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Publicado el 22 abril, 2022

“Wish”: el disco más accesible de The Cure cumple tres décadas

Por Luis Sergio Carrera
The Cure - Mallorca Music Magazine

Se cumplen 30 años de Wish, el noveno álbum de estudio de los británicos The Cure y su mayor éxito comercial

Con la publicación de su anterior álbum Disintegration (1989), que los encumbró a lo más alto de su carrera, The Cure demostraron a su discográfica que no podían estar más equivocados cuando calificaron que este disco supondría un suicidio profesional. Una vez constatada la genialidad del álbum, todo el mundo se hacía la misma pregunta: ¿cómo se puede mejorar una obra maestra? Robert Smith tenía la receta, para ello cocinó en Wish una inusual mezcla de sonidos amargos y dulces con los que envolver este enigmático repertorio de canciones. Cortes como el animado pop de “High” o la fascinantemente tonta “Friday, I’m in Love”, pasando por una colección de depresivos temas con altibajos eufóricos y su lacrimógena línea de bajo que tanto embelesaba a la juventud de la época.

Wish fue el mayor éxito comercial de su carrera, con el que alcanzaron el número 1 en el Reino Unido y el 2º puesto de la prestigiosa lista estadounidense Billboard. Un disco que nada más ver la luz supo hacerse un hueco entre el tsunami musical originado por la llegada del rock alternativo y el grunge proveniente de Seattle, que, encabezados por el Nevermind de Nirvana, habían desbancado a los refinados sonidos de la escena británica.

Durante la complicada grabación del disco, se puso de manifiesto que las relaciones en la banda no pasaban por su mejor momento. Conflictos entre los distintos componentes enturbiaron el luminoso pop y la angustiosa atmósfera que rodeaba su propuesta, fruto de una difícil digestión del éxito de su trabajo anterior, que todavía estaban asimilando.

The Cure - Mallorca Music Magazine

Wish comenzó a grabarse en la localidad inglesa de Oxfordshire en 1991 y fue el último álbum producido tanto por Robert Smith como por David M. Allen, el cual supuso la despedida del baterista Boris Williams y del guitarrista Porl Thompson. Roger O’Donnell había abandonado la banda en mayo de 1990, siendo sustituido por el guitarrista y teclista Perry Bamonte, quien aportó un sonido de rock más duro, ayudando a llevar un paso más allá la rabia y el desencanto de Desintegración.

Curiosamente “Open” es el tema encargado de abrir el disco. Un provocador puente con su anterior álbum, en el que Robert Smith deja claro su intolerancia a los cánones imperantes en la industria discográfica. Letras capaces de condensar un cierto autodesprecio y la incomodidad que le produce la exposición social de las fiestas a las que estaban obligados a asistir. A base de explosiones sónicas y de un zumbido guitarrero, reflejan la ira acumulada en un aterrador retrato del vacío existencial que se esconde tras la fachada que todo artista proyecta.

El disco continúa con “High”, un giro radical que pretende ser un antídoto a la decepción sembrada en el inicio. Una de las pocas concesiones pop que podemos encontrar en el disco, eso sí, cargada del típico arrepentimiento que queda cuanto se deja volar a un ser querido a quien se le envidia su capacidad de ser feliz.

A lo largo del álbum también podemos encontrar algunas baladas. “Apart” vuelve a sumergirnos en la oscura nebulosa del universo The Cure a través de su desgarradora línea de bajo. Una fallida historia de amor susurrada por un quejumbroso Robert Smith, en la que se lamenta por lo que podría haber sido y no fue en un amor que pensaba destinado a durar para siempre. “Trust” es el tercer tema que aborda una relación en crisis, en el que un melancólico piano va dando paso al resto de instrumentos en un tono bajo para permitir que sobresalga la parte vocal. “A Letter To Elise” nos presenta la sincera angustia sobre el fracaso de una relación tras el fin de una luna de miel, momento en el cual todo se vuelve demasiado difícil para que la relación sobreviva. Una canción cargada de sentimiento donde destaca el soberbio trabajo de guitarras hacia la mitad del tema. Por último, la bella y delicada “To Wish Impossible Things”, con la que se cierra este bloque dedicado a las baladas del disco, es una elegante canción cuyo dramatismo se acentúa con la colaboración de la violonchelista Kate Wilkinson, abordando en ella el dolor que nos deja el fin de una relación.

Quizás el tema más recordado del disco sea el más odiado por ellos: “Friday I’m In Love”. Una canción demasiado alegre que no representa el sonido de The Cure y de la que renegaron desde el momento en que se publicó. Ocurre que durante el proceso de masterización el tema se aceleró por error, pasando de una escala de Re mayor a Mi bemol, medio semitono más alto respecto a lo originalmente grabado. Quizás por ello se negaron en redondo a que fuera el primer single del disco y siempre que pueden evitan incluirla en el repertorio de sus conciertos.

Robert Smith llegó a admitir que este tipo de canciones tontas de pop son las más difíciles de componer, concluyendo que:

La gente a la que le gusta “Friday I’m In Love” no son realmente fans de The Cure. No son los que compran nuestros discos

Sea como fuere, el tema se ha convertido, muy a su pesar, en un clásico con el que es difícil no esbozar una sonrisa y pensar en el maravilloso fin de semana que nos espera por delante.

“Cut” constituye la vuelta al dramatismo imperante en sus letras, con la que reflexionan sobre el vacío que dejó la marcha de su anterior batería y teclista Lol Tolhurst. Una brutal embestida en la que vuelcan su ira y frustración mediante la amarga distorsión de las guitarras y la tristeza y el enojo que transmite la voz, cuya mezcla termina en una cacofonía del caos.

Como bien se encargaron de repetir durante las entrevistas de presentación, “End”, el tema que cierra el disco, fue compuesto como forma de poner punto final a la historia de la banda. Un gótico réquiem donde sus tétricas guitarras, junto a una quejumbrosa voz, nos muestran el alto precio que sentían haber pagado, con un Smith que se vació por completo en este trabajo y que estaba cansado de la fama y la falsa adulación que la exposición mediática le había reportado.

Por suerte no cumplieron sus intenciones, aunque sufrieron la marcha de Porl Thompson y Boris Williams, obligando a Robert a encerrarse en sí mismo durante 4 largos años. Un tiempo en el que aprendieron a reconducir su presencia mediática y espaciar sus lanzamientos. Tras este disco llegaron, con una estudiada cadencia de 4 años, Wild Mood Swings (1996), Bloodflowers (2000), The Cure (2004) y 4:13 Dream (2008).

A lo largo de este 2022, The Cure tienen previsto volver, tras 14 años de silencio, con un nuevo trabajo de estudio que llevará por nombre: Songs of a Lost World. Será el primero de dos álbumes en proceso de grabación, que precederán a un tercero que publicará Robert Smith en solitario.

Wish es un disco que ha sabido envejecer como el buen vino, repleto de confesiones personales, grandes intenciones y canciones épicas de amor y desamor. Uno de los discos claves del inicio de la década de los 90, que marcó el final de una era.

The Cure – Wish

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Publicado por:

Director de Mallorca Music Magazine, ejerciendo de fotógrafo, editor y redactor.
Apasionado de la buena música y las artes escénicas.
Fotógrafo especializado en fotografía musical y de conciertos.

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