», sonando tan bien que ponían los pelos de punta. Toda la emoción contenida hasta ese momento se desbordó en forma de histeria colectiva, logrando una comunión entre artista y público como no he visto durante la pandemia.
Aquí me gustaría hacer un alto y hablar de las medidas de seguridad en el concierto, y es que ya desde el primer minuto el equipo encargado se tuvo que emplear a fondo para recordar a los espectadores más animados, siempre con educación, que no podían botar ni levantarse de sus asientos. Pues bien, esta escena se repitió casi en cada uno de los 19 temas que los ZOO desplegaron aquella noche. El público no podía reprimir las ganas de saltar en determinados momentos, entonces aparecían los miembros de seguridad para recordar las normas y la mayoría recobraban la compostura. Chapó por ellos, pues tuvieron una serenidad y paciencia dignas de elogio y en ningún momento vi a nadie perder las formas.
El concierto continuó por los mismos derroteros un par de temas más, con la banda sin bajar el pistón y el público coreando letra tras letra de sus canciones. Después, afortunadamente, nos dieron un poco de tregua con varios temas más tranquilos. Mientras recobrábamos fuerzas, Panxo nos recordó la importancia de cuidar la salud mental antes de cantar «Deixa’m que caiga», otro de los cortes del nuevo álbum.
Llepolies, el tercer disco de ZOO, ha sido el de su consagración definitiva como uno de los grupos más importantes a nivel nacional, logrando superar barreras tan complicadas de franquear para la música como las lingüisticas. Es muy meritorio que un grupo que canta en catalán/valenciano consiga situar su disco entre los 10 más vendidos del país, o que sus temas sean tendencia en YouTube. La realidad, nos guste o no, es que en el resto de España no se suele escuchar música en catalán, ni en gallego, ni en euskera… no hay costumbre. Quiero creer que este disco contribuirá un poco a romper estas barreras, crear esa costumbre, pues méritos atesora. Un disco más cuidado, más trabajado que los anteriores, donde se aprecia más humor y menos consignas.
Tras los temas más tranquilos, aunque no por ello menos intensos, comenzaron a desfilar algunos de los himnos más emblemáticos de ZOO: «Camins» mantuvo a todo el auditorio moviendo los brazos al compás de la música; «Correfoc» rozó máximos de exaltación, suerte que después llegó una pequeña pausa. Tras esta se arrancaron con «Cap per avall», el tema pleno de referencias y símbolos del álbum Ravall, que se inspira en el retrato de Felipe V colgado boca abajo en Xàtiva como alegoría de todo lo que está mal en el País Valencià. Este tema nos recuerda que, a pesar de todas las tropelías sufridas de manos de los poderosos, el pueblo siempre sobrevive y la historia acaba poniendo a cada cual en su sitio, incluso del revés. «Llepolies» y «Esbarzers», el remix del tema de La Gossa Gorda, cerraron este bloque por todo lo alto, con momentos maravillosos donde el auditorio al completo no pudo reprimir las ganas y se puso a saltar al unísono, para desesperación del equipo de seguridad del recinto.
Menos mal que Panxo ayudó a tranquilizar los ánimos con un discurso donde se mostró muy agradecido por el trato recibido cada vez que vienen a Mallorca, donde han creado y mantienen un buen grupo de amigos que siempre les han cuidado de maravilla y no han permitido que les falte de nada. También tuvo unas palabras de recuerdo para Valtonyic y su complicada situación, con el que coincidieron una de las primeras veces que vinieron a tocar a la isla.
«Sereno», el tema en castellano de Llepolies, sonó increible gracias a la flauta de aires celtas que agregaron a su interpretación, todo un acierto. Después llegó «Estiu», el tema de su primer álbum que les catapultó dentro de la escena valenciana. Y luego el apoteosis: «Corbelles», «Impresentables», «Ventiladors» y, para acabar, «Tobogan», un increíble himno festivo incluido en su último disco, «el Paquito el Chocolatero del s. XXI», la canción perfecta para culminar cualquier fiesta por todo lo alto, con todo el mundo saltando, cantando, botando… como si no hubiera pandemia.
No hay comentarios