Pepet i Marieta
Se echó de menos a la banda
Son Amar, sábado 19 de junio de 2021
Pepet i Marieta tuvieron la difícil tarea de amenizar la espera del numeroso público que vino, en abrumadora mayoría, a ver el concierto de La Pegatina, en la última jornada del festival Géiser de Primavera. Y es una lástima porque, de haber actuado con su banda y no en formato dúo, estoy convencido de que habrían conectado muy bien con la audiencia, pues sus temas no se alejan mucho del estilo practicado por los de Moncada i Reixac.
Pepet i Marieta son un grupo originario de las Tierras del Ebro, en la frontera entre Cataluña y Valencia, con veinte años a sus espaldas y varios cambios de formación en torno a la figura de Josep Bordes. La vida de la banda pegó un vuelco cuando Josep se vino a vivir a Mallorca hace un par de años, a Sa Pobla en concreto, pero han sabido reinventarse y continuar con el proyecto gracias en parte a las idas y venidas de Josep a Barcelona para poder ensayar con la banda. Entre sus principales éxitos cabe destacar Corre l’estiu, canción del verano de TV3 y Catalunya Ràdio en 2014, amén de muchos otros temas que han gozado de cierta popularidad en su tierra.
Practican una música festiva, optimista y vital, en una propuesta que hacía propicio su emparejamiento con La Pegatina, pero que necesita del soporte de una buena banda para sacarle brillo. Más aún si el escenario es el de la terraza cubierta de Son Amar, que va un pelín justo de potencia de sonido. Sin embargo, el grupo presentó su nuevo espectáculo «La Vacuna», un show en formato dúo, donde conjugan música y humor, que se reveló poco contundente para la ocasión. Aunque su actuación fue voluntariosa, no consiguieron apagar el murmullo de fondo del público que mataba el tiempo esperando a los cabeza de cartel.
Abrieron con su versión de Englishman in New York, la famosa canción de Sting, e intentaron cautivar a los asistentes con algunos de sus temas más conocidos, como Poliamor, Me moles, Imperfectes, Somriu o Uoioio, cerrando con la pegadiza Vive tu sueño, tema recién publicado que encajaría a la perfección como canción del verano de una conocida marca de cerveza.
Josep Bordes a la guitarra y Maria Cruz Millet al clarinete se esforzaron por atraer la atención de la distraída audiencia, que respondió de manera tibia e intermitente a su llamada. Sus temas más festivos pierden muchos enteros en un formato tan desnudo, aunque igual podrían salvarse con un ritmo más pausado, más propicio para un dúo acústico. En esa línea interpretaron «Imperfectes» y «Vive tu sueño», para mí los temas más destacados de su actuación. Esperamos que en un futuro próximo tengan la oportunidad de quitarse la espinita y ofrecer un espectáculo en mejores condiciones, bien arropados por su banda.
La Pegatina
El alma de la fiesta
Son Amar, sábado 19 de junio de 2021
La Pegatina es un grupo muy curtido, con más de 1100 conciertos a sus espaldas por una treintena larga de países en sus casi 20 años de vida. Originarios de Moncada y Reixach, en la provincia de Barcelona, llevan la fiesta, la alegría y el buen rollo a todos los sitios por los que pasan. Ese es su gran don, su gran especialidad, lo que hacen mejor que nadie: contagiar la alegría con su música y montar una enorme fiesta a su alrededor.
Su música es un claro ejemplo de mestizaje, pero al servicio de una idea fija, innegociable: la música tiene que servir para bailar y festejar. Con sus raíces bien ancladas en la rumba catalana, pasan al merengue, al ska o al punk gitano con la misma facilidad con la que intercambian las posiciones o, incluso, los instrumentos, en un alarde de agilidad y dinamismo pocas veces visto.
En el concierto que ofrecieron para clausurar el festival Géiser, pudimos disfrutar de todas esas cualidades que les hacen estar hoy en día entre los mejores grupos festivos de nuestro país. Como suele ser habitual en sus actuaciones, habían montado una plataforma adicional sobre el escenario, accesible por unas escaleras, donde se ubicaron el batería, el percusionista y el resto de músicos que tuvieron a bien pasar por allí a lo largo del concierto, es decir, el resto de integrantes, lo que equivale a 7 personas más saltando y brincando por el escenario y dando muestras de una inagotable energía durante la totalidad del espectáculo.
Y es que, desde su formación, La Pegatina no ha dejado de crecer. Ahora mismo cuentan con 9 músicos en su formación:
Adrià Salas (voz y guitarra)
Rubén Sierra (voz y guitarra)
Ovidi Díaz (cajón flamenco, percusión, ambientes y coros)
Ferran Ibañez (bajo y coros)
Axel Magnani (trompeta y coros)
Romain Renard (teclados, acordeón, voces y coros)
Sergi López (batería)
Miki Florensa (guitarra eléctrica)
Roberto Lorenzo (trombón)
Con tanta gente pululando por el escenario y tantos instrumentos sonando a la vez, uno podría esperar que la calidad del sonido no fuese su fuerte, pero la realidad es que estamos ante otra de sus grandes virtudes. No sé cómo lo consiguen, pero es evidente que suenan mejor en vivo que en las grabaciones, a pesar del griterío del público. Es cierto que la calidad acústica de la Sala Magna de Son Amar facilita las cosas, pero sólo favorece a quienes suenan bien, a los que suenan mal los delata. Uno de los aspectos que más impresiona es la nitidez con la que se percibe cada instrumento, se entiende que con tantos bolos a sus espaldas lo tienen todo muy bien calibrado. Además de sonar increíbles en conjunto, es posible distinguir el bajo, la percusión o la guitarra acústica sin problemas. Si esto ya es difícil de conseguir, a veces, con sólo cuatro instrumentos, imagínense con nueve.
En cuanto al repertorio, un grupo con su carrera se encuentra con el «bendito» problema de tener que desechar casi toda su discografía en cada actuación. Canciones que fueron muy populares hace años tienen que salir para dejar sitio a las nuevas. Un problema para el que La Pegatina ha encontrado una práctica solución. En un momento muy avanzado del concierto, poco antes del arreón final, aprovechan para darse un respiro montando una especie de cuadro flamenco sobre el escenario donde, en formato acústico y en una disposición más íntima y cercana, repasan esos temas en forma de medley o popurrí.
El repertorio que pudimos disfrutar en Son Amar fue un compendio de Darle la vuelta (2020), su último álbum, y grandes clásicos de la banda. Así pues, sonaron canciones como «Te veré cuando yo quiera», «Como se hacen las flores», «La Guspira», «Lena» o «Dejarse la piel», todas del último trabajo, entremezcladas con clásicos como «Olivia», «La Voisine», «Llovera y yo veré», «Algo está pasando», «Gat rumberu», «Heridas de guerra» o la archiconocida e hiperfestiva «Mari Carmen», entre otras.
En total 25 temas, encadenando muchos con el siguiente, con muy pocas pausas, casi siempre a todo trapo, mostrando un increíble dinamismo sobre el escenario, con bailes coordinados, constantes cambios de posiciones, alternancias de solos o cambios de voz principal, todo ejecutado de forma natural, sin forzar, sin imposturas, en un impresionante despliegue de energía. Como resultado, ovación en cada tema, clamor absoluto del numeroso público que llenó la sala y la sensación de haber asistido a una fiesta única e inolvidable.
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