Palma, sábado 15 de junio de 2024
Punk de bragueta y corazón roto
Los argentinoparaguayolocales recuerdan con su bolaco que el género musical es cafrismo e irreverencia, pero también reflexión y clarividencia
Por Víctor M. Conejo
José Luis Luna
Los Danïo me llegan porque me ponen de mala hostia pero también me hacen pensar. Se ciscan constantemente en dios y en cualquier dios y claro que comulgo, pero también rezo y digo amén cuando cantan «A veces quiero escapar sin emociones / no puedo estimularme / solo a veces».
Su punkismo compacto me infla la bragueta, en el sentido de que me señala lo que histórica, social y humanamente debe ser señalado para hacerme fluir los malos humores, al mismo tiempo que me recuerda que todos cargamos dos corazones, uno entero y otro permanentemente roto. Su directo es como debe ser y fue como tenía que ser: rocoso y enfadado. Y por supuesto decibélico: puede parecer evidente pero no siempre pasa, su música es de la que necesita de un sonido impecablemente atronador. Lo tuvieron.
Los Danïo me llegan y me flipan por el talento melódico de sus canciones, que no es melódico de patinete sino de suburbio, de auténtica clase media-baja. Clase media-harta. Y me reflipa cómo canta Adrián, que ni tiene una gran voz ni falta que me importa, porque su rasgadura me comunica. Eso fue su gran concierto: comunicación punk rock.
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