Calvià, viernes 14 de julio de 2023
Concierto de Mónica Naranjo en Calvià dentro del ciclo veraniego de Es Jardí
A pesar de que la fecha elegida coincidía con varios eventos multitudinarios repartidos en diferentes puntos de la isla, la internacional y veterana diva del pop Mónica Naranjo demostró que sigue dando la talla ante un nutrido público de incondicionales que acudieron, el pasado viernes 14 de julio, al recinto de Es Jardí en Calvià. Seis años después de la publicación de su último disco, la artista catalana eligió Mallorca para arrancar su gira española y presentar su octavo trabajo Mimétika, precedida por la promoción de un cambio radical de imagen. Atrás dejaba su larga melena para lucir un atrevido y favorecedor pelo corto y rubio.
Desde las ocho de la tarde, tras la apertura de puertas, un heterogéneo público fue congregándose frente al escenario. Un público de edades comprendidas entre los treinta y los sesenta años, al que si hiciéramos un test encontraríamos diferentes afinidades por cada una de las facetas que ha encarnado la artista catalana. Los más veteranos seguramente mostrarán su predilección por esa Naranjo que irrumpía a finales de los noventa con su plástico Palabra de Mujer (Sony Music, 1997), con una imagen tan revolucionaria y diferente a lo hasta entonces conocido y con un sello muy particular a la hora de interpretar. Tan solo 3 años más tarde, Minage (Sony Music, 2000), su tercer trabajo, llegó a convertirse en un disco referente en la historia del pop español. Sin embargo, el público más joven ha conocido a la diva del pop a través de los medios, como miembro habitual del jurado en numerosos concursos musicales de la televisión.
Pasada las 22 h., fogonazos anuncian el inicio del espectáculo. Los primeros en subir a las tablas fueron un grupo de bailarines, cuya indumentaria, tiras de cuero al más puro estilo bondage, les permitía lucir sus trabajados cuerpos. De fondo una gran pantalla que ambientó con sus imágenes cada uno de los 15 temas que llegó a interpretar la artista de Figueras. La diva estuvo en todo momento arropada por su banda de veteranos músicos rockeros, con Juan Saurín y Alberto Marín a las guitarras, Daniel Criado al bajo, Matías de Vallejo a la batería y Beatriz Albert y Miguel Ángel González a los coros. Entre ellos cabe destacar a su ‘alma mater’, o ‘maestro’, como ella considera a Pepe Herrero: su compositor, pianista, director musical y maestro de ceremonias sobre las tablas.
Con el popular tema «Europa», cuya letra habla del poder de la esperanza y de la capacidad de regeneración del ser humano, el escenario se impregno de color y banderas, como si de un solemne himno se tratara. Momento donde se mimetizó con el público pues, además de los habituales teléfonos móviles, entre la audiencia ondeaba una gran bandera LGTBQ que acabo siendo lanzada a las tablas.
Con «Eterna» apareció sobre las tablas Naranjo, con su renovada imagen de pelo corto y rubio. Como estilismo, un mono negro con galones y capa plateadas, estilo circense. Con el popular tema «Europa», cuya letra habla del poder de la esperanza y de la capacidad de regeneración del ser humano, el escenario se impregno de color y banderas, como si de un solemne himno se tratara. Momento donde se mimetizó con el público pues, además de los habituales teléfonos móviles, entre la audiencia ondeaba una gran bandera LGTBQ que acabo siendo lanzada a las tablas. Con «Desátame» Naranjo viajó a su primera etapa más popera, aunque durante la hora y media que duró el directo la catalana llegó a confesar ser una incondicional del rock. Como así lo demostraron a las cuerdas y la percusión de cada uno de los músicos de su banda, unidos por las pinceladas de calidad vocal de la pareja de coros.Por su parte, el cuerpo de baile llegó a tener sus momentos de protagonismo sobre el proscenio al dar rienda suelta a la desinhibición sexual, llegando a simular una escena de orgía entre sus miembros.
Llegados al ecuador del espectáculo, al comienzo de «Ey!», el impactante tema que lanzó a dúo con Bunbury, el micrófono inalámbrico de Mónica falló. Motivo que obligo a la cantante a parar en seco y pedir arrancar de nuevo, para ofrecerlo como su público merecía. Sin embargo, de nuevo los fallos técnicos interrumpieron la labor de la interprete. En esta ocasión fue debido a interferencias en su pinganillo y, tal y como es conocido el carácter de Mónica, no dudó en acercarse a la mesa del técnico de sonido y ordenarle que liberara su canal.
Finalmente, como buena profesional que es, supo subsanar los imprevistos y ofrecer a los presentes su mejor sonrisa. De esta manera, el show continuó y la diva volvió a dar lo mejor de sí en temas como «¿Quién me salvará de mi?» o «Pantera en libertad», entre otros. En uno de los momentos en los que se dirigió a los asistentes, la de Figueras aprovechó para señalar que en estos delicados tiempos que estamos viviendo, los conciertos son «cultura que no puede dejar de haber». En otra de las ocasiones, mostró el cariño que siente por Mallorca al comentar que en cuanto saliera de escena, lo que más se le antojaba era poder disfrutar de un chocolate con una buena ensaimada.
Finalmente, con «Sobreviviré», un tema del que dijo que nunca puede faltar en sus espectáculos, demostró su total dominio de la voz, al interpretar sus largos quejidos a una considerable distancia del micro. Como bises ofreció dos versiones. La primera del tema de Miguel Bosé «Si tu no vuelves», para concluir con «Diva», de la eurovisiva Dana International. Un tema perfecto para cerrar un show en el que demostró que sigue siendo y será una de las más grandes divas españolas del pop. Y al ritmo del estribillo de la canción: «Viva la vida, viva Victoria…», yo añadiría: ¡Viva Mónica Naranjo por muchos años más!
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