The Clockworks dejan huella en una noche épica de post-punk y vibraciones irlandesas

El pasado sábado 19 de agosto, Llucmajor disfrutó de una emocionante velada musical en el Claustre de Sant Bonaventura gracias a la propuesta del ciclo Sons De Nit 2023, impulsado por la promotora local Fonart. El imponente e histórico centro cultural, cuyos muros han cobijado desde un convento franciscano a un matadero o incluso una prisión, lucía sus mejores galas para acoger la poderosa homilía del rock.

Para ir abriendo boca, la noche arrancó con la potente energía de los mallorquines The Big Break. Antes de que las luces enfocaran a los cabezas de cartel, la banda compuesta por Jaime Guardamino en la voz y guitarra; Jaume Masegosa liderando la guitarra solista en sustitución de Óscar Delgado, quien recientemente se convirtió en padre; Helen Roselló aportando el estilismo y ritmo desde la batería y coros; y David Masmiquel en las cuatro cuerdas y coros, se adueñó del escenario y de los corazones del público.

La presentación estuvo dedicada a su EP de debut Walking down the road (Autoproducido, 2023), una colección de seis potentes temas que reflejan su distintivo sonido. Su firme temperamento encuentra su voz en un estilo contundente y fresco, con influencias del garage y toques de country rock de los años 90. Música que recupera la esencia de emblemáticas bandas y artistas como Neil Young, la Velvet o The Cramps.

La conexión con la audiencia fue palpable y su música se paladeaba gustosa en cada rincón del recinto. Como inmejorable broche final nos regalaron cuatro temas inéditos: «NYC Girls», «Lady Late», «I Wish It Was July» y «Happy Days In The Dark». Nuevas composiciones que cimentan aún más su característico sonido, dejando claro que la banda se encuentra en un gran momento creativo.

A pesar de los escasos 35 minutos de actuación, los mallorquines demostraron que no son una simple banda telonera, sino una fuerza musical por derecho propio. Su valiente fusión de influencias y su enérgica interpretación dejaron al público con ganas de más, quedando el auditorio a punto de caramelo para recibir a los impresionantes The Clockworks en una noche para recordar.

Llegados a este punto, la velada prometía emociones aún más intensas cuando, al ritmo de «Busy Earnin» de Jungle, The Clockworks tomaron posiciones sobre el escenario. En su haber, la invitación de Alan McGee —fundador de Creation Records y descubridor de bandas tan importantes como Oasis o The Jesus & Mary Chain— para grabar su enfurecedor y prometedor debut. O los numerosos conciertos por Europa y la oportunidad en 2021 de telonear a los Pixies en su gira estadounidense, que avalan la progresión de su sonido.

La alineación sobre el escenario para este primer concierto en España sorprendió. Tras los habituales James McGregor a las voces y guitarra, Sean Connelly a la guitarra y Tom Freeman al bajo, esta vez contaban con Chris O’Sullivan a la batería en lugar de Damian Greaney, quien se excusó por razones personales.

El viaje musical comenzó con «Endgame», una ráfaga de alta energía que hizo vibrar y situó a todos los presentes. The Clockworks no dejó espacio para la indolencia y entregó un espectáculo lleno de vitalidad que puso a bailar a buena parte del público, contraviniendo el mandato del calor reinante en la noche mallorquina.

Las icónicas líneas de guitarra, en perfecta sintonía con sus raíces punk, dieron paso a «Money», uno de los tres temas inéditos que presentaron a lo largo de la noche. Siguiendo la intensidad, «Bills and Pills», su primer sencillo, rugió con la ferocidad característica del post-punk y el brit-rock que lo define.

El adelanto de su álbum debut —cuesta creer que aún no tengan un LP publicado—, se completó con las impactantes «Life» y «Mayday», que ratificaron la versatilidad de la banda. El recorrido continuó con «Feels so Real», una canción que describe la emoción de llegar a la gran ciudad y que enguanta su propuesta de manera magistral.

«The Future is Not What I Was» y «Enough is Never Enough» apuraron las últimas notas de la noche, para dejar en todo lo alto una intensa velada en la que tuvimos la sensación de haber contemplado a una banda destinada a dejar una profunda huella en la escena musical.

«Lost in The Moment» llevó a los asistentes desde su inicio tranquilo, pasando por momentos de luminoso britpop, hasta su rabioso desenfreno final. La fuerza no se detuvo en «Advertise Me», «Blood on the Mind» y «Can I Speak to a Manager?», retomando la esencia del punk en «Stansted in Stansted».

«The Future is Not What I Was» y «Enough is Never Enough» apuraron las últimas notas de la noche, para dejar en todo lo alto una intensa velada en la que tuvimos la sensación de haber contemplado a una banda destinada a dejar una profunda huella en la escena musical.

A pesar del clamor del público, que no abandonó sus posiciones a la espera del ansiado retorno, no hubo bises. Tras una hora de concierto, la banda se retiró a su camerino empapada en sudor para reponer fuerzas como la tradición punk obliga, con unas cervezas. Poco después atendieron cordialmente a los seguidores que esperaban en la puerta en busca de un encuentro con sus ídolos.

Y así, con la satisfacción de un neófito que acaba de convertirse a la verdadera fe, despedimos a The Clockworks con su música aún resonando en nuestras cabezas y esperando con cierta impaciencia el estreno de Exit Strategy, su primer LP, el próximo 10 de noviembre.