Teatre Principal de Palma, martes 26 de enero.
Maria Jaume: concierto con banda
Presentación de Fins a maig no revisc dentro del ciclo “Els Principals d’IB3”
Con Maria Espinosa (bajo) y Núria Graham (batería y teclados)
Temor y Temblor
Le tembló la voz. “Hòstia quina flipada estar aquí. Quin espai, no? Podríem estrenar a la Sala Petita, però fer-ho al Principal, tío…”. Se le entrecortó la respiración y parecía que la saliva le derrapaba. Dos segundos después, solo uno-dos segundos después, arrancó a cantar. Y entonces lo que tembló fue el espacio y la platea. En ese pequeño lapso de tiempo desapareció todo rastro de titubeo o temor, y el Teatre Principal se convirtió en el altar de aquella voz y aquella música. Esa es la convicción con la que canta Maria Jaume.
La banda no sonó especialmente conjuntada, pero no importó. Lo han dicho popes de la música: los virtuosos no sirven para el escenario porque lo que hay que buscar es la emoción. El invitado Lluís Cabot debe estar de acuerdo, porque cuando salió a participar en un par de temas estuvo grandioso al decir que escuchando entre bambalinas le había pasado lo mismo que cuando le metieron un largo palillo por la nariz por aquello del coronavirus: le lloraron los ojos.
El dinamismo de la hora larga de concierto fue justo y ajustado al todavía corto repertorio de la jovencísima intérprete y compositora, por lo que tampoco importó la confesión que concedió: “Estic intentar pensar en com explicar de què van les cançons o de què va el disc, però és que encara no ho sé”. Sonó el disco, sonaron una versión de Miquel Serra y una revisión de Magnetic Fields, y sonó alguna composición nueva, siendo esto último la mayor decepción de la velada pues de esta reina de los reinos que le dé la gana querríamos conocer ya las próximas 147 canciones.
Es evidente que nadie sabe dónde le llevará la vida. Maria Jaume es muy joven, y es posible, quién sabe, que un día quiera correr una maratón y batir el récord del mundo. O tal vez intente resolver la Hipótesis de Riemann, formulación matemática a la que han dedicado casi toda su vida diversos pensadores de coeficiente intelectual con cuatro cifras. O a lo mejor, en un momento dado decida no moverse del sitio hasta acabar de enunciar el número pi: 3.14159265358979323846… [pi es una cifra irracional, es decir, constante, infinita; no tiene fin].
Siempre existe una posibilidad, por remota que sea, de que intente alguna de estas, digamos, gestas. O hitos. O imposibles. Y probablemente fracasará. Pero la dimensión de todas esas tareas retitánicas, suprahumanas, ya está empequeñecida. Ya tiene el ínfimo tamaño de lo insignificante. Porque Maria Jaume tiene un primer álbum, el primero que ha escrito, que se abre con una canción como “Terra banyada”.
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