
Palma, sábado 25 de enero de 2024
Deseo de Marala
Marala (Clara Fiol, Sandra Monfort y Selma Bruna). Concierto fin de gira y despedida de los escenarios mallorquines, en una abarrotada sala 1 de Es Gremi.
Por Víctor M. Conejo
Nena Carbonell (ver galería)
«Hòstia, sou molta penya», señaló Fiol nada más acabar la canción de apertura, el deseo inicial. Cierto, los dos pisos de la sala 1 estaban abarrotados de deseos y pecados. Primero los suyos, convertidos en tales cuando al poco de anunciar la fecha del concierto, revelaron que la cita era además para despedirse como banda. Segundo los nuestros, llegados a tal tesitura aumentada desde el ansia ya de base por verlas en directo.
Directos como el suyo no entran en el cajón de la satisfacción, sino en el de la devoción. Ya desde el principio: columnas de luz, dramaturgia y sobre todo actitud y poderío vocal. Parecen concebir cada interpretación como un culmen, un deseo sobre deseo que convirtió su concierto en un sobrepecado. Lo que en unas bandas es aspaviento y automatismo, en el trío es dirección escénica ejemplar, entre inspirada e inspiradísima. Creencia en las propias posibilidades y canciones, nacida de una empatía inoxidable entre ellas.
Los recursos puntuales, como el pandero quadrat, añaden musicalidad tanto como simbología. Las colaboraciones artísticas amplían recorrido visual y también incandescencia sonora, como las soberbias aportaciones de Vint & Sing, la coral juvenil de la Escola de Música Ireneu Segarra («¡que se sepa!»). Los puntazos hasta humorísticos aportan narrativa dinámica, como el tercer acto del podcast («vamos a rememorar cómo empezamos»), o la pura sinceridad de lo cotidiano (Fiol: «Esta canción nació cuando estábamos las tres en proceso de enamorarnos, ¡cada cual del suyo!; el mío está aquí, en Pep, ahí rodeado de cotorritas, que es ex pero nos llevamos muy bien»). La pedagogía y didáctica sumó en vez de resultar plomiza («anem a barear olives»), y fue un hallazgo rotundo solventar una colaboración vocal ausente (Panxo de ZOO) dándole el micro al pipa de escenario y a Joan Fullana, actor, dramaturgo y director teatral, colaborador habitual de la banda. Incluso hicieron encajar impecablemente la canción que le dedicaron a este último.
Marala, Clara, Sandra y Selma, dominan las distancias cortas porque saben que son las que crean y dominan las grandes dimensiones. Su concierto las conquistó todas, manejando el lenguaje escénico a su antojo, tanto como sus prodigiosas voces. Convirtiendo al público no en marionetas sino, cada cual, cada individualidad, en un deseo y un pecado: deseo de que vuelvan, pecado hasta que suceda.
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