Cracker: una contundente lección de precisión

Subieron Cracker al escenario como rellena un documento un administrador de fincas, sin despeinarse, sabedores de que van sobrados técnicamente y que su parroquia es tan limitada como fiel y que la tienen que mimar. Diecisiete años han pasado desde su última visita a nuestra ciudad, y siguen sin necesitar demasiados fuegos artificiales para dar toda una lección de solvencia y buen hacer.

Desgastados por el paso del tiempo, pues sí, como todos nosotros, pero sonaron precisos y contundentes. David Lowery y Johnny Hickman se saben todos los trucos y desgranaron todo su repertorio con comodidad, basándose evidentemente en los hits (si es que lo fueron) que les metieron en la escena Rock/Country/Alternativa allá por los 90, especialmente aquellos que iban dentro de su formidable Kerosene Hat que muchos tenemos en casa. Hickman dio un repaso a cargo de la guitarra demostrando que está en plena forma y Lowery a lo suyo, frío como un témpano y muy correcto.

Tiraron de sonido clásico sin complicarse, honestos y efectivos. The World is Mine les sonó tan potente como también su Eurotrash Girl, uno de los temas más esperados que ejecutaron con cierta tibieza. Movie Star, soberbia, anunciando que la cosa se acercaba a su fin, no sin pasar antes por Low, su gran baza, y dejando para los postres Pictures of Matchstick y One Fine Day para resolver la jugada de la noche del domingo con una nueva lección de «Rock de Raíces para paladares exquisitos».

Que no tarden otra vez diecisiete años por favor, necesitamos ver grupos de verdad más a menudo para no olvidarnos de lo que es tocar con el corazón y de verdad.