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Publicado el 8 noviembre, 2022

Carmen Linares y Maria del Mar Bonet: El quejío flamenco y la esencia del folk mallorquín se funden en el Jazz Voyeur

Fotografías de José Luis Luna
Crónica de Fátima Yráyzoz
Carmen Linares en Jazz Voyeur 2022 - Mallorca Music Magazine
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Palma, viernes 4 de noviembre de 2022

Concierto de Carmen Linares en el Trui Teatre correspondiente a la XV edición del Jazz Voyeur Festival

La XV edición del Jazz Voyeur Festival arrancó el pasado viernes 4 de noviembre en el Trui Teatre de Palma con una espectacular actuación donde el jazz y el flamenco se erigieron como principales protagonistas. Un espectáculo de casi tres horas de duración en el que, a modo de carta culinaria, pudimos disfrutar de un apetitoso primer plato a cargo de la banda Saxoleá, un suculento segundo plato gracias al arte y la veteranía de  Carmen Linares y un delicioso postre con la mejor representante del folk mallorquín: Maria del Mar Bonet.

Pero antes, Carmen Pacheco, más conocida por el nombre de su tierra natal, Linares, con la amabilidad y gentileza que la caracteriza -siempre con una sonrisa en los labios-, nos concedió el honor de responder a nuestras preguntas durante la presentación a los medios del festival celebrada el día anterior en el Hotel Saratoga de Palma.

¿Cómo te sientes al venir de nuevo a Mallorca, pero esta vez inaugurando un festival de jazz?

Pues vengo encantada tras recibir la invitación, porque el jazz es uno de los géneros que más me gustan. Este festival en concreto tiene mucha solera y un gran prestigio. Desde el principio vi muy claro que venir con mi espectáculo de 40 años de flamenco encajaba muy bien. Venir a Mallorca siempre es muy gratificante, creo que ya he actuado en casi todos los teatros de la Isla, desde el Castillo de Bellver al Auditorium, también en Valldemossa y Alcudia. Además me gusta la curiosidad y el respeto que se tienen por el flamenco. Da gusto sentir a un público tan atento.

¿Cuándo iniciasteis la gira de los 40?

La estrenamos justo antes de la pandemia y, como todos, tuvimos que parar. Tras retomar los escenarios, lo que hemos venido haciendo es que en cada lugar que actuamos contamos con un artista invitado. Y aquí, en Mallorca, quien mejor que Maria del Mar Bonet, a quien admiro y conozco personalmente. Su respuesta fue inmediata. Maria del Mar es una mujer muy cercana. En varias ocasiones me insistió en que no quería ser protagonista en ningún momento de nada, pero está clarísimo que, aún a su pesar, es protagonista por mérito propio. Estoy muy contenta y tremendamente agradecida de poder hacer una cosita juntas.

En la presentación del festival has dicho una frase muy bonita, y es que «los músicos de jazz y flamenco se entienden muy bien porque saben volar». ¿Puedes explicarla?

Porque ambos géneros tienen unos códigos que todos conocemos. Ese código nos permite, efectivamente, volar, jugar, en definitiva, disfrutar. Esto no se da con otras músicas, donde estás limitada a lo que imponen y no te permiten salirte de ahí, mientras que tanto en el jazz como en el flamenco, cada día o cada sesión es diferente, es única. Dependerá de con quién toques o cantes y lo que te inspire. Salen compases imprevistos y cuando surgen se suele decir «sigue, sigue por ahí», y cambias el tema que habías pensado en un principio cantar. Pero para que esto ocurra tienes que conocer bien los códigos de cada uno de los músicos con los que te enfrentas, para que las miradas se nos hagan cómplices. Ahí es cuando «vuelas» y disfrutas muchísimo.

40 años en los escenarios se dice pronto, pues duplicas la cifra del bolero. Sin embargo, se te ve con la misma o incluso más energía. ¿Cómo lo has hecho para sintetizar una carrera tan dilatada en un solo espectáculo?

Pues es cierto que ha sido bastante difícil resumirlo. Lo que he intentado es mostrar las diferentes etapas que he tenido durante estos años. Desde mis inicios de cantar para el baile a la del cante jondo, la que le dediqué a los poetas… sin olvidarme de la de las mujeres.

Precisamente sobre ese trabajo quería preguntarte. Podría decirse que hiciste casi una tesis dedicada a las mujeres cantaoras.

Desde luego. Lo que sí fue es un antes y un después en mi carrera como artista. Con la antología intente recoger todos los cantes que habían sido compuestos por mujeres a lo largo de toda la historia del flamenco. Era algo que no se había hecho nunca. Por eso no se sabía el número de mujeres que fueron y son compositoras hasta que logré recopilarlo. Entonces fue cuando realmente me di cuenta de la cantidad y del peso que tuvieron cada una de ellas. Por eso, como te decía al principio, para mí este trabajo fue realmente importante, ya que además de obtener un gran prestigio me sirvió sobre todo para abrir mis miras como artista, para seguir investigando en nuevos temas.

Un espectáculo tan potente, en el que habéis subido a tantos escenarios, merece ser recordado. ¿Piensas sacar un disco de este espectáculo?

Sí, esa es la idea. Tenemos grabado cada uno de los conciertos que venimos haciendo durante este tour. Piensa que cada uno de ellos ha tenido su particularidad al haber contado con la colaboración tanto de cantantes como de bailaoras, quienes sin duda lo han enriquecido más.

¿Qué recuerdos conservas de tus pinitos en el cine y el teatro con grandes directores?

Bueno, pues fue maravilloso, la verdad, trabajar con grandes cineastas. Con Saura fue un lujo poder interpretar la taranta de mi tierra, acompañada por el guitarrista Rafael Riqueni. Igual de lujo que haber participado en la serie Forja de un rebelde, de Mario Camus, donde interpreto el papel de la Niña de los Peines. En cuanto al teatro, también he hecho varias cosas. Hace unos años fui parte del elenco en la representación del clásico Séneca. Ahí hice de Elvia, la madre de Séneca. En esa ocasión actuaba junto a Antonio Valero, un actor al que admiro muchísimo. En definitiva todas estas incursiones, me han aportado y sobre todo enriquecido.

Antes de llegar me he encontrado con que tu hijo Miguel es tu manager. Creo que tus otros dos hijos siguen también tu camino artístico.

Efectivamente. Miguel es mi manager y Eduardo mi guitarrista, que me viene acompañando durante toda la gira. Finalmente, mi hija Lucía es actriz y también canta. Igual hacemos algo juntas, aunque todavía es solo un proyecto que apenas se está gestando.

A estas alturas, que te acaban de condecorar con el premio Princesa de Asturias de las Artes, serán pocas cosas las que te faltan por hacer.

¡Uy!, pues creo que todavía muchas, al menos eso espero. Pero honestamente te diré que yo lo que realmente quiero o anhelo es seguir teniendo ilusión por las cosas. Si me viera algún día sin ilusión o sin nervios por salir a escena, te aseguro que ese día lo dejaría. De lo que sí estoy totalmente convencida es que, mientras me funcione la voz y tenga cosas que contar, estaré aquí. Siempre intento hacerlo lo mejor que puedo y dar, cada día, un poquito más.

Saxoleá fueron los encargados de abrir la velada. El cuarteto sevillano, liderado por Gautama del Campo, saxo alto y soprano, acompañado de la guitarra flamenca y cante de Ezequiel Reina, el bajo de Rafael Torres y la percusión de Joaquín Huertas, ya venían con el aval de haber obtenido el prestigioso Premio Filón del Festival del Cante de las Minas de la Unión. Además de haber participado en festivales internacionales como el New Music Seminar de Nueva York o el Womad de Bristol, entre otros. El compás y, sobre todo, la pasión, así como el nivel interpretativo que demostraron encima del escenario, produjeron momentos excitantes. Un diálogo casi continuo entre la sensualidad de los tonos del saxo con la guitarra flamenca, con el soporte del bajo y el compás del cajón. Especialmente cautivadora y sorprendente la interpretación de un palo de tan pura hondura flamenca como es la soleá. Magistral el homenaje a Camarón con la «La Leyenda del tiempo». Si Jorge Pardo ya lo hizo en su día, en mi humilde opinión, Saxoleá han dado un paso más en el vertiginoso camino del flamenco jazz.

Con un público ya entonado y sobre todo con muchas ganas de poder escuchar a la cantaora andaluza, subió a escena Carmen Linares, acompañada de los guitarristas Salvador Gutiérrez y Eduardo Espín, hijo de la artista, junto a los coros y palmas de Ana María González y Rosario Amador. Linares arrancó por el compás de tangos, que es sin duda uno de los palos en los que más cómoda se siente. Tras ello, viajó al mundo de la poesía con una original interpretación de «Andaluces de Jaén», el popular poema de Miguel Hernández. Llegó la fiesta con las alegrías y cantiñas gaditanas.

Sorprendente y soberbia fue la salida al escenario, por seguiriyas, de la bailaora sevillana Vanesa Aibar. Vanesa combina de modo magistral unas formas de danza contemporánea con las más clásicas posturas de antiguas bailaoras. Bellas imágenes, especialmente con el traje de cola. En ambas ocasiones, Carmen supo cederle protagonismo colocándose detrás, creando así la estampa típica en recuerdo a sus inicios como acompañante al baile. En este condensado resumen no podían faltar sus famosos «Fandangos de Moguer». A estas alturas, la voz de Carmen ya había alcanzado la temperatura suficiente para demostrar su dominio tanto en la longitud de sus quejíos como en las subidas y bajadas de tono.

Finalmente, llegó el esperado postre de la noche con la aparición de la artista invitada, Maria del Mar Bonet. La interpretación a capela de estas dos grandes virtuosas, investigadoras de tantos géneros, dejó patente que en la música no importa el idioma utilizado, sino la pasión empleada para conseguir que todo fluya. Y así fue, desde la pasión, como el andaluz del quejío de la Linares, al interpretar una toná, un martinete y una nana flamenca, se fundió en total armonía con el sabor puramente mediterráneo de la voz de la Bonet, especialmente sentida al interpretar la popular canción mallorquina «Cançó de Segar».

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Publicado por:

Fotógrafo de la escena musical española y local desde 2010.
Colaborador de festivales y revistas de ámbito nacional, ha expuesto en diversas ciudades españolas y en el extranjero.
Fotógrafo en Mallorca Music Magazine.

Periodista y productora musical. Me formé en Madrid, en el grupo Prisa: Canal Plus, Cadena SER. Siempre atraída por la música, he colaborado en revistas como Neo2 o suplementos como Tentaciones de El País o el del Diario La Provincia en Canarias. De mi pasión por el flamenco, la cual me viene por mi raíz andaluza y del cual me considero una gran aficionada, conservo muy buenos recuerdos, ya que tuve la fortuna de conocer a los más grandes de este arte como cronista para Diario de Cádiz, Diario de Sevilla y la revista especializada La Caña.

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