
Palma, domingo 3 de julio de 2022
Concierto de Joan Manuel Serrat en Son Fusteret dentro de su gira de despedida El vicio de cantar
Joan Manuel Serrat se despidió el pasado domingo de su fiel público mallorquín dentro de la gira que está llevando a cabo en 2022 tras anunciar una retirada «parcial» de los escenarios. A sus 78 años, Serrat afronta por todo lo alto la que será, con toda probabilidad, su última gran gira, con numerosas actuaciones programadas por América y España, entre las cuales no podía faltar Mallorca. Tras su inicio en el emblemático Beacon Theatre de Nueva York y su paso por Centroamérica y Colombia, se halla inmerso en un extenso recorrido por toda la geografía española antes de volver a América (noviembre) y finalizar en Madrid y Barcelona ya en el mes de diciembre.
Entre el público que abarrotaba un engalanado Son Fusteret, la mayoría por encima de la mediana edad, se respiraba una mezcla entre ilusión y nostalgia. Ilusión por volver a escuchar a una figura referencial de la música de este país, y nostalgia por ser conscientes de que el tiempo avanza inexorablemente y ya no será tan fácil volverle a ver sobre los escenarios.
El concierto arrancó puntualmente a las diez de la noche con «Dale que dale», seguida por «El meu carrer» y «Temps era temps». Un emocionado Serrat, micro en mano, no quiso perder la oportunidad de brindar su espectáculo al público asistente y agradecer su incondicional respaldo durante todos estos años de carrera. El barcelonés, vestido con traje gris y camisa azul, estuvo flanqueado en todo momento por una banda de 7 músicos compuesta por órgano, batería, contrabajo, violín, saxo y guitarra, además de su inseparable pianista Ricard Miralles. Durante el recital fue alternando canciones de pie con otras más íntimas sentado sobre un taburete, como «Romance de Curro El Palmo».
Tal vez debido a la emoción contenida, hubo que esperar a los primeros acordes de «Señora» para que los asistentes se soltaran y se sumaran a la fiesta coreando su inolvidable estribillo. Aunque el primer momento emotivo de la noche llegó con «Lucía», donde gran parte del público alzó instintivamente sus móviles para inmortalizar la pieza, finalizando con una fuerte ovación.
Más tarde Joan Manuel dio paso a los poemas de Miguel Hernández, quien murió en una prisión franquista y que, como bien apuntó el propio cantautor, «recordarlo es un deber de España y del mundo». En tono intimista interpretó las «Nanas de la cebolla», para enlazar a continuación con «Para la libertad», que consiguió emocionar al respetable y arrancarle una buena ristra de aplausos.
Serrat aprovechó el momento para recordar su primera actuación, allá por el año 1965 en Esplugues de Llobregat, bromeando sobre su longeva trayectoria puesto que han pasado más de 50 años desde entonces. En aquel concierto, junto a amigos, decidieron hacer una tournée por nuestra isla. Sin presupuesto y pasando la gorra visitaron Llucmajor, Campos y Felanitx. Fue en aquella visita donde conoció a una mujer de la que todo el mundo se enamoró, y no solo por su forma de cantar. Aquella mujer era Maria del Mar Bonet, quien no quiso perderse la cita para compartir con su gran amigo «Cançó de l’amor petit», ambos cogidos de la cintura, y «La Balanguera», momento álgido de la noche donde un público visiblemente conmovido se puso en pie para corearla al unísono.
El Noi del Poble Sec, a través de sus historias y vivencias personales, fue poc a poc desgranando su soberbio repertorio, consiguiendo emocionar a un auditorio totalmente entregado. Entre otros míticos temas, sonaron «Hoy puede ser un gran día» y «Mediterraneo», que cosecharon sendas merecidas ovaciones. Posteriormente, en «Aquellas pequeñas cosas», cedió el micrófono a un tímido público que musitó entre dientes la letra, dando lugar a que Serrat les animase a dejar el miedo a un lado.
Con «Cantares» amagó con finalizar, pero no hizo falta mucha insistencia para que añadiera 3 temas más a modo de bises: «La Tieta», «Fiesta», en la que volvió a ponernos en pie, y «Paraules d’amor», punto final a una maravillosa velada que sin duda será recordada por la inmensa mayoría de los asistentes. Con su característica e inconfundible voz trémula, ya algo fatigada por la edad, Serrat dio por terminado el concierto. A tenor de la calurosa respuesta de las más de 4.000 almas que poblaban Son Fusteret, el cantautor estuvo a la altura de lo esperado, por más que «Penélope» no asomara con su bolso de piel marrón a pesar de la insistencia del público durante toda la noche.
No es un adiós definitivo, como se encargó de asegurar en varias ocasiones, aunque en la cabeza de todos se palpa esa posibilidad. Si el público se lo pide y la salud se lo permite, continuará dando conciertos. Eso sí, en formato más reducido y espaciados en el tiempo, evitando las agotadoras giras de las cuales esta será la última. Nos despedimos del mito llevándonos un inolvidable recuerdo que nos permitirá decir dentro de unos años: «yo lo vi en aquella mágica noche de verano». Hasta siempre maestro.
Publicado por:
Fotógrafo especializado en fotografía musical y de conciertos.
Apasionado de la buena música y las artes escénicas.
Director de Mallorca Music Magazine, ejerciendo de fotógrafo, editor y redactor.
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