
Palma, viernes 7 de enero de 2022
Concierto de Los Zigarros en la sala Es Gremi
Subió al escenario el cuarteto valenciano formado por Adrián Ribes, Nacho Tamarit y los hermanos Tormo perfectamente maqueados y con lustre en los botines, sabedores de que el público mallorquín les esperaba ansiosamente desde hace años. Diez han tenido que pasar para que aterrizasen en esta isla que conocen muy bien y en la que conservan amigos y muy buenos recuerdos de sus años mozos.
Nada de pantallas de leds ni efectos visuales, se lo jugaron todo a la baza de sus canciones y una sobria puesta en escena, muy de bar, como los conciertos de antes. De hecho, en realidad son un grupo “como los de antes”, para fortuna de los que valoramos la gesta de mantener erguido el estandarte del rock en este país. Unos héroes en estos tiempos, vamos.
Su mayor logro no es haber teloneado a los Stones o a los AC/DC, o el estar arropados por la aristocracia del pop rock patrio, que es algo que les da pedigrí, pero casi anecdótico. Su mayor logro consiste en mantener vivo un concepto y una visión honesta y creíble sobre la música. Son los herederos legítimos de varias generaciones de “rockers” de este país, la cuestión es que alguien tenía que llevar el fuego y les tocó a ellos (afortunadamente). Otra cosa es lo que demande el público mayoritario en este momento, pero tampoco parece que les importe demasiado y lo demostraron desde el principio del concierto. Fue con Apaga la Radio, una vez entrados en calor, cuando empezaron a poner patas arriba la sala. A partir de ahí es cuando comenzó a asomar la enorme voz de Ovidi, ya más suelto y con esa pose tan molona, casi “glam”, que gasta.
Su mayor logro no es haber teloneado a los Stones o a los AC/DC, o el estar arropados por la aristocracia del pop rock patrio, que es algo que les da pedigrí, pero casi anecdótico. Su mayor logro consiste en mantener vivo un concepto y una visión honesta y creíble sobre la música. Son los herederos legítimos de varias generaciones de “rockers” de este país…
Emoción y actitud calibrada con detalle. Funk-rock de mucho nivel en No sé qué me pasa, que gana en directo especialmente por los aportes guitarreros del otro Tormo, Álvaro, que se sabe todos los trucos y no mete ni una nota de forma gratuita. Al igual que hizo con Baila Conmigo, que sonó delirante y sudorosa, como debe ser.
Conexión total con el público a partir de Voy a bailar encima de ti, rock de autor a lo New York Dolls con un estribillo poderoso. Un temazo atemporal que suena a muchas cosas que los fundamentalistas del rock hemos oído antes, pero que necesitamos, porque es verdadero y audaz.
Hablar, hablar, hablar, como no, para encender la traca valenciana y arrancar con los bises, donde guardaban sus balas de plata: Desde que ya no eres mía, una de sus mejores composiciones y que merece mucha atención; A todo que sí, con solo incorporado a lo “Allman Brothers” de los dos hermanos para el delirio colectivo; Dentro de la ley, a brochazos gordos pero precisos y Qué demonios hago yo aquí, ya con el rodillo en la mano, pero cogido con firmeza, esa que manejan los que saben muy bien lo que tienen entre manos, mantener la llama, y eso es mucha responsabilidad. Que vuelvan pronto.
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