Una incombustible Maria del Mar Bonet inaugura la nueva edición del Jazz Voyeur Festival

Lo mejor del jazz y del swing, tamizado por la canción mediterránea, se dieron cita en la Sala Magna de Son Amar. Maria del Mar Bonet, la representante mallorquina más internacional de la nova cançó, fue la maestra de ceremonias en una noche mágica donde la voz y la palabra consiguieron inundar de emoción un patio de butacas deseoso de reencontrarse con el jazz.

Arropada por la Big Band Begues, la asociación cultural que pretende fomentar el conocimiento y disfrute de la música, bajo la batuta del director, compositor y bajista Toni Cuenca, un habitual en los arreglos de la cantante, fue la encargada de abrir el ciclo de conciertos del Jazz Voyeur Festival en su catorceava edición.

Con gran acierto interpretaron una serie de conmovedoras canciones de los hermanos Gershwin, cantadas en catalán y llevadas a su terreno, para hacer gala de esa fuerza y dulzura que su proverbial torrente vocal posee. Y es que Maria del Mar, tras medio siglo deslumbrando sobre los escenarios con su cálida voz, deja claro su constante búsqueda de nuevos ritmos y sonoridades con las que deleitar a sus fieles seguidores. Un público exigente que agradece las altas cotas artísticas que siempre han caracterizado el trabajo de la intérprete.

El recital, cuyo hilo conductor transitó por las composiciones de autores de la tierra, recogió temas de Guillem d’Efak, del que interpretaron Tan com te Cerc, así como el sentido homenaje que brindaron a la figura de Pedro Bonet Mir, más conocido como Bonet De San Pedro. El cantautor y compositor mallorquín, que alcanzará su éxito en la década de los 70, fue redescubierto por la intérprete durante los meses de forzosa reclusión. A través de canciones como Maite, Cariño Bésame, Margalida y Hoy Siento Algo Aquí, demostró su admiración y respeto al legado musical del artista fallecido en Palma hace casi 20 años.

Aunque el momento más emotivo de la noche se produjo en el primer bis, cuando la intérprete entonó La Balanguera, consiguiendo poner en pie al respetable, que devolvió toda la magia desplegada a lo largo de la noche con una cerrada ovación.