Palma, viernes 20 de septiembre de 2024
Al César lo que es del César
Por Kiko Frechoso
Luis Sergio Carrera
Las semifinales del Pop Rock 2024, el histórico concurso que organiza el Ajuntament de Palma, llegaron anoche a su fin con la celebración de su quinta y última entrega en la sala Sunset Club. Una semifinal animada y concurrida, gracias al nutrido público que se acercó al polígono de Can Valero, que mantuvo el buen nivel exhibido en las anteriores. Si te apetece recordarlas, puedes revivirlas con nuestros reportajes:
- 1ª semifinal en Es Gremi
- 2ª semifinal en la sala Sunset Club
- 3ª semifinal en el Club Mutante
- 4ª semifinal en Es Gremi
Muchos aficionados, entre los cuales me incluyo, recibimos con escepticismo la propuesta del Área de Cultura para esta edición del Pop Rock: repartir las semifinales en cinco noches a celebrarse en diferentes salas de la ciudad. Sin embargo, tras haber vivido y disfrutado la experiencia, he de reconocer que esta fórmula ha funcionado bastante bien. De primeras nos ha evitado las agotadoras jornadas de ocho actuaciones que vivimos en ediciones pasadas, con su acelerado trasiego de grupos y público. «No son las mejores condiciones, pero no queda otra», pensábamos. Estábamos equivocados, sí había alternativa. Este nuevo formato no solo ha propiciado un ambiente más relajado y distendido, también ha permitido a los artistas alargar sus actuaciones y desarrollar sus propuestas con mayor profundidad, lo cual facilita su valoración por parte del jurado y redunda en un mayor disfrute del público. Sin olvidar que este sistema se apoya en las salas, tan necesarias para mantener esa cultura musical que cada vez escasea más en esta ciudad.
Así que, de parte de un escéptico, mi más sincera felicitación a la organización del Pop Rock. Si las salas se suben a este carro, parece un buen camino a seguir para próximas ediciones. También me gustaría felicitar a los participantes, que han estado a gran nivel, a las salas que se han animado a participar y a todos los que se han acercado por alguna de las semifinales, sin su apoyo no hay mucho que hacer. Toda la suerte del mundo al jurado en sus deliberaciones y nos vemos el próximo sábado 28 de septiembre a partir de las 19 h. en la Gran Final de Ses Voltes.
Ice Crime: cuerpo, groove y sentimiento
La vuelta de los hermanos Sara y Adrià protagonizó el arranque de la velada. Algo comedidos al principio, su actuación fue claramente de menos a más. Con dos guitarras, bajo y batería, el quinteto desplegó un sonido limpio pero con mucho cuerpo, aunque el exceso de volumen jugó en su contra. Rock con mucho groove y detalles guitarreros a lo Tom Morello. La voz de Sara se fue calentando para terminar gloriosa, desgarradora y con hondura. La noche comenzaba con buenas vibraciones.
Matt Crossett & Co: madurez y versatilidad
El norteamericano salió motivado y dispuesto a liarla, y vaya si lo consiguió. Arrancó con gran intensidad y la mantuvo durante toda su actuación. Crossett (voz y guitarra) se apoya en una banda curtida y experimentada que suena como un tiro, con Angus Garzás a la guitarra, Mauro Bietti al bajo y David Soldavini a la batería. Juntos desplegaron una amplia variedad de estilos en torno al rock, al pop, el jazz o el soul. Arrancaron con un rock and roll old school para terminar con un funk muy bailable, todo ejecutado con energía y sobrada solvencia. Lo mejor, su directo. Lo peor, por poner algún pero, es que a su propuesta le falta un puntito de personalidad y originalidad.
Lyra’s Hëll: contundencia y estilo
Si algo les sobra a estas aguerridas mujeres es personalidad. Con su estética inspirada en el hair metal, con profusión de cuero y tachuelas, anoche demostraron que para sonar duras y poderosas no es necesario recurrir a la testosterona. Arrancaron en una línea hard rock más seria para acabar con un puntito más punk y gamberro. Por el camino reivindicaron a las mujeres y reclamaron más presencia femenina sobre los escenarios. Y lo hicieron como se deben hacer las cosas, subidas a uno, predicando con el ejemplo. Buen despliegue vocal e instrumental, aunque se adivina que aún no han llegado a su techo.
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