Palma, sábado 17 de septiembre de 2023
II Semifinal del Concurso Pop Rock de Palma 2023 en el Velòdrom Illes Balears
Con una narración personal e intransferible de la segunda y última jornada del domingo, Víctor M. Conejo y Kiko Frechoso concluyen sus respectivos relatos de las dos previas a la final
La primera jornada no fue satisfactoria sino entre sorprendente y apabullante. Repetid conmigo: ¡¡Viva la escena local, hostia!! O que simplemente siga el ¡viva!, porque como sabe cualquiera que esté vivo, la escena lleva unas cuantas décadas siendo cuantitativa y cualitativamente espléndida. Al llegar el domingo se podría pensar que el día antes se había desbordado el vaso, o roto el molde, o superado el propio límite. Pero da igual la expresión que se escoja porque no fue así. Y no lo fue ya desde el inicio por culpa de Manena Duel.
MANENA DUEL
Fue una maravilla que sorprendió ya desde el arranque: la cantante y compositora decidió hacer evolucionar el formato individual voz/guitarra con el que nació, al cuarteto con cajón flamenco, melódica y bajo/segunda guitarra. Como consecuencia las canciones también evolucionaron, de maravilla individual a maravilla colectiva. Desde folk hasta pop bluseado, el enorme trabajo previo que obviamente ha realizado la banda, derivó en un juego de voces y de músicas maravillosamente fascinante. Aunque en el fondo, Duel probablemente se limitó a ser consecuente: si tienes canciones maravillosas y te acompañan una maravilla de intérpretes, solo puedes dar conciertos maravillosos. Así sería o será en la final. (V.M.C.)
MANTRA
La actuación de Mantra en el Pop Rock se convirtió en un asunto de familia. Al frente de esta joven formación procedente de Felanitx encontramos a Franc Prohens, voz y la guitarra, bien secundado por su primo Jaume Prohens a la guitarra y los coros. La ausencia de Mateu del Río al bajo fue solventada sin apuros por el veterano Joan Prohens (Black Cats, The Raters), padre de Franc. Completaba el cuarteto el ubicuo Cristian Ibarra a la batería, quien la noche anterior estuvo tocando con la Kiss Experience en la Fira del Disc.
Arrancaron con los cálidos acordes de «My Friend», una de sus joyas. Un tema intenso y emotivo sobre el que desplegaron una gran interpretación vocal e instrumental.
Con «All I Need» y «Try» demostraron que no solo tienen muchísimo potencial en esto de la música, sino que ya son una realidad y que además van muy en serio. Su pop guitarrero con marcado acento británico sonó impecable, con los músicos derrochando profesionalidad y saber hacer en todo momento. Sin excesivos alardes nos transportaron a tiempos más sencillos y felices, donde la calidad de la música no se medía por el número de seguidores de Instagram.
Redondearon su actuación con «Some Kind of Love», una emotiva balada que interpretaron con sensibilidad y mucha clase. La final perderá muchos enteros sin la presencia de Mantra. (K.F.)
DAHLIA
Los menorquines Dahlia fueron progresivamente encandilando a la audiencia con unos desarrollos musicales certeros, a menudo pulcrísimos por inspirados. Es por ello que resulta igualmente certero un comentario oído entre el público durante su actuación: más que músicos habría que llamarles druidas de la música. Un ingrediente, un pilar fundamental de su poción estuvo en la voz de Joan Dabén Florit y las cotas de preciosismo expresivo que se le oyó alcanzar. Tras el concierto era fácil leer en cualquier cara, lenguaje no verbal mediante, una misma cuestión: «¿Con quién tengo que hablar para que pasen a la final?». (V.M.C.)
THE BIG BREAK
Llego el turno de esta banda que venía de impresionarnos en su concierto del pasado 19 de agosto en Llucmajor precediendo a los irlandeses The Clockworks. The Big Break es un cuarteto que bebe del sonido protopunk de bandas como The Velvet Underground o The Cramps. Lo forman Jaime Guardamino (voz y la guitarra), Óscar Delgado (guitarra solista y coros), David Masmiquel (bajo y coros) y Helen Roselló (batería y coros).
En esta ocasión no sonaron tan redondos como un mes atrás, aunque no lo hicieron nada mal teniendo en cuenta que a Jaime se le rompió una cuerda en mitad de la actuación. Comenzaron algo fríos con «My leg is dumb», un tema hecho para brillar con mayor fulgor, pero poco a poco fueron calentándose y desplegando su sonido impetuoso y garajero. Sus mejores compases, no obstante, llegaron con «Pick Up the Phone» y «Rotterdam», sus temas más lentos, con toda la banda conjuntada y bien engrasada, gustándose.
Es cierto que no fue su mejor actuación y que tal vez por ello no consiguieron el pase, pero es una verdad incontestable que la final sin ellos será menos interesante. (K.F.)
GUILLE WHEEL & THE WAVES
Hermosura en las canciones para un concierto hermoso como saldo final de la actuación de Guille Wheel & The Waves. Vino a ser un manual de uso para conocer la diferencia entre luminoso y naíf, entre brillante y epatante. A su actuación solo le cupieron virtudes, la primera de ellas que Guille y sus Waves son una cosa y los Ripples otra. Sean padres o padrinos, hay dos personalidades artísticas diferenciadas y envidiables. En esta, la sublimación del buen gusto. Si existiera alguna duda, a buen seguro lo repetirían en la final. (V.M.C.)
LIDIA ROMÁN
Promesa o realidad, esa es la cuestión. Que Lidia Román promete nadie lo discute. Juegan a su favor su voz, su juventud y una familia con tradición artística incuestionable (los Habichuela). Además, tras un carácter en apariencia introvertido y un repertorio exiguo se adivinan talento y buen gusto. Pero, ¿es a día de hoy una realidad tan palpable como para llegar a la final del concurso? Algunos pensamos que todavía no. El jurado, en cambio, lo tuvo bastante claro, por lo que dispondrá de una oportunidad en la final para hacernos cambiar de opinión.
Lidia estuvo acompañada en el escenario por el también prometedor Pau Mas (Tuki Beats) a la guitarra y por Víctor Taltavull a la percusión. Un trío interesante para defender una propuesta diferente al resto de participantes, pero no por diferente novedosa. Su música es el vehículo perfecto para su armoniosa voz: es muy melódica y está repleta de matices propios de la bossa nova y otras músicas de raíz iberoamericana.
Tocaron «Arena fina» y «Tinc por», los dos temas presentados al concurso, más un tercero que estrenaron en primicia. Su actuación fue bastante agradable y gustó al público, que la recompensó con una generosa ovación. Diría que tanto a Lidia como a Pau les costó un pelín soltarse, por lo que en algunos momentos quedaron algo apagados tras la percusión. No obstante, en el tramo final se crecieron y terminaron con buenas sensaciones y genuinas caras de satisfacción. (K.F.)
YOKO FACTOR
Es bien sabido que no estoy de acuerdo con quien afirma que Yoko Factor debieron ganar el Concurso del año pasado al que se presentaron: opino que merecían haber ganado las últimas catorce ediciones. Corrijo: quince con la presente. El dúo afirma ponerse aún algo de los nervios al salir a escena, y ahí también corrijo: a mí sí que me llega a poner nervioso estar delante de tanto talento. Para las canciones, para el directo, para los estilismos, para las actitudes. Se dijo de una banda mítica, yo lo sentencio de esta: sus canciones son a menudo el mejor sexo de tres minutos y medio. (V.M.C.)
NEGRE
A este interesante trío de Santa Maria formado por Fabi Bover (voz, guitarra, composición y producción), Josep Campins (bajo) y Pasqual Marí (batería) les tocó la difícil papeleta de actuar tras Yoko Factor para cerrar las semis, reto que solventaron sin problemas, obteniendo el pase a la final.
Su música se mueve entre varios géneros, pero mantiene la coherencia gracias a una personalidad muy marcada. Aún así se adivinan influencias del synthpop catalán y americano, de bandas como Future Islands o Manel.
El pasado domingo fueron de menos a más, alternando el sonido orgánico del directo con sonidos pregrabados. Algo saturados al principio, sobre todo en los momentos más intensos, fueron desenredando esa maraña caótica que habían formado hasta comenzar a sonar realmente bien en «Gelat», su tercer tema. Aquí el bajo estuvo espectacular y los sonidos sintéticos pregrabados comenzaron a sumar en lugar de restar.
«Un himne qualsevol» demostró que la sombra de Antònia Font es alargada, aunque la personalidad de Negre no se vio opacada en ningún momento. Redondearon su actuación con «Monsons», un tema funky bailongo que consiguió animar a buena parte del público. De todas sus vertientes, diría que esta es la que mejor les sienta. (K.F.)
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