Santero y Los Muchachos: «Como en el amor, lo das todo hasta que desaparece la magia y nosotros estamos ‘in love'»

Provenís de bandas importantes, como La Pulqueria o Mad Noise. ¿Qué lleváis en la mochila y aún mantenéis como herencia de vuestros proyectos anteriores?

La verdadera aventura de la música es la que emprendemos hacia adentro en cada composición. Evolucionar en ese campo. Rebuscarte. Cuando empiezas en la profesión llevas esa parte con mucha ligereza, y con esa facilidad llegas a tu primer disco, con un manojo de canciones por el que te han fichado y has confeccionado sin ningún tipo de presión. Así fue con La Pulquería cuando nos ficharon en SONY. Para el segundo disco ya te está esperando el público y hay más exigencias por parte de la compañía. Con el tiempo aprendes a gestionar eso y ese es el momento en el que estamos ahora, aunque como Santero, tratando de mantener un equilibrio entre lo que hacemos de manera natural, pero apuntando hacia donde creemos que debemos hacerlo para no defraudar a los nuestros sin que esa presión nos condicione. En la mochila llevamos entonces la serenidad propia de una banda nueva, pero con muchas experiencias como músicos. Hasta la Pulque nos gustaba componer en inglés y sólo ese sonido en las voces. Aprendimos entonces a manejar el idioma que nos hizo darle la espalda a lo anglo, que siempre suena tan bien y te permite molar aunque cuentes nada o poco. Pudimos resumir que cantar en un idioma que no es el tuyo funciona en las distancias cortas, en los directos sobre todo, pero vimos que se puede llegar más lejos si además de una melodía interesante cuentas cosas a tiempo real en el idioma con el que hablamos. Aunque curiosamente lo que menos escuchamos en música en castellano.

Se os ve muy cómodos en vuestras composiciones, alejados del ruido, trabajando en texturas cálidas y orgánicas como si estuvieseis cantando (o contando) directamente al oído del oyente. ¿Buscáis una relación directa y personal con vuestro público?

Ahora somos muy dueños de lo que hacemos en todos los sentidos, tanto en la gestión como grupo independiente como en la manera en que queremos sonar. El principal objetivo de un músico, o banda, debería ser agradarse a sí mismo y no pasar de puntillas por ciertos aspectos porque creas que es cómo crees que debes gustar al resto. Tienes que gustarte mucho y disfrutarlo, y no por ello ser un payaso engreído. Me refiero a cantar o tocar a pecho descubierto cada fragmento de tus canciones.

En vuestras canciones hay referencias obvias al bolero, el blues y el country, consiguiendo que todo tenga sentido y equilibrio sin necesidad de recurrir a efectos técnicos ni trucos de magia en las grabaciones. ¿Entendéis vuestra música en el contexto musical actual? ¿Sois conscientes de lo diferente que es vuestra propuesta en estos tiempos tan banales?

Nuestro público conecta con nosotros mayormente porque en nuestro estilo hay destellos de bandas que seguramente escuchen al igual que nosotros. Bandas extranjeras de décadas pasadas, sobre todo. Es nuestra escuela. Aunque en esa batidora vertemos historias personales con su consiguiente girada de tuerca. Hay vida bajo el manto de la «banalidad» que mencionas, y necesidad de los estilos de siempre, de las canciones de corte más artesanal. Probablemente hay más gente de lo que los likes muestran, aunque no se manifiestan tanto en redes. Hay que salir a buscar a ese público porque sabemos que está ahí, y en esas estamos muchas, muchas, muchas bandas.

Sonidos fronterizos, matices latinoamericanos (en el mejor sentido de la palabra) e incluso cierto aire afrancesado, pero sobre todo un gusto exquisito para trabajar las melodías y las letras. ¿De qué os nutrís para conseguir un sonido tan personal? ¿Cuáles son vuestras referencias más obvias?

Muchas gracias. El legado es inmenso. Hablamos siempre de las décadas doradas en cuanto a sonido y carácter, que para nosotros son los 50, 60 y 70, y en ellas seguimos profundizando. Las bandas que nos pueden llamar la atención, por lo general, emanan fragancias de corte clásico también y giran también su propia tuerca, aunque evidencian la misma escuela.

Lleváis en el apellido cierto grado de responsabilidad. Sois hijos de José Escrivá, de los míticos Top-Son. Incluso habéis versionado «He de olvidarte». ¿Es algo que impone?

Tenemos pendiente hacer alguna de Los Top-Son y lo vamos dejando porque eso sí nos impone de verdad. Sus discos tuvieron trascendencia y eso marca mucho las cosas. «He de olvidarte» nunca lo grabaron ellos. Se grabó para una película, aunque con otro título en los 60. No somos muy de versionar, pero la hemos tocado siempre, mucho antes incluso de darle forma a este proyecto. Añadimos letra y la grabamos en Rioflorido. Nuestro padre da su visto bueno y nos aplaude por ello. Suele rondar cerca de los ensayos, disfruta mucho de todo esto. Hay que recordar que «Los Muchachos» eran Pepe El Rubio y Pepe Escrivá. Ahora sólo les mantenemos en el nombre y él sigue en la sombra.

En el artwork de vuestras portadas se percibe claramente una declaración de intenciones estética y un imaginario que encaja a la perfección con vuestra música. ¿Quién se encarga de ello?

Es algo que contrastamos con la persona adecuada para cada una de ellas. La primera, Ventura, la hicimos con Laura Casagrande. Ella propuso varías fotos y elegimos. Creo que su destacable aportación fue el logo, las letras que diseñó para Santero y Los Muchachos y mantenemos hoy en día. Nos encantó cómo plasmó cierto equilibrio entre lo fronterizo y el guateque. Con el segundo disco, Rioflorido, llegamos con una idea muy clara sobre el lugar donde se grabó, un palacete del sigo XVIII. Carla Fuentes, como ilustradora, enmarcó todo aquello creando para la portada un Marqués de Rioflorido en un collage con nuestras caras. Para Royal Cantina, nuestro disco más actual, hemos querido abrir las alas con un disco doble, una nueva imagen en la vestimenta, con los trajes Nudie pintados, y todo muy fotográfico. No fue difícil para conseguirlo apostar por Los Hermanos Fajardo, que están entre los que mejor están plasmando mucho del rock de la actualidad. Son, además, unos tipos de los que te quieres hacer amigo enseguida, y así ha sido entre nosotros.

Os manejáis con soltura en formato banda y en formato trío, adaptándoos perfectamente tanto a grandes escenarios como a bares o tabernas. ¿Dónde os sentís más cómodos?

Después de más de veinte conciertos de presentación de Royal Cantina en acústico, ahora nos sentimos más felices y cómodos en los conciertos eléctricos. Están siendo muy poderosos. Después de más de veinte conciertos en eléctrico puede que nos apetezca más de lo otro, o pisar de nuevo el estudio. Es lo bonito de esta profesión. Es entretenida porque no siempre haces lo mismo.

¿Qué vais a ofrecer en vuestro primer concierto en Palma y qué le diríais a los que aún no os conocen y puedan estar interesados en vuestra propuesta?

Ofrecemos una degustación de nuestros tres discos en eléctrico. Que piensen que el texto que da pie a esta entrevista, del cual quedamos muy agradecidos, lo ha escrito alguien ajeno a nosotros, y que si quieren conectar y quieren creerle se acerquen a vernos. Intentaremos estar a la altura.

Es evidente que estáis en un buen momento, respetados por la crítica y valorados por un público cada vez mayor y más fiel. ¿Tenéis sensación de vértigo ante lo que está aún por llegar?

No. Queremos más.

¿Qué proyectos futuros tenéis? ¿Hacia dónde camináis?

Nadie lo sabe en esta profesión. Como en el amor, lo das todo hasta que desaparece la magia. De momento estamos in love.