Palma, viernes 02 de septiembre de 2022
Concierto de Roulotte y Santero y Los Muchachos en la sala Es Gremi
Volver al formato de sala de conciertos, tras el aluvión de conciertos veraniegos de gran formato, supuso algo así como tocar tierra otra vez, volver a casa, básicamente. Salas como Es Gremi son los lugares donde el público puede disfrutar de la música en directo de forma cercana, sin postureo, y donde se puede mirar a la cara al artista. Y gracias al circuito Girando Por Salas pudimos disfrutar el pasado viernes de uno de los conciertos más esperados en nuestra isla, el de Santero y Los Muchachos.
Arrancó el motor de la velada Roulotte, en formato acústico. Mano a mano, Miquel García y el excelente guitarrista Marc Grasas fueron los anfitriones perfectos para una noche salpicada de canciones veraces y directas, que se mantienen igual en formato grande y pequeño, como fue el caso. «El Camino» y «La Llave» fueron las elegidas para romper el hielo y entrar en «Vas a Acabar Conmigo», uno de los temas más importantes de su repertorio. «Mal de Pair» y «Com es Gel», como muestra y reconocimiento autóctono de lo bien que manejan también los textos en catalá, y cierre brillante con su «Última Ronda» para dar paso y agradecer la visita a Los Santeros ante un público que ni pestañeaba.
Entre el respetable se extendía el rumor de que había que estar muy atentos a lo que iba a ocurrir, por aquello de que era su primera visita a la isla y muchos iban a contar algún día «yo estuve allí». Lógico ante un público que sabía perfectamente a que venía, consciente de que ver de tan cerca una banda que está creciendo de forma exponencial por momentos era un auténtico privilegio.
Ya de entrada deslumbraron con su subida al escenario y sus trajes a lo «Gram Parsons» para brindar con tequila ante el público. Toda una declaración de principios que sirvió para dejar claro que estábamos todos ahí «juntos», como parte de lo mismo, intercambiando energía arriba y abajo del escenario. A partir de ahí, coser y cantar.
Abrieron fuego con «He de Olvidarte», suave y elegante como la seda y «Ojos Pardos», tabernera y carnal. Para entonces ya se habían metido al público en el bolsillo y habían dejado claro que son los legítimos propietarios de la marca Rock Reposado, gracias a unas letras rebosantes de buen gusto y defendidas a tres voces, las tres trabajadas y pulidas de forma impecable, por parte de los hermanos Miguel Ángel y Josemán Escrivá, además de Soni Artal, los tres líderes del proyecto.
Luego llegó «Sheriff», atacada con el sonido ya mucho más ajustado y esos arreglos impecables que te llevan directo a un estribillo soberbio que invita al público a decir «póngame otra, por favor». Santero y los Muchachos demostraron minuto a minuto que son banda de «picar piedra» y que no se les arruga el traje en aforos más ajustados. Casi al contrario, sacan brillo y dan lustre a canciones como «Ventura» y «Noches al Sol», que vino con anécdota tabernera incluida.
Esperadísima y reconocida por la audiencia, a los dos primeros acordes llegó el turno de «Carretera de El Saler», comunión absoluta entre el público y Miguel Ángel que defendió con su personalísima voz la letra, con ironía, buen gusto y ese carácter local tan auténtico que le imprime, uno de los momentos de la noche, sin duda. «Complicado», con ese groovie tan soulero que lleva en su raíz, fue otro de los temas importantes. Emocionante y bien traída, es de esas canciones grandes que muchos músicos quisieran tener en su repertorio.
«Abrácese quien pueda» y «El perdedor», cantada a grito pelado por un público ya vendido y entregado ante el talento de una banda tan particular, nos mostraron ese algo tan diferente que Los Santeros ofrecen en sus canciones. Un sonido imaginario y propio, pero con el que, de forma respetuosa, saben llevarnos a los lugares comunes musicales que forman parte de las vidas y recuerdos de todos nosotros.
«Estamos bien», está claro. No lo preguntan, lo afirman, conscientes de que están en un buen momento creativo y profesional y que han encontrado un público que entiende su discurso y al que fidelizan bolo tras bolo con conciertos como el del viernes, del que uno sale con la certeza de que ha visto algo muy grande y verdadero.
Bises generosos sin burocracia ni salidas en falso. «Volver a Casa», salvaje y rotunda, y «Sálvame de Mí» para dejar buen sabor de boca. La bola extra fue para «Déjame Ser», afrobeat stoniano calentito e incendiado por Santero que sirvió como cierre y broche de oro a una noche inolvidable, de esas de las que dentro de unos años muchos dirán: «Yo estuve allí y los vi el Palma por primera vez». Los que no quisisteis, no pudisteis, no supisteis… ya lo siento, ya.
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