Palma, jueves 17 de noviembre de 2022
Concierto de Chano Domínguez y Gonzalo Rubalcaba en el Trui Teatre correspondiente a la XV edición del Jazz Voyeur Festival
El piano se convirtió en el instrumento protagonista, el pasado jueves 17 de noviembre, en el escenario del Trui Teatre de Palma, en una nueva sesión del exquisito programa que viene ofreciéndose gracias al Jazz Voyeur Festival 2022.
Las más de dos horas de actuación arrancaron con una primera sesión a cargo del joven pianista mallorquín Antón Cortés. Antón, quién de manera autodidacta iniciaba su carrera a la temprana edad de 8 años, a día de hoy, con apenas 15 años, ya cuenta con grandes reconocimientos. En 2020 obtuvo el pase de oro y fue semifinalista de Got Talent España. También logró llegar a la final en la edición de 2021 del Concurso Internacional del Cante de las Minas.
Con una elegancia exquisita, Antón subió a las tablas ataviado con camisa y chaleco, pelo recogido en moño y, fiel a su costumbre, descalzo. El espectáculo de Cortés, bajo el nombre de Soniquete, se compuso de varias piezas adaptadas a piano de obras pertenecientes a maestros de la guitarra como Paco de Lucía, Vicente Amigo o Moraito, entre otros, a los que el joven pianista admira y de este modo les rinde homenaje.
Inició su puesta en escena con la pieza «Soralé», una seguiriya, que como él mismo confesó había escrito con tan solo 12 años. Desde ahí, jugó con la interpretación de otros palos flamencos, como el «Romance de Valentía». Llegó al tema más festero, unas sevillanas que en su día compusieron Paco de Lucía junto a Manolo Sanlúcar, que en esta ocasión se desplegó bajo el compás del contrabajo de Toni Cuenca, la percusión de Benji Habichuela y el soniquete de palmas de Jorge Cortés y Juanqui Montero.
A destacar la soltura de Antón a la hora de interpretar, que no cabe duda madurará con los años, gracias a unos prodigiosos dedos que se nutren de su intensa pasión y firme actitud. A la hora de despedirse, tras haber cogido el micro para presentar tímidamente a su banda, lo hizo con la misma discreción y elegancia con la que subió a las tablas. Agradeció al público con repetidas inclinaciones, cercanas al más puro estilo japonés.
Con un público ya caldeado y con ganas de ver el duelo entre los dos titanes de las teclas, finalmente subían a escena los maestros. Chano Domínguez, con su ya habitual traje gris, apostaba por la sobriedad, mientras que Gonzalo Rubalcaba se atrevía con una colorida chaqueta estampada en tonos amarillos, retando así al color maldito de escena. De las dilatadas carreras musicales de ambos artistas cabe mencionar que el maestro cubano cuenta en su haber con 16 nominaciones y 4 premios Grammy, por lo que el piano de Rubalcaba se ha convertido en un referente moderno del mundo del Jazz. Por su parte, Chano Domínguez ha logrado fusionar de manera genial los ritmos del jazz con el compás de los palos flamencos. Actualmente Chano es uno de los músicos más demandados de toda la escena musical, en cualquier género musical que se presente.
Sentados frente a frente, tras los teclados de dos pianos de cola, ambos esgrimían una amplia y cómplice sonrisa, actitud que mantuvieron durante todo el recital ya que en todo momento quisieron compartir con la audiencia su pasión y dominio por este género. Para esta ocasión, Chano eligió un Steinway mientras que Gonzalo se sentaba frente a un Yamaha.
Los lenguajes sonoros de las teclas del maestro gaditano Domínguez, quién se nutre del mundo del flamenco y el jazz, frente a la raíz caribeña y americana del cubano Rubalcaba, confluyeron sobre las tablas del Trui Teatre. Supieron hablar y, quizás lo más importante, llegar a comprenderse. Como sucede en el flamenco con los cantes llamados de Ida y vuelta, que navegaban entre Cádiz y la Habana, de igual manera viajaron los acordes en los teclados de Domínguez y Rubalcaba. Con fluidez y gran armonía fueron repartiéndose las bases y los ritmos en cada una de las piezas, a pesar de que, como ellos mismos reconocieron, no habían tenido tiempo para ensayar. Solo un concierto en Madrid, como antesala al de Palma. Sin embargo, supieron demostrar su complicidad como músicos de los que se conocen y pueden improvisar con solo confrontar sus miradas.
Momentos álgidos para los amantes del puro jazz en una sesión donde pudieron escucharse míticos temas de grandes maestros del género. Entre ellos «Passion dance», de McCoy Tyner, «500 miles» de Chick Corea o «Blue in Green», adaptación del también genio del piano Bill Evans. Llegaron los momentos para la interpretación individual. El maestro gaditano eligió, de su amplísimo repertorio, «Alma de Mujer», unas bellas colombianas. El cubano, en cambio, optó por hacer un guiño del «Well you needn’t», pieza del gran pianista americano Thelonious Monk, famoso por su peculiar estilo poco ortodoxo tendente a geniales interpretaciones.
Tras los aplausos, con el público en pie, a los que respondieron, sin dudarlo, con la interpretación del famoso «Spain» de Chick Corea, los dos maestros dejaron sus teclados para fundirse en un sentido y cordial abrazo. Con caras de regocijo tras la sesión, esta rúbrica dejó patente que, además de grandes músicos, ante todo son grandes amigos. ¡Gracias Chano! ¡Gracias Gonzalo!
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