M Clan: Sobradamente acústicos

Abrieron la noche los locales, más que decentes y muy interesantes Máximo Pájaro, con una propuesta sencilla pero llena de contenido, que fue el aperitivo perfecto previo a uno de los conciertos más importantes y esperados del verano, y que sirvió además como pistoletazo a la llegada del solsticio de verano y la ansiada nueva normalidad ante la que nos estamos encontrando a pasos agigantados.

Muchos años han pasado ya desde la primera visita de los murcianos M Clan a una conocida sala de Palma, noche en la que nos fundieron los plomos a los aproximadamente cuarenta asistentes que allí estábamos, cuando aún eran unos completos desconocidos. El tiempo les ha dado fortuna y gloria, eso es evidente, pero no ha hecho mella en absoluto en su actitud y desarrollo. Al contrario, su carrera se ha convertido en una auténtica leyenda y baluarte incondicional de lo que debe ser una banda de rock de verdad en este país.

Algo escéptico esperaba parte del público (que no sus incondicionales) ante la idea de verlos en formato reducido, como era la ocasión, pero como se suele decir, «si una canción es buena, se aguanta de pie con una guitarra y una voz».

Se percibía un ambiente casi de terraza veraniega de vecinos cuando arrancaron con Souvenir, y a partir de ahí coser y cantar. Clase magistral de «tablas» en el escenario y sentido del espectáculo absoluto. Repertorio perfectamente elegido para la ocasión y la situación, y jugándoselo todo a una ristra de canciones atadas con hilo fino, en la que participó el público al cien por cien, casi siendo parte en sí del espectáculo.

Ya habiendo calentado cuerdas, Carlos Tarque se vino arriba en Para no ver el final, confirmando una vez más lo que muchos sabemos, que es seguramente el mejor y más dotado cantante de ROCK de este país. Carlos se mantuvo arropado en todo momento por su inseparable Ricardo Ruipérez, que hizo una labor imprescindible y en todo momento estuvo presente durante el espectáculo, pero en el plano adecuado.

Definieron ellos mismos el concierto como un «concierto acústico de rock«, y fue exactamente eso. Comunión absoluta con un público que lo cantó todo, mucho oficio por parte del dúo integrante y, por supuesto, grandes éxitos que forman ya parte de la banda sonora de muchos de nosotros.

Perdido en la Ciudad fue el tema que quisieron dedicar al personal sanitario por su labor durante este calvario que hemos pasado todos. A partir de ahí mucho calorcito nos dieron con Llamando a la tierra o con Miedo, porque en realidad fue como verlos en la terraza de casa de unos colegas con una birra en la mano, que en el fondo seguramente era esa la idea.

Se pusieron también juguetones improvisando algún blues y guiños a otras canciones ajenas a su discografía, incluso se atrevieron con un fragmento del Rock this Town de Stray Cats, demostrando que van sobrados. Bises de lujo como su cover de Maggy May de Rod Stewart, Quédate a dormir y su imprescindible Carolina, la canción que puso a esta banda de rock en el mapa maistream de este país, aunque no es su mejor tema.

Sonrisas de oreja a oreja paseaba la gente a la salida del recinto, sabiendo que habían pasado una noche de verano «como Dios manda», y lo hicieron gracias a M Clan con muy poca cosa, guitarra, armónica, voz, y poco más… ¿Parece fácil? Pues no lo es, no intenten hacerlo en sus casas sin una banda de verdad.