Hamlet, Fuet!, HatexBringers y LCB en Manacor

Hamlet no regresan porque nunca se fueron. Lo que hicieron el sábado 31 de mayo en Manacor fue reafirmar su condición de leyenda indestructible, como esos riffs de Revolución que todavía resuenan en las venas de quienes vivieron los 2000 con rabia y cuero. Inmortal, su nuevo disco, suena exactamente como esperas: un puñetazo de groove metal con cicatrices de nu metal y hardcore, pero también con algún giro que mantiene a raya la nostalgia. Y en directo, como siempre, fueron bestias.

La banda madrileña presentaba este nuevo trabajo donde no reinventan la rueda. «Acto de Fe» y «Estigmatizado» podrían colarse en ese gran disco que fue Insomnio (1998) sin desentonar, pero hay matices nuevos: guitarras más estratificadas, un bajo (Álvaro Tenorio) que gruñe como si Cliff Burton se hubiera criado en Madrid, y la voz de J. Molly, que sigue siendo un misil a medio camino entre el desgarro y la melodía. La regrabación de «Sombras» es un guiño inteligente: no es la mejor canción de su catálogo, pero sí un recordatorio de que Hamlet saben convertir lo viejo en dinamita fresca.

No faltaron los grandes clásicos de la banda, como «J.F.» (Jodido Facha), «Irracional», «Renuncio a Dios», «Tu medicina»… Grandes temazos que Molly supo compartir en todo momento estableciendo conexión y complicidad con el público.

Molly, Tárraga y compañía corrieron, saltaron y escupieron letras como si el escenario fuera una jaula electrificada, con cero respeto por los tobillos. El batería Paco Sánchez, el ancla de un huracán, fue el único que no desafió las leyes de la física.

Las bandas locales LCB (Los Colegas de Bruno) y HatexBringers se encargaron de calentar la plaza. LCB actuaban como anfitriones y dejaron patente que lo suyo es la música hardcore y el disfrute de ella. HatexBringers, con un bajo extremo y riffs para romper cuellos, dieron paso al quinteto madrileño Fuet!, la gran sorpresa de la noche. Hardcore punk con destellos de shoegaze. Riffs que cortan, gritos que arañan, y un caos controlado que dejó claro por qué el underground los respeta.

Hamlet no es una reliquia, es un tren de alta velocidad. En directo, siguen siendo eso, una banda que agota con solo mirarla, que convierte cada concierto en un exorcismo colectivo. ¿Qué más quieres? ¿Que Molly tenga 20 años otra vez? Pero ni él lo quiere.

El denominador común de todas las bandas fue el agradecimiento a la asociación Renou Col·lectiu, organizadora del evento, por el trato cariñoso y atento que recibieron. Molly puso en valor el trabajo y esfuerzo que hay detrás de la creación de un evento de semejantes características. La organización apostó por una noche de hardcore y metal y no falló en el intento. Sin duda, el concierto quedará tatuado en la memoria de los asistentes como una noche irrepetible.