El huracán Dani Fernández arrasa Es Gremi por partida doble

Hay conciertos que antes de empezar ya sabes que van a quedar en el recuerdo, y todo hacía indicar que el del pasado viernes iba a ser uno de ellos. Dani Fernández, ex-miembro de la boyband Auryn con la que ya saboreó el éxito entre 2012 y 2016, llegaba a Es Gremi a lo grande, agotando las entradas en dos noches consecutivas. Alejado de Auryn, Dani ha empezado a construir una carrera donde se aleja del sonido pop característico de esas formaciones para adentrarse en sonidos más rockeros, en los que saca el máximo partido a su característica voz rasgada y la pasión con la que interpreta los temas.

Este nuevo camino le ha llevado a colaborar con bandas referentes del indie español como Sidecars, Rayden, Viva Suecia o, más recientemente, Arde Bogotá. Y todo ello con un público fiel que va creciendo día a día, colgando sold outs en casi todos los conciertos de su gira.

En esta época hiperconectada, los spoilers de lo que íbamos a presenciar inundaban las redes desde la noche previa en forma de stories o vídeos de Tik Tok que los asistentes al concierto del jueves ya se habían encargado de difundir. Las expectativas y las ganas de que se materializase sobre el escenario lo que habíamos visto en las pantallas convirtieron los cinco minutos que tardó en aparecer Dani Fernández en una eternidad para algunos de los presentes, que no pudieron contener algún que otro silbido de impaciencia.

A las 22:05 la banda del alcazareño tomó posiciones y empezaron a hacer sonar «Dile a los demás». Los aplausos aumentaron con la salida del artista, dando inicio a un delirio que duraría cerca de dos horas. Desde la primera estrofa, los seguidores se entregaron a pleno pulmón, provocando que en algunos momentos, hasta que se ajustó pertinentemente el sonido, la voz del cantante quedase en segundo plano.

El setlist repasó casi al completo los dos discos de Dani Fernández en solitario. Así se fueron sucediendo «En Llamas», «Sin Vergüenza» (su colaboración con Arde Bogotá), «Guarda una parte», «Te esperaré toda la vida», «Perdido en Madrid», «Perdón por no llamar» y «Grace», con Dani demostrando ser un auténtico animal de escenario, interpretando los temas con mucha más garra y potencia que la que se puede intuir en los discos. Hiperactivo y acompañado de una banda bien engrasada, con un sonido limpio y directo, Dani Fernández mantuvo al público saltando, cantando y haciendo que la temperatura de Es Gremi aumentase considerablemente con el movimiento de los cuerpos.

Tocaba coger aire con «Frío» y «Artificial», dos canciones donde la voz del cantante tomó protagonismo por encima de la banda. Después daría inicio la traca definitiva con «Plan Fatal» (canción que da nombre a su gira), a la que siguieron «Si tus piernas», «Soldadito de Hierro», «Vértigo», «Disparos» y «Clima Tropical» (canción que abre su segundo disco), todas ellas coreadas a todo volumen por cada uno de los presentes en Es Gremi, que a esas alturas del concierto ya estaban totalmente rendidos a la causa.

Tocaba lo que Carlos Tarque llama «La gran mentira del Rock And Roll», ese momento en el que la banda abandona el escenario despidiéndose aunque todos sabemos que van a volver para los bises. Dani Fernández reapareció solo, con una guitarra acústica, y bajó para mezclarse con el público. Allí, rodeado de gente, sin nada más que la guitarra y su propia voz, interpreto «Miedo», mientras el público mantenía un silencio sepulcral. Fue sin duda el momento más especial del concierto, donde el cantante demostró que tampoco necesita mucho más que una guitarra y la potencia de su voz. Una voz que llegaba nítidamente a cada uno de los rincones de la sala, emocionando al público y poniendo los pelos de punta a más de uno. Sentimiento en estado puro.

Tocaba despedirse de veras y la banda volvió para interpretar «Supersubmarina», versión de la famosa canción homónima del añorado grupo, que dio paso a la última canción de la noche: «Bailemos». «Pídeme que bailemos al menos una vez más / que dure este minuto cien años más». Y es que todos los que disfrutamos del concierto deseábamos poder seguir cantando y bailando, si no cien años más, al menos sí durante otro par de horas.