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Publicado el 31 julio, 2023

Rosario: la fiesta, la aristocracia

Fotografías de José Luis Luna
Crónica de Julio Molina
Rosario en Es Jardí (Calvià) - Mallorca Music Magazine
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Calvià, viernes 28 de julio de 2023

Concierto de Rosario en Calvià dentro del ciclo veraniego de Es Jardí

Once músicos sobre el escenario de Es Jardí aguardaban el pasado viernes en su puesto a la salida de Rosario, que tardó lo que se tarda en acabar un pìtillo y de ahí a arrancar con su show con «Te lo digo todo» en pocos segundos. Vendaval escénico desde el minuto cero para dejar con los ojos como platos a un público que apenas podía creer que esa chica de casi sesenta años conserve esa energía sobrenatural que le ha permitido llevar durante años el peso del apellido Flores. Por algo es la heredera de la dinastía que mejor ha representado las raíces musicales de nuestro país durante casi un siglo.

Rumba y Flamenco Pop, estaba claro que eso era lo que el público quería, pero la cosa iba más allá. Había más mandanga ahí, como el guiño R’n’B con el que vistió «Yo me niego», para pasar a «Al son del tambor», dedicada a la figura de su padre, Antonio El Pescailla. Eese señor que no solo era el marido de Lola, sino que también inventó el ventilador y la rumba catalana (con permiso de Peret), y que de paso aprovechó para dedicar a su familia mallorquina por parte de padre, los González Batista, que por ahí andaban rompiéndose la camisa.

«De Ley» y «Mi Gato» nos trajeron a la cabeza ese estupendo álbum debut de 1992, que publicó tras mucho esfuerzo y superar muchos prejuicios. Recordemos que nadie creía en «la hija de», y menos que pudiese hacerse un hueco en la escena mainstream de este país en esos años en los que lo multicultural y étnico no estaba asumido como ahora. Con todo y eso se pulió más de 300.000 discos y tapó muchas bocas.

¿Tres cajones y tres bailaores? ¿Hacían falta? Sí, por supuesto, para hacer eso bien cuantos más mejor. Todo vale sobre el escenario para conseguir hacer una fiesta del mismo. La síncopa y el contratiempo mandan. Rosario lleva en la sangre desde niña el virus de la carreta, del polvo de los caminos y de la alegría impenitente, y no se sube al escenario nunca si no es para pasarlo bien y darse a su público.

Aportó en su directo innumerables variantes funk/soul que se adaptan perfectamente a su imaginario. Como en «Estoy aquí», apoyada por una banda sobresaliente comandada por Ricardo Marín a la guitarra y su mano derecha, el vertiginoso bajista y productor Fernando Illán.

Sonido festivo y de verbena bien entendida. Predecible y plural, sí, ¡pero qué coño! Si alguien se lo puede permitir es ella. Al fin y al cabo fue su familia la que lo inventó hace muchos años en esa España gris de la que ya nadie se acuerda.

Sonido festivo y de verbena bien entendida. Predecible y plural, sí, ¡pero qué coño! Si alguien se lo puede permitir es ella. Al fin y al cabo fue su familia la que lo inventó hace muchos años en esa España gris de la que ya nadie se acuerda.

«Algo Contigo», bolerazo de Chico Novarro, y «Te quiero, te quiero», de Augusto Algueró, uno de nuestros grandes orfebres musicales, pusieron la nota romántica a la velada. La personalísima voz de la cantante y ese carisma heredado le permieron salir airosa de estas dos composiciones. Pero es con «Oye Primo» con la que se acercó de refilón a la música urbana disfrazada de rumba, para demostrar que también está al quite de todo.

Faltaba algo que tenía que salir sí o sí, referencia obligada a su madre, La Faraona, y para entrar en el último tramo se sacó de la manga «Los Tangos de mi Abuela» y «Mia Mama». La matriarca también estuvo ahí, acompañando a su hija pequeña en el escenario con su descacharrante e inimitable duende.

Bises esperados y funcionales, como el recuerdo a su hermano Antonio, también muy presente entre el público, que cantó «No dudaría» de cabo a rabo (parachururu churu incluido). Y fin de fiesta tecnicolor con «Muchas Flores», «marcha, marcha», mucho tacón y muchos cajones para dejar al respetable exhausto tras un concierto en el que la cantante se revolvió por el escenario como una lagartija imparable durante casi dos horas.

Compromiso con su arte y con el público hasta el último minuto. Es lo que tiene haberlo mamado desde niña y pertenecer a «la realeza», aunque su sangre no sea azul. En realidad su grupo sanguíneo es universal, ya que no hace distinciones: es para todos.

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Publicado por:

Fotógrafo de la escena musical española y local desde 2010.
Colaborador de festivales y revistas de ámbito nacional, ha expuesto en diversas ciudades españolas y en el extranjero.
Fotógrafo en Mallorca Music Magazine.

Músico, cantante y compositor en Urtain. Colaborador musical en Cadena Ser / Radio Mallorca. Redactor en Mallorca Music Magazine.

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