¡Larga vida al Rockin Matxín Festival!

Su origen se remonta al año 2011, a raíz de la unión del Matxin Festival y el Festival Rockabilly de Portocolom, y gracias a la ilusión de Simón Sierra, José Cerro y Teo Adrover, sus fundadores. En el año 2013 se incorpora la asociación Es Puput Cultural de Felanitx, que un año más han vuelto a hacerse cargo de la organización junto al Ajuntament de Felanitx, producido por OnLine y patrocinado por el Departament de Cultura, Patrimoni i Esports del Consell de Mallorca. También han colaborado Iforavila intenet, JS hotels i Ports IB.

No hay duda de que la ubicación es uno de los grandes atractivos del festival, sito en un entorno privilegiado, junto al mar. Allí, en un magnífico ambiente, se dan encuentro las motos custom, los coches de época y, por supuesto, la buena música.

Sin duda este ha sido un año diferente, una versión algo más descafeinada de lo habitual por las normas y limitaciones que impone la pandemia, pero no exenta de ilusión y ganas de hacer las cosas bien por parte de los organizadores. Es cierto que faltaron las exposiciones de coches y motos, los bailes de las pin-up, la abundancia de stands de ropa y, sobre todo, el poder bailar libremente frente al escenario, pero al menos no faltó la buena música, que corrió a cargo de tres emblemáticos grupos de la isla cuyos miembros tienen como nexo de unión la afinidad, complicidad y amistad que mantienen intactas con el paso de los años: Black Cats, Big Yuyu e Hijos de Matxin.

Abrieron el festival los Black Cats con su característico sonido que va desde el hillbilly bop hasta el rock and roll clásico, con influencias que abarcan también el rock del los años 50 y el neo-rockabilly de los 80. No faltó su particular versión de algunos grandes hits como Personal Jesus de Depeche Mode.

Recién entrado el crepúsculo, tomó el relevo Big Yuyu, quienes no defraudaron sublimando sabiamente cada nota que emanaba de sus instrumentos. La música que destila esta banda contiene el poso de años de experiencia y el sabor añejo de «muchas sudorosas noches de blues«.

La clausura corrió a cargo de Hijos de Matxin, mítico grupo de Felanitx que mantiene su andadura musical desde 1992 (sin interrupciones). Ellos fueron los fundadores del Matxín Festival, una de las partes fusionadas con las que se creó el actual festival. Con su potente rock explosivo se lo pusieron difícil a los asistentes para seguir pegados en sus sillas. A pesar de ello el público aguantó con heroicidad en su sitio.

El festival acabó con buenas sensaciones de los organizadores. A destacar su valentía por no tirar la toalla y el haber sabido adaptarse a la situación actual con gran acierto. ¡Larga vida al Rockin Matxin Festival!