Aprovechando la exposición fotográfica que se inauguró esta misma semana en Swig Cocktail Club, hemos conversado con José Luis Luna para conocer un poco más de la persona que se esconde tras la cámara, y para que nos desvele los misterios de una actividad tan atípica como la de fotógrafo de conciertos.
Ataviado con una de sus habituales camisetas negras, nos atiende de manera distendida mientras disfruta del suave amargor de una tónica. El ambiente en este coqueto bar de Santa Catalina, recién inaugurado, es cálido y acogedor, y las fotografías de la exposición le aportan un toque sofisticado. Que se inauguren bares en 2020 es una gran noticia, sin duda. Lo celebramos pegando un trago a nuestra cerveza mientras escuchamos la melodía swing que suena de fondo, antes de proceder con las preguntas.
30 años de Jazz
La exposición de fotografías de jazz de José Luis Luna abrió sus puertas el pasado martes 17 nov. en Swig Cocktail Club, y podrá visitarse hasta el próximo 3 dic. en horario de 19 a 23:30 h. La muestra está organizada por la cantante de jazz Selene Scafaro.
Lo que veremos en esta retrospectiva es una selección de fotos, realizadas por el veterano fotógrafo a lo largo de su dilatada carrera, que ya han formado parte de diferentes exposiciones fotográficas de jazz. Por tanto se trata de imágenes únicas, de gran plasticidad visual, que en la mayoría de los casos guardan una interesante historia tras la misma.
Las fotografías comprenden dos periodos: de 1985 a 1990 y de 2009 a 2016, cuando el fotógrafo vuelve a retomar su actividad abrazando el formato digital. En ellas podemos disfrutar de momentos irrepetibles de artistas de la talla de Don Cherry, Dee Dee Bridgewater, John Mayall o China Moses, por citar algunos.
Todas las fotografías están a la venta. Pincha aquí para ver la lista de imágenes.
Hola José Luis, la primera pregunta va directa al grano, sin rodeos. ¿Qué significa para ti ser fotógrafo de conciertos?
Pues para mí significa aunar dos grandes pasiones, la música y la fotografía. Y a veces, cuando la puedo combinar con la tercera, que son los viajes, ya es la leche. Me encanta viajar, siempre que puedo me escapo a conocer lugares nuevos.
¿Qué destacarías de esta profesión?
Que igual está en proceso de extinción, ya que son pocos los que viven de esto en España. Siento ser negativo, pero la fotografía, en general, se valora poco. Vivimos un momento muy malo que arrastramos desde que los periódicos prescindieron de los fotógrafos y a los redactores les dieron un móvil para ilustrar las noticias. Es muy complicado ser fotógrafo de reportajes y vivir de ello.
Cuando estás en medio de un concierto, a punto de disparar, ¿qué buscas captar en ese momento?
Pues básicamente intento retratar la esencia del concierto, busco esas expresiones de satisfacción, los momentos íntimos del músico, sobre todo en jazz, que tienes más tiempo para pensar antes de disparar.
Y al hilo de esto, hay algo que no me quiero guardar, porque me fastidia muchísimo. Me refiero a la limitación temporal de tres temas que algunos artistas, promotores o salas imponen a la hora de fotografiar conciertos. Esto es un error, ya que durante los primeros compases los grupos suelen están fríos, y es a medida que transcurre el concierto cuando se vuelven más espontáneos y se muestran tal cual son. Esos son los mejores momentos para retratar, no tener que ir a la carrera para buscar un conjunto de fotos que sinteticen todo el concierto.
¿Qué equipo sueles utilizar?
Dos cuerpos de Canon 6D junto con diversos objetivos, pero los que utilizo con más frecuencia son un 24-105 y un 70-200.
¿Qué te habría gustado ser en vez de fotógrafo?
Músico, seguramente de saxo, piano o batería por este orden.
¿Qué artista vivo o muerto te hubiese gustado fotografiar?
Esto siempre me lo preguntan en todas las entrevistas y lo tengo muy claro John Coltrane. Evidentemente, es algo difícil que hubiese pasado, ya que cuando murió yo apenas tenía 9 años, pero he conseguido fotografiar a Elvin Jones y McCoy Tyner, miembros de su cuarteto más famoso.
¿Podrías nombrarnos algún artista que te haya impresionado o dejado un gran recuerdo?
Sin duda Miles Davis. Tener delante a un músico de su talla y poder fotografiarlo fue impagable, aunque en esa época ya no estaba en su mejor momento. Entonces yo trabajaba en analógico (con diapositivas y carrete de 36) y con enfoque manual, por lo que había que estar seguro de clavar la foto, ya que el rollo de película era finito. Miles Davis no lo ponía nada fácil y jugaba con los fotógrafos. Cuando veía que ya habían enfocado (cuando dejaban de girar el anillo de enfoque), se daba rápidamente media vuelta y nos dejaba a todos con las ganas. Aún así, durante el concierto, se sintió muy a gusto y nos regaló un recital de más de 2 horas y media, cuando en principio estaba previsto que debía durar hora y media.
Cuéntanos un momento de tu carrera que no se te olvidará jamás.
Ver en Nueva York a Matthew Garrison (hijo de Jimmy Garrison), Jack DeJohnette y Ravi Coltrane (hijo del gran John Coltrane) tocando juntos sobre un escenario, presentando el proyecto llamado In Movement.
¿Un maestro o fotógrafo al que admiras?
A nivel nacional, Antonio Porcar Cano, que ganó el premio de fotografía de la Jazz Journalist Association, siendo el primer fotógrafo no norteamericano galardonado por la mejor foto de jazz del año.
A nivel internacional, me quedo con el triunvirato formado por Bob Willoughby, Herman Leonard y William Claxton. Como habrás visto, contesto en clave de jazz. Ya tendremos tiempo de hablar de los grandes fotógrafos del Rock.
Y si sólo pudieses salvar una de tus fotografías, ¿cuál elegirías?
De la que estoy más orgulloso últimamente es la de Silvia Pérez Cruz recogiéndose el vestido con la mano, pero también la de Dee Dee Bridgewater (con su abanico) y la de su hija China Moses (con la copa de vino en la mano), las cuales podemos ver en esta exposición. Y si hablamos de los 80, la de Miles Davis de 1986.
Al respecto de la escena balear, la cuál conoces en profundidad, ¿qué crees que le falta?
Como fotógrafo lo tengo claro: cuidar un poco más la iluminación de los conciertos. Y son los propios grupos los que se desentienden de algo que es fundamental.
Como aficionado, me gustaría tener en Baleares un circuito más amplio de locales con música en directo, ya que la situación actual genera un problema de endogamia, haciendo muy difícil para los músicos pasar de un circuito a otro. Esto, inevitablemente, repercute en que el público se acaba perdiendo muchas propuestas.
¿Y qué destacarías?
La calidad de los músicos y grupos. Tenemos un nivel por encima de la media nacional. El problema está en poder girar por la península, lo que yo llamo el coste del kilómetro 0.
A nivel local, ¿qué pedirías para mejorar las condiciones de trabajo?
Poder consensuar previamente con la sala y el grupo la iluminación que van a utilizar durante el concierto, así como facilidades para realizar el trabajo durante el espectáculo.
Por último, y a pesar del evidente conflicto de intereses, no me resisto a hacerte la pregunta que hacemos a todos nuestros invitados. ¿Qué destacarías de Mallorca Music Magazine?
Creo que viene a ocupar un hueco necesario en la información musical de Mallorca.
José Luis, muchas gracias por tu atención. Para nosotros es un lujo poder contar contigo. ¿Podrías dar un adelanto a nuestros seguidores de las próximas fotos tuyas que veremos en la revista?
Pues, en clave de rock, muy pronto saldrán los reportajes de Taste My Sweet Revenge y Camaleones. En clave de jazz, esta semana comienza el Jazz Voyeur Festival, con un concierto de Dulce Pontes, y allí estaremos. Y la próxima semana, el gran pianista menorquín Marco Mezquida.
Jose Luis Luna Rocafort
Sus inicios como fotógrafo de conciertos se remontan al año 1985. Desde ese año fotografió las actuaciones del Festival Internacional de Jazz de Palma hasta la finalización del mismo, en 1990. En 1989 realizó su primera exposición en el Palau Solleric de Palma, dentro de los actos del IX Festival Internacional de Jazz de Palma (1989). En 1990 participó en una exposición para jóvenes fotógrafos en la Sala de Exposiciones de La Caixa, con una serie de fotos de jazz al margen del festival.
En 2009 vuelve al mundo de la fotografía de conciertos en el Festival de Jazz de Sa Pobla, pero no es hasta el año siguiente que acude con regularidad a los conciertos acompañado de su cámara. En abril de 2011 realiza una nueva exposición, en este caso en la sala de la Misericordia de Palma, con instantáneas realizadas en el año anterior, tanto de jazz como de rock.
En enero de 2012, la sala Espai Xocolat de Palma, realiza una pequeña exposición retrospectiva de las 6 ediciones del Festival de Jazz de Palma, que con posterioridad se ha podido ver en la sala Espacio UFI de Madrid.
En 2013 participa en la exposición colectiva Jazz World Photo, que incluye a 42 fotógrafos de jazz de todo el mundo y que giró durante todo ese año por diversos festivales de jazz de Chequia y Eslovaquia. También realiza exposiciones individuales en el Palma Arena, para el Día Internacional del Jazz, y en la 2ª edición del Mallorca Smooth Jazz Festival.
Desde el 2014 tiene una exposición permanente en la sala de conciertos del Mallorca Smooth Jazz Festival, y también participó en la exposición internacional del Festival de Jazz de La Laguna (Tenerife).
En 2015 colabora de nuevo con el Día Internacional del Jazz, en esta ocasión en una exposición colectiva en el Centre Cultural Sa Nostra.
En 2017 participa en la exposición colectiva Rock & Foto, dentro de la Nit de l’Art de Felanitx. También participa en la exposición individual Eivissa Jazz 2013-2016, en la Sala Refectori de Ibiza, como parte del Eivissa Jazz 2017.
Ha colaborado con numerosas revistas y publicaciones de referencia dentro del jazz y la música en general, como la desaparecida Jaç, Enderrock, Ruta 66, Tomajazz…, con diversos festivales de jazz que se celebran en la isla: Alternatilla, Jazz Voyeur Festival…, así como con diversos medios de la prensa local. Desde 2020 forma parte del equipo de Mallorca Music Magazine.
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