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Publicado el 29 noviembre, 2025

9º Atomic Fest: entrevistas con Mourn y Jaume Pons

Por Víctor M. Conejo
9º Atomic Fest · Mourn · Mallorca Music Magazine
Mourn fotografiadas por Carla Pérez Vas & Toni Comino

Vaya grupazo viene al Atomic Fest de este año. El cartel ha estado y está lleno de joyas, pero qué ganas de ver a Mourn en directo. El cuarteto lo forman Carla Pérez (voz y guitarra), Oriol Font (batería), Jazz (voz y guitarra) y Leia Rodríguez (bajo), estas dos últimas hijas de Ramón Rodríguez aka The New Raemon. En poco más de diez años llevan ya siete discos (o seis más uno de versiones con dos temas inéditos), y sobre todo llevan un recorrido deslumbrante de indie, rock, noise, postrock, garaje y por encima de todo discurso propio en este país. O en Europa, por donde han girado y triunfado con asiduidad. Este sábado vienen a presentar su último discazo, «Letra ligada» (Montgrí, 14 de noviembre de 2025), el primero íntegro con letras en castellano. Es Leia quien responde al cuestionario.

9º Atomic Fest: Weak (MAD) + Mourn (BCN) + Saïm + Tano! (Girona) + Prosthetics + Net Weight + Marasme + Dry As Blood + Firewall Street Band

Salas Zero y 1 de Es Gremi, 18h, 30€.

ENTRADAS AQUÍ

“Ser independiente hoy es estar al margen de la viralidad”

-Venís a presentar nuevo disco. Siempre hay que preguntarlo: ¿por qué esa canción y no otra le da título?
-Nos transportaba a esa sensación de sentir las cosas como algo especial, y en concreto a cómo hemos hecho este disco, que es como siempre: con calma y con cariño.

-Siempre me ha llamado la atención que vuestras portadas como norma tiran de fotografía, nunca de ilustración. Es de suponer que son obra de Carla, que es fotógrafa.
-Así es. Confiamos totalmente en ella, y es un trabajo que ella disfruta mucho de hacerlo.

-Y siempre con una composición de digamos sentido comunitario. Hace pensar en aquel titular que disteis: “Donde nos pille la vida, que nos pille juntas”.
-[ríe] ¡Sí por favor!

-Producido por Kenneth Ishak, líder de Beezewax (definidos como una especie de respuesta noruega a Teenage Fanclub o a su nombre acompañado por The Freedom Machines; amigo y habitual colaborador de Posies). Se podría pensar que la producción de un séptimo álbum, o cuarto o quinto, va como un tiro. Aunque otras veces una banda decide tomarse toda la calma que no ha podido o querido tener en trabajos anteriores. Lo cual puede llevar al disfrute de la búsqueda y hallazgo, como al atasco. ¿Cómo ha sido en esta ocasión y cuál era el leitmotiv musical y artístico?
-Ha sido muy cómodo, y la guía y motivo principal ha sido perseguir una mayor luminosidad. Buscábamos una sonoridad más pop, más optimista.

-¿Cuántas guitarras y amplificadores habéis testeado buscando nuevos sonidos y nuevas fórmulas?
-[ríe] Sobre todo pedales. Menos yo, la verdad, que he seguido siendo fiel a mi Fender Precision. No falla nuca.

-También ha colaborado en la grabación Aleix Turon, uno de los dos Cala Vento, impulsores del sello Montgrí en el que se publica este álbum. ¿En qué ha consistido su aportación?
-Pues la cuestión es que es la primera vez que hemos trabajado con un productor estrictamente como tal. Antes habíamos grabado con Santi García, que es multitarea. Pero ahora teníamos a Kenneth dedicado íntegramente a ello, y ha sido genial porque luego con Aleix, en su casa, tranquilamente, todo ha sido muy cómodo. Al final ha sido casi uno más de la banda.

-Aparte del antecedente de «Sorpresa!» en català o la estrofa en castellano de «Heal Hill», disco íntegramente cantado en castellano. La métrica en català o castellano es muy diferente a la inglesa. Es como pasar de componer siempre a la guitarra, a hacerlo con el piano. ¿Qué calificativo general le ponemos: descubrimiento, goce, duda, tortura?
-Identidad. Nos hemos acercado más a quiénes somos, tanto en origen como después de todos estos años. No hemos sufrido en absoluto. Incluso nos ha sorprendido lo mucho que lo hemos disfrutado y lo mucho que nos ha gustado el proceso.

-Las letristas principales son Jazz y Carla. De siempre en vuestros textos es admirable la mixtura de trascendencia y profundidad, con la falta de pretenciosidad y la inmediatez. Aunque las destinatarias deberían ser ellas, te planteo que todo lo apuntado hace preguntarse cuánto se reescriben las letras, o si son puro vomitado.
-Normalmente son muy espontáneas. Aunque nuestro método ha sido siempre el mismo: tanto en música como en letras, acabamos los discos en el estudio.

-Lleváis más de diez años en la música, da para una evolución en conocimiento y perspectiva. A día de hoy siempre lo pregunto: actualmente, ¿qué es ser independiente o underground?
-Qué pregunta más difícil… [piensa largamente]. Tristemente, un vínculo con la precariedad.

-Me flipa que siempre que planteo la cuestión, la respuesta incluya el término “precariedad”. Clara Fiol de Marala, que no pararon de actuar por toda Catalunya, a menudo ante grandes audiencias, me hablaba de “éxito precario”.
-Es así. Tiene que ver con la manera de funcionar de la industria, donde si no se te ve, no se te consume. Ser independiente hoy es estar al margen de la viralidad. No querer ser ese mero producto de consumo debido simplemente a tener una gran exposición.

-Kristin Hersh, líder de Throwing Muses, dijo en entrevista: “Significa dejarse llevar por las canciones y hacer lo que te dicen”. Llévale tú la contraria, yo paso.
-[ríe] Diría que es un punto mixto. Porque al fin y al cabo, las canciones son tuyas, por tanto eres tú misma.

9º Atomic Fest · Jaume Pons · Mallorca Music Magazine
Jaume Pons en el Atomic Garden y la mucha memorabilia del rock&roll que decora todos los rincones del bar

“El festival es como el bar, puede sonar tanto Obituary como Tom Petty”

Jaume Pons es el propietario del bar Atomic Garden, y es también el principal propietario de toda la energía y amor con la que año tras año sale adelante el Atomic Fest, una de las citas musicales que más personalidad aporta al calendario anual de la isla. Lo que propone el Atomic, prácticamente solo lo propone el Atomic, y con excelente criterio de programación. No es autocomplacencia, es hemeroteca, que ya lleva nueve años.

-Empecemos por el festival: ¿cuántas veces has abandonado?
-Dos.

-Siempre pasa, siempre lo pregunto. No hace falta que sea un evento de dimensiones gigantescas, montar un festival como el Atomic tiene que ser un trabajazo.
-¡No me lo habían preguntado nunca!

-Creo sinceramente que la mayoría de gente no calibra el esfuerzo.
-Abandoné después de la primera edición. Me dije “nunca más”. Y la segunda coincidió con el COVID y una palmada de pasta impresionante del año anterior. Fue un semiabandono forzado.

-¿Porque cuánto cuesta montar un festival? Y no hablo de dinero. ¿Qué crees que es lo que menos visualiza o valora la gente en general, en esta propuesta musical y cultural que hacéis y, es lo que hay, su enorme personalidad?
-Buena pregunta…

-Ojo, tal vez vaya por que el público mallorquín nunca ha sido curioso. No tiene el chip de decir “hostia, bandas que no conozco, voy a ir a descubrir cosas chulas”.
-El público mallorquín que vino el año pasado lo hizo por Kindergarden, este lo hará por Prosthetics [hacía trece años que no actuaban], o porque viene la banda de sus colegas. El público mallorquín viene por las bandas locales. Las de fuera las metes por lo que has dicho, por nuestra propia curiosidad. No es lo que más se valora, y se suelen encontrar con la sorpresa de que son muy buenos grupos.

-Es que incluso pasa lo típico: “¡Qué buena esta banda! ¿De dónde son? ¡De tu isla, coió!”.
-También pasa. En general, diría que se valora poco el tiempo que le dedicas. No es una cantidad que puedas calcular, pero al final es todo el año. Yo ya estoy pensando en el del año que viene.

-¿Te afecta el colapso de oferta y consecuente de agenda de las bandas? Cualquiera que tenga una mínima dimensión tiene la agenda cerrada a dos años vista.
-El “antes de que se hagan grandes” también es importante. Esa banda que ves en una sala de mil personas y sabes que en un año o dos van a estar en un Sant Jordi Club [espacio anexo al Palau Sant Jordi de Barcelona con capacidad para 4.600 personas; este verano se anunció el proyecto de ampliación a 9.000 localidades, con flexibilidad para reducirlo a 3.500].

-Hace unos años le imprimiste un aperturismo de miras musical al festival que fue envidiable, ejemplar. No solo ha habido punk, hardcore, metal, sino en general, muy buena música, sin más. ¿Proceso lógico, o lógica empresarial?
-Es que fue así de primeras.

-Algún año hubo que la gente pudo decir “esto no es un grupo del palo Atomic”.
-Tenemos gustos muy diversos y muy abiertos. Dentro del rock, de camiseta negra, pero el abanico es muy amplio. Nos gusta el indie rock tanto como el trash o el death, punk rock o rock clásico. Siempre lo hemos intentado. Ya en el primero [mira hacia un lado para poder ver el cartel colgado] estaban Mostros, Delikatessen, Invasores de Marte o Fura.

-Segunda opción descartada pues.
-Es como el bar. Vienes un viernes o sábado y puedes escuchar Obituary o Tom Petty.

-O Nofre Morell o Gran Amant.
-Exactamente.

-Vamos a por el bar: ¿cuántas veces has abandonado?
-Una.

-Es que son más años de bar que de festival.
-Son diecinueve, tío.

-¿Muy a punto?
-Muy a puntito. Problemas con los vecinos, ruido, denuncias, Patrulla Verde, bla, bla, blá. Nos gastamos una pasta en insonorizar o abandonábamos. Y lo conseguimos. Ah bueno, y con el COVID también rondó la idea. Vamos a decir otra vez que dos veces.

-¿Qué tal te trata el ayuntamiento?
-A mí bien porque no me trata.

-Habrás oído esa frase de “antes era más fácil montar un bar”.
-Es que lo monté hace diecinueve años.

-Pero hoy día tienes que atenerte a la legislación actual. Y menos mal que no tienes terraza. En esta ciudad hay una demonización de las terrazas.
-Sí, sé que son un sandiós. Los problemas de los bares vienen siempre por el ruido que sale de dentro, y gracias a esa reforma que hicimos, funcionó.

-Vamos a poner a Jaume momentáneamente de alcalde. ¿Cuál sería tu primera medida? Por ejemplo: en Galicia, comunidad gobernada por el PP con mayoría absoluta, cualquier evento en cualquier tipo de local, musical o no, con menos de 200 personas de aforo, no tiene que pedir permisos. Solo atenerse a un horario lógico, hasta las 23 o 0h.
-A nivel musical, lo mismo que se hace en EE UU, donde puedes montar un concierto en una pizzería o una peluquería hasta esa hora. Y la siguiente medida sería cárcel para quien no recoja la mierda de sus perros [ríe].

-Solo hay dos tipos de bares: aquellos a los que se va a ligar, y los que no. ¿De qué tipo es el Atomic?
-Aquí no se viene a ligar [ríe]. Pero si ligas aquí, es duradero. Del bar han salido matrimonios.

-Solo hay dos tipos de bares: aquellos en los que el propietario cierra solo, y los que tienes que echar a la gente al cierre porque no se quieren ir de lo a gusto que están.
-Afortunadamente, somos del segundo.

-La mejor definición que he oído nunca del Atomic: “Bar de camisetas negras”.
-Se lo puso un vecino inglés, Donald, que sigue viviendo aquí al lado. Un día entró y dijo que no había pasado nunca de la puerta porque, literalmente, “‘cause you know, this is a black shirt bar”. No sabía que éramos amigables.

-Y para acabar, lo que todo el mundo quiere saber y ha querido siempre preguntar: ¿cuánta gente tienes limpiando el bar? Porque siempre está impecable, y es enorme la cantidad de trastos que tienes por todas partes. La colección es gigantesca: muñecos, tablas de skate, carteles, memorabilia del rock&roll, etc. El plan de limpieza tiene que haberlo diseñado la NASA.
-[ríe] Qué va, paso el plumero de vez en cuando y ya, y otro poquito cada día.

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Publicado por:

Víctor Manuel Conejo Manso en Mallorca Music Magazine

Periodista de Cultura desde 1997. Lo último, 18 años en Diario de Mallorca (también como diseñador editorial). Antes recuerda haber pululado por Cadena Ser/Radio Mallorca, IB3 TV/Ràdio, Mondo Sonoro Balears, Youthing o Radioaktivitat, más diversas promotoras, productoras, agencias de comunicación, centros de creación y gestión cultural, etc. Ingresos extra como DJ y liante.

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