
Palma, sábado 8 de marzo de 2025
Estrella Morente: flamenco alto y accesible
Pre-gala inaugural del IV Festival Paco de Lucía
Cantaora Estrella Morente; tocaor Pepe Montoyita («actualidad y futuro del flamenco»); coros y palmas de Victoria Carbonell ‘la Plomo’ («una de nuestras mallorquinas»), Ángel Gabarre («el artista más grande de mi casa, en la que todos nos dedicamos a la música»), Remedios Heredia y Antonio Carbonell («el auténtico director de esta banda»); percusión de Pedro Gabarre ‘el Popo’ («también mallorquín, maestro del flamenco al pop y rap») y Curro Conde Morente («mi Curro, el futuro de la música»).
Por Víctor M. Conejo
José Luis Luna (ver galería)
Media platea para recibir a la voz mayor de una saga flamenca capital, en la preinauguración de la cuarta edición del ciclo. Curioso concepto, certero acierto en la propuesta y entonces qué más da. La velada comenzó como una misa, tal cual arrancaba el padre los directos de Omega junto a Lagartija Nick: cuatro voces masculinas reverberando jondamente, cantando que ya no era un escenario sino un calabozo. Oscuridad reinante con refuerzo de cañones de luz empinada.
Después, casi no se ha visto pero ha llegado. Se suma y centra el círculo. Canta en otro tono, más alto, claro, y los otros cuatro se suman impecables. Es el embrujo de la voz de Estrella de la Aurora Morente Carbonell, que ya ha capturado todo el escenario. Apunte contemporáneo con jadeos y suspiros, bien, para disparar en nada una metralleta de nudillos y palmas. Muy bien. Tal vez la puesta en escena más poderosa que le he visto respecto a tres ocasiones anteriores. Colores canónicos negro y rojo clavel en el conjunto, volantes hiperbólicos en el vestidazo de la protagonista.
Tras la puesta en escena trascendente, giran y empiezan alegres. Desde ahí encaja la garganta de elegancia intachable de Estrella Morente: nunca le ha hecho falta ser un apabulle ni de chorro ni de exceso, porque se arrebata lo que toca para hacer sentir, que ya es y es mucho, muchísimo. Pareciera un muro de afinación corpulenta que sabes que nunca va a caer, además porque con los años ha confirmado y cimentado ser maestra en sus preciosas tesituras graves. En definitiva, su intensidad es otra, y desde luego no menos verdadera. Peina las melodías como hay que peinarlas.
Otro triunfo de su repertorio es cuando se va a las orillas de la canción ligera. La hemeroteca demuestra que es zona siempre resbaladiza, pero como ella suele vencer es por lo que se la entroniza junto a Jurado o Pantoja, porque ubica y engarza muy bien con la tradición y con el patio.
Otro triunfo de su repertorio es cuando se va a las orillas de la canción ligera. La hemeroteca demuestra que es zona siempre resbaladiza, pero como ella suele vencer es por lo que se la entroniza junto a Jurado o Pantoja, porque ubica y engarza muy bien con la tradición y con el patio. El saldo final es que su flamenco tiene altura y es perfectamente accesible, con ambos factores al mismo nivel de virtud. Quien no lo vea así, es un japonés en el Sacromonte.
Como diva cercana que es, tuvo los detalles que queríamos oír («Ay en las Islas Baleares se me han perdido las alpargatas / como no llegue a encontrarlas yo voy a formar una zaragata»). También por supuesto para recordar de dónde viene: la primera vez que se puso de pie fue para cantarle a su tierra «Granada es una rosa enamorada de la brisa». Apunte aparte y especial para el maestro Montoyita, que parece cada día más joven, cada día más sabio y cada día más ambicioso. Así sonó en su soliloquio a la guitarra.
«Para acabar este bloque de tango, romera, bulería, granaína, queremos acordarnos de alguien que amaba esta isla, de mi padre Enrique Morente, por soleá». Fue tan rotunda que ahí sí que se rompieron espejos, de lo mejor que se oyó en una pre-gala suficientemente majestuosa para rendir pleitesía a quien, como fue el más grande, todo el mundo le llama simplemente Paco. Se despidió con una «Volver» porque sabe que la borda de grana y oro, para cerrar finalmente a voz a pelo y sin micro, más tientos y pases toreros.






No hay comentarios